La proposición de ley para la regulación de los regadíos de la corona norte de Doñana llega al parlamento esta semana. Su debate y aprobación, con el respaldo del PP en mayoría absoluta y de Vox en la oposición, no dejan de ser un trámite tras el cual se abre un duro trasfondo electoral a menos de 50 días para las municipales. Doñana entra en campaña y los votos del agua pueden ser determinantes a nivel provincial. El enfrentamiento abierto entre los regantes y aquellos que rechazan de forma más o menos clara la propuesta va a tener consecuencias directas en las urnas. La norma afecta a cinco municipios: Bonares, Lucena, Almonte, Rociana y Moguer. El regadío es fundamental para la economía de todos ellos. Los promotores de la reforma calculan que son unas 650 las explotaciones afectadas.

El fondo de la norma es bien diferente del mensaje que suele trascender más allá de los límites provinciales, defienden quienes la respaldan. Los agricultores insisten en que el documento corrige el vigente actualmente de 2014 que dejó fuera a centenares de hectáreas que tradicionalmente han sido regadíos. No se trata por lo tanto de ampliar sino de reconocer derechos antiguos que quedaron en el limbo hace una década, sostienen las plataformas que respaldan la propuesta. Supedita la concesión del agua a la llegada de ésta de forma superficial para dejar fuera los acuíferos del subsuelo del Parque Nacional. Este punto suma un frente adicional por la falta de infraestructuras y la parálisis de la presa de Alcolea, fundamental para ello. Tampoco la ley de trasvases aprobada hace años se ha ejecutado.

En cuatro de los pueblos afectados por la regulación gobierna el PSOE en solitario o coalición. Solo Lucena es ajena a los socialistas. Pero en todos ellos ganó el PP en las últimas autonómicas y con Vox como fuerza emergente como segundo partido en Lucena y tercero en el resto. A los dos les interesa mantener activo el frente. Es su gran baza electoral. Para el PSOE la situación es muy incómoda. El discurso de los socialistas se modera en función de la escala federal. Mientras la dirección nacional y el Gobierno son tajantes en su negativa, con la ministra de Transición Ecológica, Teresa Ribera, como referente del rechazo, la oposición se diluye a través de Espadas, el PSOE provincial o los alcaldes. La cercanía al votante moldea la postura pública. El efecto es imprevisible.

Hay mucho en juego. Las cinco alcaldías en liza se suman en un escenario de mucho mayor calado sobre el que todos ponen sus miras. El Condado y la capital van a ser determinantes para el futuro de la Diputación Provincial. Tras la victoria en las autonómicas de junio se ha convertido en el gran objetivo popular. Y para ello los votos del agua pueden ser cruciales. Controlar la Diputación es vital para la política provincial. Es el gran bastión socialista. El PP solo estuvo cerca de lograrlo hace más de una década. Los populares acariciaron la victoria en 2011 cuando el empate a 13 lo resolvió Izquierda Unida apoyando la investidura de Ignacio Caraballo. Hubo apenas 600 votos de diferencia. Los resultados de las últimas autonómicas les da esperanzas.

La mayoría absoluta son 14 diputados. El PSOE tiene 16, el PP 9, Unidas Podemos 1 y Cs 1. Sin los naranjas y la irrupción de Vox el mapa puede variar. En estos momentos la brecha entre ambos bloques es de siete diputados (seis si se integra el de Cs). Los socialistas cuentan con un amplio colchón en el Andévalo, la Cuenca Minera y la Sierra, donde tradicionalmente son la fuerza más votada. Son territorios en los que no habrá grandes movimientos. En la Costa occidental los márgenes son estables. La distribución de partidos judiciales coloca a la capital y el Condado como los escenarios más proclives a la batalla. Entre ambos se juegan 19 de los 27 diputados y es donde más movilidad de votos suele haber. Sin una subida considerable en estas demarcaciones no le salen las cuentas para aspirar a arrebatar la Diputación al PSOE.

En Almonte, en las municipales de 2019, Ilusiona ganó con 3.513 votos, seguido de PSOE con 2.514 votos y de PP con 1.403. En las autonómicas de 2022 el PP pasó de tercera fuerza a primera con 3.422 votos, el PSOE logró 2.087 y Vox se situó como tercer partido con 1.138. Ilusiona no concurría. Es el municipio más polarizado en el debate de los regadíos. La asociación Puerta de Doñana rechaza la regulación frente al respaldo mayoritario en los otros cuatro pueblos donde la Plataforma en defensa de los Regadíos es dominante.

En Moguer, en las municipales de 2019, el PSOE ganó estas elecciones con 4.436 votos, seguido del PP con 2.442. En junio de 2022, en las autonómicas, esos roles se intercambiaron por cuanto el PP se hizo con el primer puesto con 3.274 votos y el PSOE fue segundo con 2.024, además de que Vox fue tercera fuerza con 1.137 apoyos, frente a los 234 que logró en 2019.

En Rociana del Condado, el PSOE fue el primer partido en las municipales de 2019 con 1.819 votos, seguido del PP con 1.215. En junio de 2022 el PP se situó como ganador de las andaluzas con 1.327 votos, por delante del PSOE con 709 votos y los 404 que logró Vox.

En Bonares el PP fue el segundo partido en las municipales con 828 votos, con un PSOE como claro ganador por cuanto le dobló en votos al sumar 1.756. En las autonómicas el resultado fue distinto, con un PP en primer lugar, aunque sólo aventajó en cinco votos al PSOE, 1.102 votos frente a 1.097, mientras que Vox fue tercera fuerza con 208.

En Lucena del Puerto el PP logró 172 votos en las municipales de 2019 para ser tercera fuerza tras Independientes por Lucena con 710 y el PSOE con 601. En las andaluzas de 2022 fue el más votado con 636 votos, seguido de Vox con 178 y PSOE con 166, aunque Independientes no se presentó.

Todos estos resultados podrían modificar el escenario del Condado. Los partidos saben que los votos del agua pueden ser determinantes. La llegada de la proposición al parlamento andaluz es otro movimiento más en el tablero.