El Rocío

Lo que para el Rocío cuando no hay romería

  • La segunda suspensión consecutiva de la peregrinación causa enormes estragos en sectores económicos que dependen de ella en mayor o menor medida

Susana Jiménez, de El Ajolí, en su establecimiento lleno de trajes y complementos de flamenca.

Susana Jiménez, de El Ajolí, en su establecimiento lleno de trajes y complementos de flamenca. / Josué Correa (Huelva)

Lo que mueve el Rocío ya se sabe porque su dimensión es enorme, como también los son las consecuencias de un parón que va por su segunda edición consecutiva. Negocios bien asentados en Huelva y su provincia con clientela a escala nacional e incluso internacional buscan hasta debajo de las piedras un plan b para mantener su actividad. La suspensión de la romería afecta a todos pero no lo hace de la misma manera.

Cuantificar el impacto económico es tarea imposible porque tiene una cantidad infinita de sumandos además de flujos económicos que no afloran. “Las repercusiones son enormes y es un impacto transversal a todos los sectores que afecta además a todas las poblaciones que cuentan con una hermandad”, señala Pedro Roldán, presidente de Cepyme Doñana. La cuenta es imparable y va “desde los pintores que arreglan las casas de la aldea, los electricistas, los mecánicos de los vehículos, todo lo que rodea el transporte, la moda flamenca, la alimentación, los animales...”.

Un suma y sigue sin contar con las inversiones previas porque no todo se renueva cada año y “en una cuenta simple”, ajusta Roldán, “si se junta medio millón de personas en la romería y cada una se gasta 500 euros nos salen 250 millones de euros, y hay gente que se gasta hasta 3.000”.

En la situación actual, cuando aún no ha llegado la inmunidad de grupo y la tasa de Almonte sigue en riesgo alto, muy por encima de los 500 casos por 100.000 habitantes, el representante de los empresarios de la comarca advierte que “nos jugamos el verano”, por lo que apunta que no conviene “dar un paso adelante para después dar dos hacia atrás”. Para el futuro, piensa que hay posibilidades de que haya romería el año próximo con las debidas garantías sanitarias pero para eso, hace un llamamiento a la responsabilidad, “a tener un comportamiento adecuado”.

Hay negocios cuya facturación depende hasta un 70% de la festividad de Pentecostés

En la misma sintonía se expresa Rafael Acevedo, presidente de la Asociación de Bares, Restaurantes y Cafeterías (Bareca) en Huelva, que agrupa a los empresarios de caterings. Acevedo coincide en la importancia de adoptar una actitud responsable porque “como vayamos atrás volvemos al recorte de horarios, a los cierres perimetrales... y quienes vivimos de la restauración somos los que más lo pagamos”.

Dentro de este sector, Acevedo explica que los empresarios de catering “son, junto con los feriantes, los más afectados y los últimos en recuperarse”. Las modalidades durante la romería son infinitas: hay hermandades que contratan durante el camino, otras una comida concreta, puede reducirse a la estancia en la aldea, la peregrinación completa... y así todas las variables que se puedan imaginar. “Alguna reactivación hay con las bodas, que en exterior ya tienen un aforo máximo de 400 personas, pero en lo que se refiere a romerías y ferias está todo perdido”, lamenta Acevedo.

Almacenes atestados de trajes de flamenca desde marzo de 2020

El sector de la moda flamenca sufre especialmente este impasse de dos años porque sin ferias ni romerías, los trajes se quedaron colgados en marzo de 2020 sin destino alternativo posible. “El taller está en blanco y tendría que estar ahora lleno de colores y volantes”, se queja María de la firma Manuela Macías, su madre, que fundó la casa en 1986 para convertirse en uno de los puntales del sector.

Décadas de trabajo vistiendo a generaciones de clientes para que luzcan unos productos de gama alta cuyo proceso arranca a finales de septiembre con la preparación de la siguiente colección. Selección de tejidos, diseños, elaboración de catálogos y confección hasta llegar a la venta en su establecimiento, que lleva ahora junto a su hermana. Eso era antes de la pandemia, cuando el Rocío representaba hasta el 50% de su facturación anual.

