Emoción desbordada a la entrada de Huelva a la aldea, que se rinde a su paso
La filial onubense se hizo de esperar este año llenando de expectación el barrio de las gallinas que vibró al ver el Simpecado
Los caminos rocieros vibran con el paso de los miles de peregrinos de Huelva: "La Charca es donde empieza todo, es la puerta definitiva a El Rocío"

El Rocío/Hasta que no llega Huelva no empieza el Rocío. El barrio de las gallinas a rebosar esperaba expectante la llegada de la Hermandad onubense, que este año se ha hecho de rogar. Algunos peregrinos se habían adelantado a su Simpecado y comenzaban a entrar en la aldea con rostros cansados y llenos del polvo de las arenas recorridas. Sus pasos, cansados, pero decididos, saboreaban los últimos metros que les separaban de la Virgen del Rocío.

La noche ya había caído por completo cuando comenzaron a escucharse los golpes de los tamborileros que anunciaban la llegada de la filial más multitudinaria. Eran las 22:28 cuando la Hermandad de Huelva hacía su entrada en el barrio de las gallinas que contenía el aliento y le recibía con palmas acompasadas. Nada más comenzar a rodar el Simpecado por la aldea muchas de las personas que llevaban esperándolo se acercaban a cantarle sevillanas. La emoción desbordaba cada verso de las canciones haciendo que el silencio reinase y sus voces se elevasen sobre el ruido del lugar, pero cuatro sevillanas eran las más esperadas de la noche un poco más adelante.
En torno a los mellizos de San Juan ya no cabía un alfiler. La gente se arremolinaba a su alrededor para no perderse las emotivas letras "siempre" cantadas desde el corazón de estos hermanos. Desde el 98, Juan y Román han regalado a la Hermandad de Huelva las sevillanas más sentidas a su entrada. "Ya por fin llegó la hora de volar a la paloma por la plaza de Doñana dejando también su aroma, al que tanto yo añoraba", entonaban ambos hermanos reflejando en sus versos las ganas de, año tras año, vivir en la Romería del Rocío la llegada de Huelva a la aldea y la procesión de la Blanca Paloma. Los de San Juan sellaron sus sevillanas con un abrazo en el que dejaron desbordar toda la emoción contenida en el momento arrancando los aplausos de la gente.

El Simpecado volvía a ponerse en marcha recortando la distancia hasta su Casa Hermandad. En las calles se formaba un pasillo para dejar pasar a la filial onubense encabezada por Manuel Toscano, el hermano mayor que con voz rota gritó entre la multitud al llegar a la "¡que viva la Virgen del Rocío, viva la patrona de Almonte, viva la Reina de las Marismas, viva Huelva, vivan sus peregrinos y viva pro siempre la madre de Dios!". Toscano no pudo contener las lágrimas al girarse y ver cumplida su misión: llevar a Huelva hasta la Blanca Paloma. De la mano de su mujer y con su niña en brazos, Toscano dejaba que la emoción le desbordase. Apenas faltaban unos minutos para la media noche cuando la filial llegaba a su Casa Hermandad que hacía repicar sus campañas. Con pies adoloridos y ropas llenas de polvo, los peregrinos entregaba su corazón para demostrar la devoción por la Virgen del Rocío en una romería que, ahora sí, empieza para Huelva.
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