Hacía cinco años que se había inaugurado el Puente Internacional del Guadiana pero el transbordador Virgen de los Milagros seguía llevando turistas desde Ayamonte hasta Vila Real de Santo António como el primer día.
Muchos onubenses habían descubierto un maravilloso viaje a través del Guadiana después de que la carretera hiciese más accesible el cruce a Portugal.
A pesar del cambio sustancial, el barco comenzó a ganar enteros como atractivo turístico entre las dos orillas que se mantenían así abiertas un verano más.
En 1996 el viaje seguía costando 115 pesetas o 500 si el viaje llevaba el coche en el barco. El mantenimiento seguía corriendo a cargo de las Obras del Puerto mientras que el de los barcos lo hacía por parte de sus propietarios. Precisamente estos empresarios confiaban en las ayudas públicas en un momento "complicado" en que todavía no se conocía demasiado los ferris en el turismo internacional.
"Es un viaje maravilloso sea la temporada que sea", rezaba la hemeroteca de Huelva Informacion aquel agosto. "Soñamos con que crezca el turismo" para poder conocerlo. Un sueño que hoy, casi tres decadas después aún no se ha apagado.
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