La moda especializada busca otros caminos relacionados con la reactivación de eventos

Ahora “intentamos buscar trabajo y no hay”. A la espera de recuperar la actividad que les da sentido, la moda flamenca para niña y señora, y a pesar de que “es difícil buscar otra opción que nos dé rentabilidad”, han elaborado una colección para comunión. “Es el mismo concepto, también son prendas de lujo y en vez de un día al año en el caso del traje de flamenca, el traje de comunión es para un día en la vida”. Para esta actividad alternativa han contratado a cinco personas durante mes y medio, más otra para los arreglos y ajustes.

Su personal habitual estaba en torno a las quince personas fijas discontinuas que intentaban mantener de enero a junio, “un plantilla muy preparada que está ahora trabajando en otros sectores, están buscándose la vida porque no tenemos trabajo que darle”. Ante este parón de dos temporadas, María plantea la celebración de romerías de otra manera porque “los mayores de cincuenta ya están vacunados” y es que, advierte, “estamos esperando a abrir a lo grande y eso es difícil”.

Susana Jiménez muestra uno de los modelos de la prestigiosa marca de moda flamenca El Ajolí. Susana Jiménez muestra uno de los modelos de la prestigiosa marca de moda flamenca El Ajolí.

Susana Jiménez muestra uno de los modelos de la prestigiosa marca de moda flamenca El Ajolí. / Josué Correa (Huelva)

El Ajolí cumple cuarenta años pero la conmemoración la pospondrán para hacerlo con la celebración que merece una firma tan prestigiosa. Susana y su hermana, segunda generación de esta enseña de moda flamenca fundada por el padre de ambas, Pepe Jiménez, han tenido que tirar también este año “por otro camino” para “mantener nuestra marca” a través de eventos y con otras líneas como manteles, mochilas y ropa.

A ellos el Rocío también les arregla la mitad de la facturación anual, sin olvidar las romerías de la provincia que arrancan el Domingo de Resurrección en Piedras Albas y la feria de Sevilla. Si será diferente este año que tienen dos encargos de trajes de flamenca, uno de Canarias y otro de Cabo Verde. En paralelo, mantienen su web, creada en 2013, y la venta on line, que arrancó dos años después y que lleva aparejada una gran complicación por el carácter artesanal y tan a la medida de la clienta, pero más ágil para los complementos.

Los empresarios llaman a la responsabilidad ante la alta tasa de incidencia en Almonte

El estado de alarma el pasado año les pilló con 25 personas trabajando y un almacén repleto de trajes que no recogieron a 25 días de esa primera romería, una estampa impensable años atrás a pocos días de Pentecostés. Algunos tiempos pasados fueron mejores porque “antes de la anterior crisis llegamos a tener una plantilla de hasta 36 o 37 trabajadores”.

La moda flamenca es un ciclón que nunca para, de manera que los últimos coletazos de una temporada se solapa con la preparación de la siguiente. “Las últimas romerías son a finales de agosto y en septiembre vuelta a empezar” en un bucle que parecía interminable pero que paró y de la misma manera retomará esa espiral. Por eso, Susana tiene esperanza en el año que viene, “en empezar a funcionar con todo bien planificado. Habrá fórmulas, tenemos confianza” que para eso, añade, “estamos en Huelva y somos más romeros”.

De 800 chaquetillas al año a 98 trajes de corto por entregar

Ubaldo López viste a los caballeros más rocieros de Huelva, con trajes de corto y las inconfundibles chaquetillas blancas. Desde hace más de cuarenta años regenta Revuelo Moda Flamenca, en el barrio onubense del Matadero. “La conoce toda la provincia”, explica Ubaldo, y es que son más de cuarenta años los que lleva dedicándose a la moda flamenca, especializados en trajes de corto. El establecimiento es la etapa final porque no sólo venden, también fabrican además de distribuir sus creaciones a través de empresas mayoristas porque “del 30% al 40% van para fuera”.

Ubaldo López, de Revuelo Moda Flamenca, con las clásicas chaquetillas blancas. Ubaldo López, de Revuelo Moda Flamenca, con las clásicas chaquetillas blancas.

