¿Conoces la leyenda de la Casa del Diablo en Huelva?
En sus orígenes era un edificio de carácter palaciego, que pertenecía a una familia de lo más distinguida. Eso sí, en el año 1755 como consecuencia del terremoto de Lisboa tuvo que ser reformada. Es en ese momento cuando se decidió añadir unos adornos a ambos lados de la fachada.
Huelva se convierte en protagonista a nivel nacional por la curiosa leyenda de uno de sus edificios. Así lo recogen en La Sexta, la popular cadena de televisión del grupo Atresmedia.
"Huelva es una de las ciudades más bonitas y que más nos puede sorprender en Andalucía. Cada vez son más las personas que deciden visitarla y no solo eso, sino también quedan absolutamente fascinados. Una de las edificaciones que más historia tiene es, sin duda, la conocida como Casa del Diablo", aseguran.
Tal y como destacan desde este medio, en sus orígenes era un edificio de carácter palaciego, que pertenecía a una familia de lo más distinguida. Eso sí, en el año 1755 como consecuencia del terremoto de Lisboa tuvo que ser reformada. Es en ese momento cuando se decidió añadir unos adornos a ambos lados de la fachada.
Se trata de unos medallones de unas cabezas que tienen cierto parecido a unos demonios. De ahí que, popularmente, se comenzara a llamar Casa del Diablo. Lo cierto es que esta casa nunca estuvo maldita aunque, eso sí, estaba situada nada más y nada menos que junto a la Casa de la Cruz.
La leyenda cuenta que una señora se comprometió con Satán a coserle su capa roída. La mujer falleció antes de poder cumplir su promesa. El demonio hizo de las suyas y, después de muerta, obligó a la mujer a coserle la capa por las noches.
Hay quien dice que puede escuchar sus lamentos, así como el sonido de su máquina de coser. Una historia de lo más sorprendente que forma parte de la tradición oral de Huelva, pasando de generación en generación.
La verdadera historia de este emblemático edificio
Tal y como recoge el periodista Eduardo Sugrañes, hay casas que se mantuvieron en el paisaje urbano con historias y leyendas. Este es el caso de esta vivienda que se levantó en el lugar que hoy ocupa el Colegio Oficial de Farmacéuticos de Huelva, de la que Diego Díaz Hierro se ocupó en su Historia de la Farmacia de Huelva para la que contó con la estrecha colaboración de Francisco Vázquez Carrasco, que fuera presidente del Colegio de Farmacéuticos.
Se publicó en 1972 y recogía la historia de la farmacia en Huelva, que remonta su estudio al siglo XVI con el primer boticario de la villa que se conoce y que reclama el cabildo secular en 1563. Este adquiere una casa en 1593 en la calle Ariza, donde instala botica y cuya calle pasará a llamarse como de la Botica, como se le conoce aún a la que en la actualidad está rotulada del alcalde Mora Claros. Una botica que hasta hace muy poco conservaba todo su sabor de antaño, pero que ahora las estanterías modernas han colonizado en ella un dudoso gusto. Una pena pues se salvó el azulejo exterior de la farmacia y se dejó escapar su fascinante interior.
Volviendo a la Casa del Diablo, se trataba en sus orígenes de una edificación palaciega, de alguna familia distinguida que necesitó ser reformada tras el terremoto de 1755. Se le pusieron entonces como adornos barrocos en el frontis, a ambos lados de la fachada, unos medallones con unas cabecillas que al tener un parecido con diablillos la gente pasó a llamarla como la Casa del Diablo. Pero no estuvo endiablada nunca y es curioso, junto a ella estaba la Casa de la Cruz.
En 1914 los boticarios de Hueva se reunieron en el Círculo Mercantil para tratar de la institución del colegio provincial, se nombró una junta provincial que presidió Casimiro Caballero, de la que se dio conocimiento a la Unión Farmacéutica Nacional. Diego Díaz Hierro plantea la duda de si aquellos esfuerzos iniciales no cristalizaran y es Francisco Vázquez Carrasco quien apunta al año 1919 como indican los libros de actas que informan de una aparente fundación en ese año. Así se reconoció en 1969, cuando se celebró el cincuenta aniversario de la institución.
Dos cabezas en barro cocido
La fachada barroca denota una singular belleza en una casa que conforma esa lista de tantas desaparecidas en nuestra ciudad. Es un trazado clásico y elegante situando en el frontis dos cabezas que se miran, personajes que no se sabe el sentido que tenían en la fachada de la vivienda. Sin embargo para los vecinos que por allí pasaban eran dos diablos y de ahí el sobrenombre.
La calle de los palos en las epidemias
Si singular es el sobrenombre de la casa, lo es también el de la calle donde se levantaba.En la actualidad es la llamada Palos de la Frontera, en honor a la localidad descubridora. A pesar de ello, hay que señalar que desde un principio a esta calle se le llama de los palos, pues en este punto en épocas de epidemias se colocaban palos o estacas a modo de valla que impedían el acceso a la zona por personas que vinieran desde fuera.
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