Fiestas patronales

La Cinta regresa a su santuario del Conquero colmada de devoción

  • La Patrona de Huelva recibió numerosas petalás y ofrendas de flores a lo largo de todo el recorrido. Los onubenses rezaron a la Virgen Chiquita con emotivos cantes

Petalada a la Virgen de la Cinta en el Paseo Independencia.

Petalada a la Virgen de la Cinta en el Paseo Independencia. / Josué Correa (Huelva)

La Cinta ya está de vuelta en su santuario, tras permanecer veintiún días en la Catedral de la Merced. Al igual que en la bajada, la Patrona de Huelva volvió al Conquero arropada por miles de fieles, que la acompañaron en todo el recorrido y le mostraron su cariño.

De nuevo la devoción cintera se dejó notar desde la plaza mercedaria hasta el templo de la Patrona en lo alto de la ciudad, que se tradujo en un reguero de personas que se arremolinaron en torno al paso de plata de la Virgen Chiquita.

Huelva se mostró de nuevo multitudinaria durante toda la subida, en una procesión popular en la que no faltaron los vivas a la Reina del Conquero, las palmas, los cantes y todo tipo de muestras de fervor hasta colocar la imagen de la Virgen en su altar, donde permanecerá hasta el próximo año.

Momentos antes de la salida muchas personas se congregaron en el entorno a la Merced para ver salir a la Patrona. Momentos antes de iniciarse el traslado popular, en el interior del templo los onubenses, algunos sentados en los bancos, aguardaban atentos al momento en el que el paso iniciara la marcha siguiendo las órdenes del capataz, José Ramón Romero.

La Virgen de la Cinta sale de la Catedral de la Merced. La Virgen de la Cinta sale de la Catedral de la Merced.

La Virgen de la Cinta sale de la Catedral de la Merced. / Josué Correa (Huelva)

La procesión, en verdad, comenzó en el interior de la iglesia, que invitaban a acompañar a la Virgen desde los primeros instantes. Dentro se sucedieron estampas típicas que se repiten en estas fechas cuando La Cinta toma el camino de regreso hacia La Orden, y que se guardan como recuerdo entrañable.

El encendido de la candelería del paso dejó entrever que el momento de la salida estaba cerca, mientras que los costaleros se preparaban para portar a su Patrona.

El párroco Víctor Bermúnez fue el encargo de despedir a la comitiva con palabras de ánimo, no sin antes recordar la novena, la espléndida procesión y la solemne función principal de la maña, presidida por el obispo de Huelva, José Vilaplana, tras lo cual se procedió al rezo de la salve.

Después fue el turno del hermano mayor de la Hermandad de la Cinta, Bienvenido González, que se dirigió a los costaleros a los que dijo ser los escogidos para llevarla: “Sé que la lleváis en el corazón. Qué nunca le falten a la Virgen hijos de Huelva que la traigan y la lleven a su santuario del Conquero. Que vuestros hijos y nietos también sean costaleros”.

La Patrona de Huelva antes de su salida para regresar al Coquero. La Patrona de Huelva antes de su salida para regresar al Coquero.

La Patrona de Huelva antes de su salida para regresar al Coquero. / Josué Correa (Huelva)

Luego, el capataz del paso al hilo de las palabras de González se mostró convencido que “nunca le va faltar a la Virgen corazones cinteros para llevarla” para exclamar después “Al cielo cintero de Huelva” para realizar la primera levantá. Para entonces numerosos fieles se agolpaban ya alrededor del paso todavía en el interior del templo.

Antes de cruzar el dintel de la puerta, el grupo local Onuba le cantó cuatro sevillanas que emocionaron a todos los congregados. “Yo soy de Huelva y quiero a Huelva, sencillamente por que sí, porque es distinta. Azul y blanco los colores de mi cielo y en Conquero está mi Virgen de la Cinta, la que más quiero”, proclamaron los componentes del grupo a los cuatro vientos.

Después el paso de plata, impregnado de aromas de nardos y rosas blancas, con la vara de Alcaldesa de la ciudad y la Virgen con su medalla, cruzó la puerta de la Catedral entre los aplausos del gentío y los sones de himno nacional, a cargo de la Banda de la Merced de Bollullos par del Condado. Al tiempo que sonó el repique de campanas y el estruendo de los cohetes en señala de júbilo se produjo la primera petalá. No iba a ser la única.

A los sones de la primera marcha, la Virgen llegó a las puertas de la Universidad donde recibió la primera ofrenda de flores. Tampoco iba a ser la única.

El hermano mayor, Bienvenido González, anima a los costaleros. El hermano mayor, Bienvenido González, anima a los costaleros.

El hermano mayor, Bienvenido González, anima a los costaleros. / Josué Correa (Huelva)

El paso de plata encaró después el Paseo Independencia para continuar su camino hasta el santuario. A partir de ahí iban a sucederse a lo largo del recorrido los rezos y oraciones en forma de cante, en distintos puntos de itinerarios tanto por solistas como por grupos.

El primer cante no tardó en llegar. Fue casi después de la revirá. Metros más adelante, a la altura del número 59, se repitieron los cantes por sevillanas de un grupo de hombres y mujeres desde un balcón. Intentaron retener a la Virgen allí un buen rato, pero tras recibir dos petaladas de edificios de ambos lados de la calle, la Patrona continuó su camino.

La siguiente parada de la Virgen Chiquita fue en la plaza de toros donde la imagen fue vuelta hacia la puerta. Allí recibió otra ofrenda de floral, al igual que en la Comandancia de la Guardia Civil. Emotivo fue la paso por la parroquia de la barriada de la Navidad y por la avenida Cristóbal Colón donde varios grupos jóvenes cinteros ofrecieron petaladas a la Reina del Conquero.

La Virgen también fue recibida con mucha devoción a su paso por la barriada del Carmen. Más adelante, en el Humilladero se preparó para realizar la última chicotá hasta el santuario. Después la fiesta continuó en La Orden en señal de júbilo por el regreso.

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