Ubaldo López, de Revuelo Moda Flamenca, con las clásicas chaquetillas blancas. / Rafa del Barrio (Huelva)

López señala que “los tres meses de romerías nos tienen que arreglar medio año” y sin embargo, “el pasado se nos quedaron 98 trajes por entregar, con toda la fábrica a pleno rendimiento para empezar a servir”. Desde entonces, las consecuencias llegaron en cascada y así, “la tienda ha estado prácticamente cerrada” y en cuanto a los trabajadores, la empresa se vio abocada a la aplicación de un ERTE a las cinco o seis personas de personal fijo de toda la vida.

Ubaldo lamenta la situación del sector porque “no nos echa una mano ni Cristo”, dice. Recuerda con nostalgia cuando “hacíamos 800 chaquetillas blancas al año de buena calidad y a buen precio y hasta 500 trajes”. En Revuelo Moda Flamenca miman cada detalle “desde el tejido a la terminación” porque hasta las telas “las mandamos a hacer a Sabadell y Portugal exclusivas para nosotros, en cuantito termina el Rocío, ya estamos preparándolas”. Un proceso de meses que Ubaldo sueña con retomar porque “para el año que viene, estamos preparadísimos”.

Ubaldo López en el almacén de su tienda, Revuelo Moda Flamenca, repleto de stock. Ubaldo López en el almacén de su tienda, Revuelo Moda Flamenca, repleto de stock.

Ubaldo López en el almacén de su tienda, Revuelo Moda Flamenca, repleto de stock. / Rafa del Barrio (Huelva)

Milagros Simón está al frente de la clásica sombrerería Simón Vidosa, cuarta generación “y primera mujer que ha tirado para delante” en un negocio en el que se fabrica y se vende un complemento imprescindible en el Rocío. “Cuando escucho este año la sevillana ‘Arregla ya las carretas que nos vamos mañana’ me entran ganas de llorar”. Hasta el 70% de la facturación le supone la peregrinación rociera a este negocio. “Suerte que el local es mío, si no, esto no hay bolsillo que lo aguante”, señala Milagros, que vive con amargura los días en los que tradicionalmente salen las hermandades de la capital, Emigrantes el miércoles y Huelva el jueves.

“Este año nos han llamado clientes de fuera, porque nos echaban de menos”, ya que reciben encargos de todo el país, en honor de una tienda flamenca “con 141 años, de las más antiguas”, apunta orgullosa Milagros. Las jornadas previas a Pentecostés, “son días hasta de comer en la tienda y me tienen que ayudar mis hermanos, mi marido y mis hijos”. Además de los sombreros, ofrecen gorras, tirantes, panderetas y tamboriles que “otro año más se han quedado guardados”, todo les pilló con un almacenamiento “que no te lo puedes imaginar”.

Milagros Simón trata un sombrero en su taller de la clásica tienda onubense Simón Vidosa. Milagros Simón trata un sombrero en su taller de la clásica tienda onubense Simón Vidosa.

Milagros Simón trata un sombrero en su taller de la clásica tienda onubense Simón Vidosa. / Rafa del Barrio (Huelva)

Milagros llama a la responsabilidad en estos días en los que, a pesar del fin de las restricciones a la movilidad y en los horarios no hay que olvidar la alta incidencia en Almonte. La realidad es que “tenemos encargos” y este año regala con los sombreros una mascarilla con las iniciales bordadas. Esta emprendedora agradece la confianza en Simón Vidosa, “abuelos que han traído a sus nietos” y pese a todo se siente “contenta de seguir”. Por eso ha mantenido la tradición de vestir su tienda de farolillos y agasajar a sus clientes con una copita para celebrar la salida de los peregrinos de Huelva, una escena que contempla una figura de la Virgen del Rocío a la que no le faltan velas y ante la que “se para todo el mundo”.

Milagros Simón agasaja a un cliente en su establecimiento engalanado aunque no haya camino. Milagros Simón agasaja a un cliente en su establecimiento engalanado aunque no haya camino.

