El pueblo serrano de Huelva con nombre marinero donde perderse en la tranquilidad de la naturaleza
Cuenta la leyenda que en este pueblo de Huelva, un deseo al rey Felipe II creó una tradición marinera en plena sierra. Un lugar para perderse y volver a sentir entre naturaleza y mosto
El pueblo más aislado de Huelva es un tesoro escondido que está más cerca de Badajoz que de la capital
Este pueblo de Huelva celebra un mágico Mercado Medieval junto a su emblemática torre vigía del siglo XIII
En pleno corazón verde de la Sierra de Aracena, donde los castaños trenzan sombra y las noches parecen bordadas a mano con estrellas, existe un pequeño pueblo capaz de sorprender incluso antes de revelar su nombre.
Una población serena donde conviven 424 vecinos y donde la vida se mueve al ritmo lento del campo. Su historia guarda una anécdota tan singular como entrañable. Cuenta la leyenda que cuando el Rey Felipe II visitó el lugar, un vecino se atrevió a lanzarle un deseo imposible:
—¿Podría traer el mar hasta este pueblo?
El rey sonrió y, sin poder regalar océano donde solo había montaña, respondió:
—El mar no puedo traerlo… pero seréis marinos.
Y así fue. Desde aquel instante, este rincón serrano que jamás ha visto el mar adoptó un nombre vinculado al agua y al honor marinero: Los Marines.
Dicen que desde entonces sus jóvenes servirían en la Marina, pero eso solo lo saben los marineños.
Entre castaños, senderos y tradición viva
Este pequeño refugio onubense es un lugar donde perderse es encontrarse con uno mismo. Su red de caminos rurales atraviesa castañares que en otoño encenden tonos cobre y oro, un espectáculo natural que atrae a senderistas, fotógrafos y viajeros que buscan autenticidad.
Aquí, la gastronomía serrana es homenaje al territorio: Ibéricos de la zona, platos caseros que huelen a hogar y mosto joven, ese vino alegre que forma parte del alma local y que se brinda en tabernas con la sencillez de quienes saben vivir despacio.
Tradiciones que laten
El calendario festivo es un viaje a la esencia rural andaluza:
- Romería en honor a la Virgen de Gracia (mayo)
- Fiesta del Chopo (junio)
- Fiestas patronales (septiembre)
- Fiesta del Mosto y Feria bionatural y artesanal (diciembre)
Celebraciones donde las calles se llenan de faroles, música y aromas del campo, recordando que la belleza también está en lo cotidiano.
Patrimonio que cuenta historias
Entre sus rincones, destacan el Monumento a la Tradición Mostera, los Lavaderos de principios del siglo XX, el Paseo de los Murales y la escultura de “La Apañaora”, un tributo a la labor femenina en la recogida de la castaña.
Todo culmina en la iglesia de Nuestra Señora de Gracia, junto al Monumento a la Promesa del Voto, símbolo del cariño y la fe transmitidos de generación en generación.
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