África no queda tan lejos

Los menores se convierten en el colectivo más castigado por la crisis, cuyos efectos crecen de forma evidente en los últimos años · Las ONG piden que se ataje un problema "convertido ya en estructural"

Dos niños deambulan en los alrededores de un conjunto de chabolas.
Dos niños deambulan en los alrededores de un conjunto de chabolas.

La prolongación de la crisis económica en el tiempo está dejando al descubierto la situación extrema en la que convive la infancia en España. La pobreza ya no es exclusiva de África; la pobreza extrema, incluso. Y los efectos se están dejando notar en zonas como Huelva, donde el paro está castigando de forma implacable a las familias. Los menores se han convertido, pues, pese a su nula intervención en los cambios del entorno, en la principal víctima social de la actualidad.

Los datos aportados hace unas semanas desde distintas entidades han supuesto una bofetada de realismo a quienes aún no han calibrado las consecuencias de la coyuntura económica. El informe La infancia en España 2012-2013, publicado por Unicef, habla de 2,2 millones de niños que viven en España en hogares por debajo del umbral de la pobreza; un 10% más que hace sólo cuatro años. Además, el mismo informe señala también que la pobreza infantil aumentó de 2009 a 2010 del 23,7% al 26,2% de los menores del país. El porcentaje de niños en hogares con un nivel de "pobreza alta" fue del 13,7% en 2010, la tasa más alta entre todos los países de la Europa de los 27, sólo por detrás de Rumanía y Bulgaria. Y el porcentaje de niños y niñas que están en "riesgo de pobreza o exclusión social" también ha aumentado en un sólo año, de 2009 a 2010, de un 26,2% a un 29,8%.

Los datos caen como un mazazo. Demoledores. Aunque peores son los testimonios cercanos, la experiencia que corrobora la estadística. Y en este caso dejan muy mal parada a la provincia de Huelva. Las cifras del paro son el origen de una situación difícil, insostenible en cada vez más hogares. Las familias con menores sufren de forma alarmante la falta de ingresos. La calidad de vida ha empeorado ostensiblemente y ya alcanza a las necesidades básicas.

"Ratificamos todos los datos. Incluso decimos que va a más". Julio González, director de Cáritas Huelva, alerta sobre la situación que están viviendo las familias en la provincia. "Hay un paro tan alarmante en Huelva que es de las que más están sufriendo la crisis". Y los efectos son evidentes: "Visitamos a las personas, vemos el ambiente familiar que hay y se ven las carencias, básicas. Hay problemas de alimentación, que no es equilibrada, y eso afecta a los niños. Hay hogares donde no se come carne, donde tienen problemas para pagar el agua y la luz, y aún más para ropa o material escolar. Son situaciones que se escapan de la normalidad. Lo que antes era extraordinario, ahora se ha vuelto normal, y eso es precisamente lo que nos preocupa".

Hay recortes sociales, subida de impuestos y no se puede acceder a un puesto de trabajo, recuerda González. La desesperación llega, además, a provocar conflictos familiares. Y los daños colaterales ganan cada vez más peso entre los niños.

"Ha repuntado el abuso del alcohol, que es la droga del fracaso. Hay más rupturas matrimoniales, cuadros de ansiedad y depresión. Las enfermedades mentales han aumentado, y el consumo de ansiolíticos y antidepresivos ha subido un 14%. No hay un buen ambiente para los niños. Lo que antes era un problema añadido, ahora se ha convertido en estructural", explica Julio González. Y añade un dato: "Huelva es el territorio con mayor número número de personas sin hogar de toda Europa".

Elena Pavón, directora de Intervención Social de Cruz Roja Huelva, asegura que "los niños son los principales agentes afectados" y la situación actual se refleja en "consecuencias psicológicas por la privación de necesidades básicas".

Precisamente el Boletín nº5 de Cruz Roja sobre Vulnerabilidad Social cifra en un 25,5% el censo infantil de personas en riesgo de exclusión social. "Pertenece, la mayoría, a familias con todos sus miembros en paro, a las que nosotros les ponemos nombres y apellidos", apunta Pavón. Campañas de entrega de material escolar y de higiene personal son algunas de las emprendidas por su organización, pero nunca es suficiente.

"Es necesario reforzar la intervención que se hace para que los niños no sufran brutalmente las consecuenciasde esta situación", apunta Elena Pavón. Julio González, por su parte, lamenta que "lo más que podemos hacer es paliarla".

El Defensor del Menor en Andalucía, José Chamizo, alertó hace unas semanas sobre el aumento de la desprotección entre los menores en la actualidad y llamó la atención de las administraciones públicas, que están "obligadas, aún en tiempo de crisis, a prestar una protección especial a la infancia". "A pesar de las limitaciones debemos demandar que se promuevan e incrementen cuantas medidas y actuaciones sea necesarias para combatir el impacto de la crisis y sus efectos en las personas menores", añadió.

Chamizo, además, reclamó para el ámbito regional la elaboración de un Plan Andaluz contra la Pobreza, que "establezca acciones específicas y eficaces para reducir y ayudar a los niños que viven por debajo del umbral de la pobreza".

"Queda claro que no estábamos preparados para sufrir una crisis como ésta. Y el problema es que se está haciendo más extensa, más intensa y más crónica de lo que creíamos. Eso es lo peor. Y aunque salgamos de ella, tardará mucho más para las personas que están en las situaciones más difíciles", asegura Julio González desde Cáritas.

Por eso se apunta a medidas que pueden paliar en gran forma los efectos en los niños. Uno de ellos es la alimentación, donde se constata en algunas zonas que los pequeños sólo realizan en el día la comida que les ofrecen los comedores escolares. Por ello, Chamizo pide la apertura de estos comedores en verano, para asegurar un apoyo fundamental a la alimentación de los niños con mayores problemas de exclusión. Es sólo un paso en el camino.

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