Milagros Simón agasaja a un cliente en su establecimiento engalanado aunque no haya camino. / Rafa del Barrio (Huelva)

José Cejudo está al frente de la Asociación Provincial de Industriales del Calzado de Huelva (Apical) y dirige también su propia fábrica. Valverde del Camino es el buque insignia de esta industria en la provincia, donde la pandemia también ha causado estragos y sin embargo, cuentan con una actividad más diversificada y no tan directamente dependiente de la celebración de las romerías. Les afecta “de un 30% a un 35%” en el negocio, indica Cejudo, y “al 50% del personal”.

Los botos son todo un símbolo, pero estos industriales fabrican muchos otros tipos de calzado distinto del hípico además de que tienen “un mercado muy amplio” con una exportación consolidada a nivel mundial, con países europeos como Alemania o Italia a la cabeza. “Todo se resiente”, señala, porque en los últimos meses “el consumo es mínimo, la gente ha optado por buscar un calzado deportivo” y por eso espera el momento en el que sea posible “que se abra todo”.

Caballos parados: un problema para centros hípicos y abastecedores

Mariano Orta dirige en Niebla un centro hípico que lleva su nombre y parte de su negocio consiste en la venta y el alquiler de caballos para las romerías. Tradicionalmente, en mayo la escuela pega un bajón de actividad, un mes en el que “no trabajo mucho” así que los 16 equinos que tiene para el nivel principiante los destina a los particulares que van a montar en el Rocío, y además cuenta con otros diez destinados a las competiciones. Ese parón ya dura demasiado, afecta a todas las actividades del centro y por supuesto a los animales. “Esto es un deporte, tienen que estar activos” explica Orta, que añade que “arrancarlos luego es complicado”.

Mariano Orta con algunos de sus alumnos del centro hípico que regenta en Niebla. Mariano Orta con algunos de sus alumnos del centro hípico que regenta en Niebla.

Mariano Orta con algunos de sus alumnos del centro hípico que regenta en Niebla. / H. I. (Huelva)

Lo mismo pasa con la actividad del centro porque si la escuela para y las competiciones también, “la gente busca otras actividades de ocio”. En números, los ingresos que han dejado de entrar por la falta de romería oscilan entre los 14.000 y los 15.000 euros a razón de 650 euros por alquiler. En empleos, se traduce en que no pudo renovar a sus tres trabajadores y en la actualidad cuenta con dos monitores para la escuela contratados por horas y días. El resumen es claro, “estamos subsistiendo, al 20%, 26%, 33%”. Ante lo que pueda ocurrir en el futuro, dice Orta que “imagino que se arreglará un poco” aunque a día de hoy, percibe que la esperanza de mejora “está en el ambiente, pero aún no en la realidad”.

También del Rocío y otras romerías y por supuesto del universo hípico se nutren las guarnicionerías. Pedro Noja dirige una de ellas junto a su hermano en Bonares. Ahora están al 30% de sus ventas habituales, “la mijita de todo el año”, dice, porque la realidad es que “si no hay evento me mantengo con la vieja; la montura vieja, la cabezada vieja...”, explica gráficamente. Les falta ese 70% y recuerda marzo del año pasado como una situación que “fue bestial, con encargos camino de Sanlúcar que se nos quedaron aquí colgados, también monturas para clientes que tardaron meses en poder venir a recogerlas” .

Monturas fabricadas en la Guarnicionería Noja de Bonares. Monturas fabricadas en la Guarnicionería Noja de Bonares.

Monturas fabricadas en la Guarnicionería Noja de Bonares. / H. I. (Huelva)

Su mercado es toda España y también Portugal, “gracias a eso pudimos tirar” a lo que añaden también los arreglos de sillas inglesas o sillas vaqueras. Aunque no tienen página web, sí se ayudan de las redes sociales para recibir los encargos de su amplia clientela. A la pregunta sobre el origen de este negocio en su familia responde que “no sabemos, mi bisabuelo ya estaba en esto” porque cuentan con su taller de fabricación y uno de sus puntos fuertes es la distribución de sus productos para las tiendas de hípica.

Sin embargo, “muchas están cerradas, otras bajos mínimos y si ellas padecen, también lo padezco yo”, razona Noja. La realidad es que “el que compraba tres, ahora hasta que no tiene la venta segura no me pide una porque lo que han hecho es comerse el poquito almacén que tenían”. No quiere perder la esperanza en que todo esto acabe mientras reconoce que “uno siempre anda asustado, estamos viviendo algo desconocido”.

