La tumba perdida que diseñó Juan Ramón Jiménez: Es rosa, no tiene cruz y se esconde en Madrid

Tras más de un siglo oculta, esta tumba sorprende por su color y simbolismo. No tiene cruz ni epitafio: Solo el diseño poético de Juan Ramón Jiménez para honrar a la mujer que fue como su madre

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Una tumba rosa entre cientos de sepulcros grises
Una tumba rosa entre cientos de sepulcros grises / Imagen de Archivo | Josué Correa

Este insólito sepulcro pertenece a la mujer de un conocido neurólogo, un matrimonio que fue la familia madrileña de Juan Ramón Jiménez, el cual se encargó de diseñar este "bello poema de piedra", una tumba única cargada de simbolismo.

Así plasmó este descubrimiento el periodista Manuel Ansede, en las páginas de El País, contando la historia de un hallazgo que parecía destinado a quedar en el olvido. El profesor universitario Javier Bandrés logró localizar una tumba perdida en el cementerio madrileño de La Almudena: Un singular monumento funerario diseñado nada menos que por Juan Ramón Jiménez.

La sepultura estaba dedicada a Mercedes Roca, esposa del neurólogo Luis Simarro, pionero de la psicología experimental en España y candidato en dos ocasiones al Nobel. Para el joven Juan Ramón, recién llegado a Madrid en 1900 con apenas 18 años, tanto Simarro como Mercedes fueron una especie de familia adoptiva. Le ofrecieron cariño, apoyo y cuidado en una etapa marcada por la fragilidad emocional y los problemas de salud del poeta.

Juan Ramón Jiménez en su juventud
Juan Ramón Jiménez en su juventud / CSIC

Fue precisamente Mercedes quien le brindó más atención en aquellos días inciertos. Sin embargo, su prematura muerte dejó una huella profunda en el autor de Platero y yo. Conmovido por la pérdida, decidió inmortalizar su memoria a través de un insólito poema de piedra: Una lápida de tonos rosados, sobria en palabras pero cargada de simbolismo.

Os dejamos varias imágenes que compartió en la red social X, antiguo Twitter, el periodista del diario El País, en las que se puede apreciar la belleza de esta llamativa tumba.

Según ha explicado Bandrés, lo que más sorprende es que se trata de la única tumba rosa del camposanto. En ella apenas figura el nombre de Mercedes y la fecha de su fallecimiento, acompañados por unos orificios laterales pensados para que brotaran hiedras y cubrieran la piedra con un abrazo vegetal, como si la naturaleza misma se encargara de custodiar su recuerdo.

Como dato también llamativo, este sepulcro lleva tallada lo que parece una Adormidera, planta utilizada para obtener la droga del opio, de la que aseguran, era adicto el escritor moguereño.

Otro detalle curioso que resalta el artículo es que, en cierto modo, esta obra funeraria es también una de las primeras manifestaciones de la sensibilidad estética de Juan Ramón Jiménez en Madrid. No solo es un homenaje íntimo, sino también una pieza que combina literatura, arte y naturaleza, uniendo el dolor de la pérdida con la belleza discreta de la creación poética sobre piedra.

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