No solo el Condado: La bodega de la Sierra de Aracena que triunfa dentro y fuera de Huelva

La propuesta de este proyecto familiar está basada en experiencia de años y en la puesta en valor de la propia sierra como productora de vinos

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Una bodega de Almonaster la Real destaca con sus exquisitos caldos
Una bodega de Almonaster la Real destaca con sus exquisitos caldos
Ángel Rivas

25 de octubre 2025 - 05:30

Durante décadas, el vino del Condado de Huelva ha sido sinónimo de identidad y orgullo provincial. Sus bodegas guardan no solo historia, sino también la esencia de una tierra que ha sabido transformar el sol, la paciencia y la uva zalema en cultura líquida. Y esa tradición merece respeto, admiración y, sobre todo, apoyo. Porque sin el Condado, sin sus bodegas y sin su lucha por mantener viva la DOP, en Huelva perderíamos parte de nuestra identidad.

Sin embargo, algo interesante está ocurriendo en los últimos años en la Sierra de Aracena. Sin renunciar a lo nuestro, los paladares serranos están ampliando horizontes. Las cartas de vinos en bares y restaurantes de la comarca, antaño dominadas por los clásicos blancos del Condado, Riojas y Riberas del Duero, se han abierto a nuevas etiquetas y regiones vecinas. No es un desplazamiento: es una expansión del gusto.

Entre esas nuevas presencias destaca la bodega Cerro San Cristóbal, de Almonaster la Real. Un proyecto familiar que ha sabido conjugar el respeto a la tierra con una mirada moderna. Sus vinos, nacidos bajo la filosofía de autenticidad que también guía la tienda “Tierra Nuestra”, se han hecho un hueco en establecimientos donde antes solo se pedía “un Condado”. Quizás porque su propuesta está basada en experiencia de años y en la puesta en valor de la propia sierra como productora de vinos.

Álvaro Constantin, de Tierra Nuestra
Álvaro Constantin, de Tierra Nuestra / M.G.

También se han colado en las mesas serranas vinos extremeños, como el cava Vía de la Plata, sorprendentemente amparado bajo la DOP Cava, una denominación que muchos asocian de inmediato a Cataluña. Este cava se elabora en Almendralejo, apenas a una hora y media de Aracena, y su burbuja fina y elegante ha conquistado celebraciones y brindis serranos. A su lado, el tinto Lar de Barros entró dando una patada a la puerta y diciendo aquí estoy yo, elaborado en Fuente del Maestre por Bodegas Valdeorite, se ha ganado el respeto de los amantes del vino por su carácter equilibrado, redondo, y un diseño de botella muy atractivo. Es un tinto noble, versátil y honesto, perfecto para acompañar los guisos de caza o el jamón ibérico de bellota, que en la Sierra son casi religión.

Esta apertura no es una amenaza, y no debe verse así, sino una oportunidad. La Sierra de Aracena, con su público diverso, su turismo creciente y de calidad, su apuesta por la gastronomía de calidad, se ha convertido en un escaparate donde el Condado de Huelva puede y debe seguir brillando, pero compartiendo escena con vinos que complementen la experiencia. Porque abrir una carta no es traicionar una tradición, sino demostrar que esa tradición nos enseñó a disfrutar del vino con criterio, respeto y curiosidad.

El futuro del vino onubense pasa por seguir contando historias: las nuestras, las de quienes lo elaboran y las de quienes lo beben. Y en esa narración, la DOP Condado de Huelva sigue siendo la raíz de todo. Pero los caminos del vino como los senderos de la Sierra siempre invitan a subir un poco más, a mirar más lejos, sin olvidar nunca de dónde venimos.

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