Pueden parecer sencillas, pero las "bolas" más conocidas de nuestra gastronomía se hacen de manera magistral solo en unos pocos bares y restaurantes, y Huelva es sede de unas que se consideran de las mejores del país.

De cerdo, pollo, venado, calamares, sepia o incluso veganas. Muchas son las albóndigas con las que "se nos hace la boca agua", y en Huelva hay decenas de lugares donde se elaboran que son un deleite para el paladar. Y es que El Comidista, la sección gastronómica de El País, no pudo resistirse en hacer un listado con las albóndigas más deliciosas que han probado por lo largo y ancho de España.

Catorce son los establecimientos seleccionados donde albergan en su carta unas esferas gastronómicas dignas de ser probadas alguna vez en la vida, y en Huelva hay unas que llevan uno de nuestros sabores más insignes y que no se podían hacer igual en ningún otro lugar del país. Se trata de las ricas albóndigas de choco del conocido Restaurante Azabache, en Huelva capital.

Las albóndigas de choco del Restaurante Azabache

En el que es uno de los considerados mejores restaurantes de Huelva por la calidad de su producto y su trato amable con el cliente, se encuentran unas de las albóndigas más exquisitas de España. No podía tener otro ingrediente que el choco de Huelva, que lo consumimos de mil maneras y a cada plato, más sabroso.

Y así lo atestigua en un artículo El Comidista: “Los onubenses llevan a gala su apelativo de choqueros y de ello dan cuenta bares, tascas y restaurantes en cuyas cartas tentaculea el cefalópodo”, comenta Pilar Salas Durán, periodista gastronómica de la agencia EFE. Y si hablamos de albóndigas que lo tengan como ingrediente principal, Pilar se queda con las que elaboran en Azabache.

“En estas bolas que rozan la perfección (las perfectas son las de mi madre) el choco es protagonista y se nota en la mordida y en el sabor, lejos de esos mazacotes securrios en los que el pan le arrebata la pole position al animal”. “Guisadas en una salsa que predispone a navegar con barquitos de pan y acompañadas de unas patatas a lo pobre con sus pimientos y su cebollita al punto, poco más se le puede pedir a la vida”, remata.