María José Aquino, pilar silencioso del restaurante Juan Hormigo de Aracena: "Es la que sostiene el ambiente, el trato y la calidez de la sala"

La historia de María José Aquino Martín es la de tantas mujeres valientes que han sostenido, desde la discreción y el esfuerzo, el pulso diario del turismo y la hostelería. Natural de Isla Cristina, dejó su tierra natal por amor y se afincó en Aracena junto a su marido, Juan Hormigo, con quien comparte vida, proyecto y una familia formada por sus dos hijos.

María José dejó atrás las “tijeras” de su salón de belleza para tomar la bandeja del prestigioso restaurante Juan Hormigo, donde no solo trabaja: es el alma de la sala. Su presencia combina serenidad, profesionalidad y una cercanía que hace que cada comensal sienta que está en el lugar adecuado. La experiencia del restaurante, admirada dentro y fuera de la Sierra, no se entiende sin ella.

En un sector tan exigente como la hostelería, donde los horarios y la estacionalidad complican la vida familiar, María José representa la realidad de miles de mujeres que sostienen la conciliación casi a pulso. Ser madre, compañera, profesional y anfitriona todo a la vez no es sencillo, pero lo hace posible a base de constancia y una capacidad de organización que solo se aprende cuando la vida te exige multiplicarte.

Su trayectoria es un homenaje al papel de la mujer en la hostelería y el turismo: mujeres que antes permanecían en un segundo plano y que hoy ocupan la primera línea, liderando equipos, marcando el ritmo del servicio y aportando una sensibilidad indispensable para que un restaurante alcance la excelencia.

María José Aquino no solo forma parte del prestigio de Juan Hormigo: es una de sus columnas invisibles, la que sostiene el ambiente, el trato y la calidez de la sala. Su historia recuerda que la hostelería, además de técnica y producto, es humanidad. Y en eso, ella es sencillamente excepcional.