Huelva arranca un Rocío muy especial
El Simpecado aparece en una artística composición como si estuviese en el camino
Huelva se echó a andar a este nuevo camino rociero tan especial como distinto. Un camino que ya vivieron el año pasado y que en este se retoma en otra romería que se enmarca en la ciudad, pero no por ello sin soñar en los caminos.
Huelva se adentró ayer en esa senda que conduce a la Blanca Paloma, lo hizo abriendo un camino lleno de esperanza que tiene ahora como horizonte el final del coronavirus.
Un Rocío alrededor del Simpecado que aparece a las puertas de su capilla para recibir a todos en este patio de la casa de la hermandad.
El Simpecado aparece sobre las arenas del camino rodeado de ramas, arbustos y flores que le son propias de ese camino de Moguer que por el arroyo de la Cañada le lleva hasta la aldea almonteña.
Una forma de hacer más cercano ese camino que no se alcanza con las manos pero sí con la fe de los rocieros. Un especial montaje diseñado por Antonio Rivera, asesor artístico de la hermandad, y que cuenta con un fondo de Josema López Vidal, con la labor de la mayordomía y las camaristas.
Una vara, un pañuelo, hierbas y una medalla a sus pies, sirven de nostálgico recuerdo del camino que volverá. El Simpecado sobre un monte de flores, en un lecho de arena, está adornado con fajín de almirante sobre el que prende la medalla de la ciudad y una mariposa, símbolo de transformación. El Simpecado cambia la pena de no poder asistir a la romería en la esperanza de la presencia de María entre todos en un nuevo Pentecostés. El conjunto aparece superado en el fondo de la pintura de Josema López Vidal por la paloma del Espíritu Santo.
Este nuevo Rocío se inició con la tradicional misa de romeros que presidió el capellán de la hermandad, José Antonio Omist. Una misa a la que asistió el presidente de la Hermandad de Huelva, Juan Carlos Rubio, y la hermana mayor, Desirée Márquez Carrasco.
El capellán José Antonio Omist habló de ponerse en camino, “el reto es arrancar pero sería absurdo hacerlo sin saber a dónde vamos”, “aquel que nunca sabe a dónde va jamás llegará a su destino”.
Omist dijo que “nuestro destino es el Pastorcito Divino y nuestro estilo de caminar hacia Él es el de María”.
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