“Toca reinventarse. No hay otra manera”
Esteve Almirall | Experto en innovación

Esteve Almirall (Barcelona, 1959) es profesor titular en Esade y experto en innovación. Su trayectoria profesional se ha centrado en las tecnologías de la información en áreas como la consultoría, el sector bancario y las finanzas. En Qué hacer cuando todo cambIA (Planeta), habla de la innovación tecnológica como una oportunidad.
–¿Estamos preparados para la inteligencia artificial?
–Las sociedades no dejan de estar preparadas o no preparadas para una disrupción tecnológica. Tenemos la tendencia a pensar que las disrupciones tecnológicas son algo que viene desde fuera, pero no es verdad, son coconstruidas, se construyen entre la sociedad y la tecnología. Si una apuesta tecnológica tiene éxito, la industria abunda en la propuesta y la hace crecer. Y si no tiene éxito, se olvida. No es que las sociedades estén preparadas o no. Las sociedades cocrean su tecnología y la tecnología evoluciona.
–Según el CIS, los españoles muestran más preocupación que optimismo ante la IA. ¿Por qué genera temor?
–En algunas regiones hemos tenido gente muy vocal anunciando mensajes apocalípticos. En otros países esto no ha sucedido. Una parte del temor que es lógico: esto es una disrupción y nos va a afectar a todos. Las disrupciones tecnológicas genéricas, como internet, los smartphones... tienen como consecuencia una sensación total; después, sólo quedan dos tipos de organizaciones: las que han adoptado esta disrupción y las que están muertas. No hay nadie en medio. No hay nadie que no utilice internet, un smartphone, la electricidad o los coches. La aceleración de los cambios viene dada por la intensidad competitiva de donde tú estás situado y de tu sector. Estos cambios provocan nuestra zozobra obviamente. La gente se siente inquieta sobre qué pasará con su trabajo, qué tendría que aprender... Hay sociedades que aceptan más los cambios y otras menos.
–¿Por qué existe tanta discrepancia entre las expectativas y la realidad en la disrupción de las nuevas tecnologías?
–Los humanos tendemos a sobrevalorar el corto plazo e infravalorar el largo plazo. La ingeniería avanza normalmente muy deprisa, pero la adopción de esta tecnología ya no es un fenómeno tecnológico, sino social y esto avanza a velocidad humana, así que depende de la aplicación que tengas de tecnología en tu campo, de la intensidad competitiva, de cómo la haya adoptado tu alrededor... Tardará unos años el que estos cambios en la IA generativa sean tan genéricos como internet.
“No tener los ‘hubs’ de innovación y tener investigación es pagarle la innovación a otros. Ambas tienen que ir de la mano”
–¿Cuál cree que es la clave para el éxito en este nuevo entorno o contexto?
–Muchas veces pensamos que nuestra capacidad de hacer cosas es algo que nos viene dado desde fuera, que es estático. Eso no es verdad. No hay community managers antes de que haya webs, ni programadores antes que ordenadores... La clave del éxito personal en estas nuevas disrupciones es ser consciente de cuánto te va a afectar. Tienes que saber dónde estás y hasta qué punto eso está reinventando tu profesión. Al final, tanto a nivel personal como organizativo, el mensaje es el mismo: toca reinventarse. No hay otra manera.
–En el ámbito educativo, ¿puede jugar en nuestra contra esta digitalización?
–En Europa, la eduación básica está muy reglada. pero no en todo el mundo es igual. En aquellos sitios donde está menos reglado o donde tienen un problema importante, como en China, que no tienen profesores para todos los alumnos, hay más acción. Están surgiendo escuelas donde se dan dos o tres horas de clase al día, los alumnos hacen los trabajos con los tutores de IA a su ritmo y el resto del día se utiliza para aprender a hablar en público, deportes, música... Y les funciona muy bien. La evidencia científica tardará mucho en consolidarse, pero se está demostrando que los tutores de ia son mucho más eficientes en la enseñanza muy reglada, como cálculo, álgebra, economía, química..., donde el temario es muy claro, que los profesores. El caso español y europeo es muy diferente. Debería preocuparnos más la educación pos universitaria o pos FP porque buena parte de la población va a tener que reinventarse. Es una oportunidad porque España tiene un problema enorme en la enseñanza. Los resultados de Pisa evidencian que estamos muy mal. Hay que utilizar la tecnología para reinventar la educación. Lo que tenemos no va.
–¿Tiene la IA límites éticos?
–Sí, pero no nos gustan. La inteligencia artificial generativa se alimenta de lo que ha generado la sociedad, y nuestra sociedad es machista, dogmática... La inteligencia artificial es un espejo de la sociedad donde vivimos y su imagen no nos gusta. Lo que debería hacer este reflejo es impulsarnos a cambiar la sociedad.
–¿Qué potencial tiene España? ¿Nos estamos quedando atrás?
–Nos estamos quedando muy atrás. Potencial hay mucho, aunque en sectores nicho. Nos hace falta que esa investigación dé resultados en innovación. Si no, la va a aprovechar quien tenga los hubs de innovación. No tener los hubs de innovación y tener investigación es pagarle la innovación a otros. Ambas tienen que ir de la mano. Lo que llega al PIB es la innovación. Debería haber un vivero de empresas que use este talento. El primer paso es alinear objetivos de investigadores y universidad con los de la empresa. Es una asignatura pendiente.
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