La Cinta desborda a Huelva en un mar entre canciones y flores

El obispo de Huelva, José Vilaplana Blasco, preside la función de la festividad Manuel Roméu Martín realiza la primera levantá en el último traslado como hermano mayor

La Vega Larga se vio desbordada de personas acompañando al paso de plata de la Virgen de la Cinta.
Eduardo J. Sugrañes Huelva

09 de septiembre 2014 - 01:00

El día 8 de septiembre es el día clave en la devoción cintera y se vivió este año de una manera muy especial por la gran cantidad de personas que acudieron a acompañar a la Virgen de la Cinta. En este 2014 todo se desbordó, las personas que le acompañaban así lo relataban con alegría. Era todo un mar de plegarias salpicada por las petaladas multicolores y los vivas a la Patrona de Huelva. Una plaza de la Merced repleta que casi no dejaba virar a la nave colombina de la Virgen de la Cinta para adentrarse por la Independencia en la Vega Larga.

La vuelta de la Virgen Chiquita a su santuario tuvo su preámbulo en el interior de la Santa Iglesia Catedral con unas palabras de su párroco, Daniel Varela, quien dijo que, al igual que en la procesión solemne, en el traslado hacia El Conquero "también imploramos por el don de la paz". De esta forma se adhería a la jornada de rezo del Papa Francisco, el día 7, en la Basílica de San Pedro de Roma. A esta despedida se unía el presidente del cabildo catedral, Juan Mairena, en este traslado en el que toda Huelva acompaña a la Virgen de la Cinta para llevarla a su santuario, "donde continuará siendo para todos nuestro faro luminoso". Aprovechó este momento para agradecer públicamente a Daniel Varela su misión como párroco de la Merced, al dejar esta tarea para dedicarse a la dirección del Seminario.

Se le rezó la Salve a la Virgen de la Cinta y el capataz, José Ramón Romero, avisó a la cuadrilla. El hermano mayor, Manuel Roméu, realizaba la primera levantá de un traslado que suponía su despedida al frente de la hermandad cintera después de ocho años de trabajo.

Recorrió las naves del templo y antes de aparecer por el dintel de la puerta el grupo Onuba la saludaba cantándole. La Banda de las Mercedes de Bollullos interpretaba el himno nacional. Luego, la nueva marcha de su cincuentenario, Corazones Cinteros, de Abel Moreno, se fundían con el repique de la espadaña mercedaria. En el porche fue recibida por Universidad de Huelva el rector Francisco Ruiz Muñoz.

Luego el sol la despedía al revirar y entrar en el lateral de la Plaza de la Merced, que estaba a reventar de personas, lo mismo que todo el Paseo de la Independencia. Sus palmeras son aquí el palio de una devoción que abría un río hacia la avenida Cristóbal Colón. Muchas personas alrededor y delante del paso y, en los balcones, plegarias una detrás de otra.

Le esperaba a la Virgen otros barrios por las Colonias, como la barriada de la Navidad, Santa Lucía, la parroquia de los Dolores o El Carmen y su parroquia, hasta llegar al Humilladero, desde donde se llega al cielo del Conquero con el perfume de los nardos de su paso.

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