Antonio Martínez, más conocido como El Tormenta, está ligado al tamboril y a la pandereta desde que tenía 14 años, cuando empezó a ayudar a su padre en la tarea. Aunque ha intentado vivir de este oficio artesanal, “ojalá se pudiera”, la pieza más barata sale a 140 euros –la más cara hasta 220 euros– pero “tardo de siete a ocho horas en hacerla y me deja 95 euros; si no pagas impuestos está bien, pero todo se dispara y no hay forma de ajustarlo”. A todo eso hay que añadirle que “no hay mercado, se vende un máximo de 25 al año y además son para toda la vida, ya que siempre se pueden arreglar. La gente compra fijo gambas, vino y cerveza pero un tamboril...”.

Antonio Martínez 'El Tormenta' en su taller de La Palma, donde hace tamboriles desde los 14 años. Antonio Martínez 'El Tormenta' en su taller de La Palma, donde hace tamboriles desde los 14 años.

Antonio Martínez 'El Tormenta' en su taller de La Palma, donde hace tamboriles desde los 14 años. / Josué Correa (Huelva)

En consecuencia, Antonio trabaja en la construcción y ahora tiene poquitos encargos, “cuatro o cinco y con mucho tiempo, de antes de Semana Santa” de tambolileros. Ahora, explica El Tormenta, “todo se ha sobredimensionado y distintos pellejos ofrecen distintos sonidos y la gente hace hasta combinaciones de ellos”. En definitiva, “la covid afecta, nadie va al taller, no hay compras de última hora porque no hay camino”. Antes de esta verdadera era pandémica, “se podían presentar en el taller y llevarse una pieza”.

A golpe y porrazo es difícil imaginarse alrededor de una tonelada de marisco, choco, adobo y tortillitas de camarones, todo junto. Pues esa es la cantidad que cada Rocío viene a servir Juan Carrillo, de Mariscos Carrillo. En su negocio han sufrido “una disminución de la plantilla, pero seguimos trabajando”. No obstante, este empresario admite que la romería “es un aliciente, pero no dependemos tanto de eso” porque su actividad se diversifica en “un amplio abanico” que incluye la restauración, con la ampliación horaria recién estrenada, y la venta on line a toda España “que en la actualidad se ha revalorizado y en la que ya teníamos un camino labrado”.

"Si no hay evento, me quedo con la vieja, la montura vieja, la cabezada vieja..."

No obstante, Carrillo admite que la suspensión rociera supone “un alto rendimiento que no se cubre” gracias a la confianza de clientes que repitan año a año. Para este empresario, las medidas que entiende que hay que adoptar a causa de la pandemia “no coinciden con nuestra forma de entender la vida, tan social, tan de contacto” aunque aprecia que con el avance de la vacunación “se ve que las personas van teniendo menos miedo”.

Cae el alquiler en la aldea con esperanzas en el próximo verano

Antonio es el responsable de la Inmobiliaria Turicasa de El Rocío y asegura que “llevamos un año caótico desde la Candelaria de enero de 2020”. Añade que “esto es una ruina, he intentado reinventarme con actividades deportivas por el espectacular entorno que tenemos, pero hasta hace pocas semanas estaba el cierre perimetral entre provincias”. Explica que “ahora la gente empieza a llamar pero con vistas al verano, este fin de semana será para los que tengan casa en propiedad”. Antonio mantiene la esperanza en lo que ocurra a partir de julio “con la playa a diez minutos” pero ahora “me estoy comiendo los ahorros, llevamos dos años muy duros”.

Francisco, de la Inmobiliaria María, ha alquilado “dos casitas nada más y de gente de por aquí cerca, de Rociana, de Moguer, de Hinojos...”. Tras dos temporadas en las que no ha habido “ni Candelaria ni Rocío” y con vistas a poder retomar todos estos eventos, Francisco tiene bloqueados todos los alquileres ya contratados antes del confinamiento, esos clientes mantienen su rincón guardado en la aldea para cuando se pueda.

Como dice la Salve, al Rocío todos quieren volver.

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