De Bruselas al Rocío, la increíble historia de la hermandad belga de la Blanca Paloma

2.109,4 son los kilómetros que separan la capital de Bélgica de la aldea del Rocío. Una distancia que no ha podido con la devoción y una historia digna de contar que se fraguó desde el amor más profundo por la Virgen del Rocío. Este sentimiento no entiende de distancias y con ilusión y mucho trabajo por delante, un grupo de españoles en Bruselas decidieron homenajear a su madre, la Virgen, creando una hermandad que brotó de la unión y el compañerismo.

Todo empezó unos años después del ingreso de España en la Unión Europea, en la que un pequeño grupo de jóvenes españoles llegaron a Bruselas con sus familias para comenzar a trabajar en las instituciones europeas y en la OTAN. Este grupo hizo fuerza para no perder sus tradiciones y se reunían para mantener sus costumbres en una Eucaristía semanal en el Hogar Católico Europeo. A finales de 1993 se formó este hogar para celebrar la Misa de Navidad al estilo de las misas cantadas rocieras, donde la distancia a sentirse como en casa siempre se hacía más pequeña. La ilusión se fue consolidando y poco a poco se fueron acercando a estas reuniones familias de Francia, Italia, Reino Unido, Polonia y de países de otros continentes como Colombia, Argentina y Venezuela.

La semilla rociera se plantó en Bruselas haciendo florecer un sentimiento de entrega con el trabajo de más de un centenar de devotos. La primera Misa rociera de Pentecostés se celebró en 1995 en el Hogar católico, coincidiendo con la salida procesional de la Virgen. Fue en 1995 cuando 40 integrantes de un grupo cada vez más unido acudieron hasta las plantas de la Virgen durante el Rocío Chico, para ratificar su fe mariana y el entusiasmo fue tan grande como desconcertante, porque había personas que no habían tenido contacto directo con la advocación a la Virgen del Rocío.

Al año siguiente, en 1996 esta devoción se volvió a reforzar con una nueva Misa rociera de Pentecostés a la que acudieron unas 700 personas y una figura emblemática para los hermanos, Francisco Manuel de las Heras, propuso la creación de una hermandad, una idea que fue acogida con los brazos abiertos por todos los presentes. La Hermandad de Nuestra Señora del Rocío de Bruselas se llevó a cabo con el objetivo de afianzar la devoción rociera de la capital europea y que el amor por esta romería traspasara fronteras.

El día 8 de diciembre la Hermandad se erige como asociación de fieles católicos, adscrita a la Archidiócesis de Malinas-Bruselas en ese momento comienza oficialmente el “peregrinar” de esta corporación para ser reconocida con el nombramiento de Hermandad Filial de la Pontificia, Real e Ilustre Hermandad Matriz de Nuestra Señora del Rocío de Almonte. El 25 de enero del año 2000 la Hermandad Matriz la nombró como hermandad filial número 96.

Con el apoyo de la Reina Fabiola como hermana mayor de honor de la hermandad, la bendición del Papa, Juan Pablo II y su madrina, la Hermandad de Madrid desde Bruselas se diseña el simpecado que visitará El Rocío representando a la Blanca Paloma. Las ideas no cesaron, creándose el Camino Europeo del Rocío que conecta a la aldea almonteña de forma internacional con el resto de Europa. Este camino parte de Bruselas y discurre por los más bellos y significativos santuarios marianos de Bélgica, Francia y España, para terminar en la aldea almonteña a los pies de la Madre y Señora entre lentiscos y gramales.

Una hermandad que sigue creciendo en la actualidad y se encuentra viva, donde los jóvenes toman relevo y afrontan nuevos objetivos centrados en la obra social, el esfuerzo en la organización de Sabatinas y el coro de la Hermandad para que nunca se apague la llama rociera en Europa.