El bar de Aracena que recomienda la Guía Repsol donde puedes comer por menos de 20 euros: "Siempre está lleno y solo abre de lunes a viernes"

En el corazón de la muy culta ciudad de Aracena, donde la sierra se funde con la tradición, hay un lugar que no necesita alardes para brillar. Se llama El Rincón de Juan y, aunque parezca modesto por fuera, dentro se cuece algo muy grande.

En 2024 recibió el Solete de la Guía Repsol, un reconocimiento merecido no solo por su cocina extraordinaria y honesta relación calidad-precio. Porque aquí, por apenas 10 o 20 euros por persona, uno puede disfrutar de sabores tradicionales, presentaciones con cariño y una atención discreta pero constante.

El alma de este rincón es una familia, actualmente ya dos hermanas, Nuria, al frente de la sala, y María, tras los fogones, que han sabido recoger el testigo de sus padres, Pepe y Marisa, aún presentes e implicados, como si el tiempo no hubiera pasado. Lo suyo es un negocio familiar de verdad, con todo lo que eso implica: sacrificio, entrega pero también conciliación y una forma de entender la vida donde el trabajo no compite con la vida.

Solo abren entre semana, y aún así llenan. No hacen reservas: el que llega primero, come primero. Y si toca esperar, se espera. Porque merece la pena.

En su carta, el abanico ibérico con queso de cabra y cebolla caramelizada es pura ambrosía de sabores locales. Su serranito, icónico, es mucho más que un bocadillo: es una declaración de intenciones de lo que es El Rincón de Juan. Y entre sus tapas brillan con luz propia las carrilleras y el atún encebollado, el sabor sin disfraces de la cocina andaluza más auténtica. Sin olvidar sus excelentes tartas caseras.

El Rincón de Juan no es solo un restaurante. Es la prueba viva de que se puede alcanzar la excelencia sin renunciar a la conciliación, al precio justo ni a los ritmos humanos. Un lugar donde se cocina con raíces, se sirve con cariño y se vive con sentido.

Quien venga a Aracena y no se acerque, se lo perderá. Pero que nadie olvide el consejo: lleguen temprano, porque aquí no se reservan mesas, pero sí el recuerdo de quien come bien y es tratado mejor.