Hostelería, comercio y turismo califican de “devastador” el impacto del apagón en Huelva
En medio del caos, destaca la actitud solidaria de muchos comerciantes, que permitieron a los clientes llevarse productos fiados, apelando a la confianza mutua
Supermercados, bares, comercios y calles de Huelva vuelven a su ritmo normal tras el apagón: "Nos hemos dado cuenta de que hay que llevar efectivo"

Mientras la industria recuperaba el pulso con orden y sin daños materiales, el pequeño comercio, la hostelería y el turismo vivieron una jornada negra. El apagón eléctrico dejó sin actividad a buena parte del tejido económico local más vulnerable, en pleno horario de atención al público, sin medios para seguir operando ni prever soluciones a corto plazo.
En el sector comercial, Antonio Gemio, presidente de Huelva Comercio, no duda en calificar la jornada como “ruinosa”. La caída del suministro sorprendió al comercio local en plena hora punta, bloqueando la operativa habitual: sin conexión wifi, sin posibilidad de cobro con tarjeta y, en muchos casos, sin medios para cerrar físicamente los negocios al fallar las persianas eléctricas. Esta situación generó una sensación de indefensión y de improvisación, ya que muchos comerciantes, pese a cerrar la venta, tuvieron que permanecer en sus establecimientos durante horas para evitar dejarlos desprotegidos. Aunque el suministro comenzó a regresar paulatinamente a partir de las cinco de la tarde, para entonces el daño ya era irreversible: la clientela había desaparecido, el 100% de la facturación del día se había evaporado y muchos productos perecederos quedaron inservibles tras horas sin refrigeración.
En medio del caos, destaca la actitud solidaria de muchos comerciantes, que permitieron a los clientes llevarse productos fiados, apelando a la confianza mutua, un gesto que volvió a poner de manifiesto el papel de cercanía social que representa el pequeño comercio.
En la hostelería, la situación no fue menos dramática. Según Rafael Acevedo, presidente de la asociación Bareca, el apagón obligó al cierre anticipado de la mayoría de los establecimientos antes de las 13:30 horas, con la consiguiente anulación de todos los servicios de almuerzo y cena. A ello se sumó la pérdida de reservas en un día especialmente importante para la facturación semanal y la destrucción de materias primas almacenadas en frío, afectando no solo a productos frescos sino también a cámaras de congelados. “No solo hemos perdido toda la facturación del día”, advierte Acevedo, “sino que muchos negocios tendrán ahora que afrontar la reposición de mercancía y posibles averías en sus equipos de refrigeración, provocadas por sobrecargas eléctricas al volver el suministro”. La magnitud total de las pérdidas aún se está evaluando, pero las primeras estimaciones apuntan a daños que podrían superar varios millones de euros en el conjunto del sector hostelero onubense.
También el turismo sufrió el golpe. Las agencias de viajes quedaron paralizadas, sin acceso a sus sistemas de reserva ni capacidad para operar, en un momento en el que las cancelaciones de vuelos, trenes y reservas hoteleras se multiplicaban en cascada. Según Luis Arroyo, presidente de la Federación Andaluza de Agencias de Viajes (FAAV), el sector tuvo que reaccionar “en condiciones extremas” para recolocar pasajeros, gestionar reembolsos y encontrar soluciones logísticas improvisadas en medio del caos, actuando contrarreloj pese a las enormes dificultades operativas. Desde la FAAV reclaman ahora a las administraciones directrices claras de actuación en emergencias de esta magnitud y un reconocimiento al papel esencial que desempeñan como garantes de los derechos de los viajeros en los momentos más críticos.
En el sector hotelero, los efectos fueron desiguales. En la capital apenas hubo cancelaciones puntuales, aunque en la Sierra de Huelva muchos alojamientos permanecieron sin suministro hasta bien entrada la madrugada del martes, obligando a improvisar menús fríos en los restaurantes y a afrontar problemas de suministro de agua en zonas donde el bombeo eléctrico quedó interrumpido. “Nuestros usuarios han sido comprensivos ante una situación absolutamente excepcional”, explica Diego Pérez Barroso, presidente de Aloja Huelva, quien descarta un impacto estructural grave, aunque reconoce la complejidad de la jornada.
Un apagón que deja cicatrices en la economía provincial, pero también una lección de resiliencia y compromiso de sus sectores más castigados.
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