Castillo de Niebla presenta la verdadera historia de Frankenstein
El público pudo disfrutar de la obra de Mary Shelley, adaptada y dirigida por Gustavo Tambascio · El montaje, llevado a escena por Producciones Come y Calla, respeta la historia original


Frankenstein, la obra de teatro dirigida y adaptada por Gustavo Tambascio, conquistó ayer al público que acudió al Festival de Teatro y Danza Castillo de Niebla.
El montaje, llevado a escena por Producciones Come y Calla, respeta paso a paso la historia original de Mary Shelley, es decir, no se asemeja con el Frankenstein de Boris Karloff y que dirigió James Whale. Es tanto así que incluye aquellos aspectos menos divulgados como el despertar de la inteligencia de la criatura, sus amargas reflexiones, la desesperación vital y filosófica del doctor Frankestein, y el espejo en que éste se constituye para el ambicioso marino científico, el Capitán Walton. De tal modo que la obra basculó permanentemente de la reflexión al thriller gótico, de la meditación al horror romántico.
La puesta en escena se remitió en parte a la maquinaria del grand guignol, pero también al Sturm und Drang y a la desolada iconografía de los románticos ingleses y alemanes, con una permanente adscripción al regusto romántico por la alternancia de lo monstruoso y lo sublime.
Se reconoce en este trabajo de Gustavo Tambascio un rasgo singular que comparte con Mary Shelley y con el padre de la singular criatura que ella inventara una noche de 1816, esto es: la valentía ante el riesgo de la creación y la fidelidad a un cometido, cueste lo que cueste.
Durante todo el espectáculo destacó la interpretación de Javier Botet, que en la obra representó a la criatura, cuyo nacimiento fue espeluznante. Se presenta desnudo, como un esqueleto frágil con una fina capa de piel, retorciéndose y dejando al público sumido en un silencio acongojado.
El público respiró aliviado cuando, en el segundo acto, vio que Botet es capaz de hablar, andar y correr como una persona normal, que no se rompe, que es un actor.
Aparte, sobresale el trabajo de Emilio Gavira que apareció contenido y en el registro exacto que requiere la obra. Interpretó varios personajes, pero brilló en el del Doctor Waldam. La pequeña estatura de Gavira queda en segundo plano cuando se sube en un escenario, donde se crece como actor.
El reparto estuvo más que acertado y entre todos los artistas permitieron que el público conociese la verdadera novela de Frankenstein.
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