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Cartaya-Espeleño (3-3): El sino de los rojinegros es el sufrimiento

Jugada en el Cartaya-Espeleño de este domingo.

Jugada en el Cartaya-Espeleño de este domingo. / Manolo Camacho (Cartaya)

Reírse o llorar, esa es la cuestión. Porque no se entienden muchas cosas de las que hace el Cartaya pero ante el Espeleño rizó el rizo. Vaya por delante que todos los que vieron en línea el gol fantasma de Lolo dicen que entró un metro. Era el minuto 69 de partido y para entonces los locales caían 2-3. Exculpar al asistente porque el golpeo de Lolo fue de campo propio, luego era imposible que llegase a colocarse en línea para determinar. Ese no gol pudo condicionar el partido. Pero si el Cartaya se para ahí se equivocaría, porque nunca debió llegar a ese extremo y a continuación hacemos el relato de los hechos.

El partido era sustancial en la diferenciación entre la vida y la muerte. Enemigo íntimo, 24 puntos, empate a dos en la primera vuelta y la posibilidad de limpiar a un adversario que si algo le distingue es que nunca se desmaya. Se supone que es el mensaje de su entrenador, Quero, técnico que ha vivido y dilucidado mil batallas y que le da igual la plantilla que tenga, siempre le saca partido.

El caso es que el Cartaya se fue al descanso con dos a cero a favor sin hace grandes alardes. Es como si a uno le toca la lotería, que como ese dinero no duele porque es la fortuna, lo lapidas sin miramiento. Los dos goles de Rubén Cabeza no fueron producto de un fútbol exquisito ni nada parecido. Fue más bien que la defensa cordobesa hizo aguas por todas partes a la hora de defender el balón parado. Pero a ver quién es el guapo que rebate eso. Así que el Cartaya, sin música, se fue sonriente al vestuario.

La vuelta a la batalla deparó cosas increíbles. Una de ellas es que el Espeleño retrató al Cartaya al completo y solo precisó un cuarto de hora para hacerlo. Es ese tiempo se puso dos a tres con los locales en la lona y con el 061 esperando en la puerta.

Incredulidad. Esa era la palabra que lo definió todo. Y a todo esto, dio la impresión que el conjunto de Quero tampoco estaba en el tajo a brazo partido. Justo después pasó la jugada de Lolo, anteriormente relatada y en el 82 de juego empató Miguel Fernández y otra vez con el retrato de la defensa cordobesa en el centro de la fotografía.

Al final, decepción y reparto de puntos. La vida sigue igual para el Cartaya, cuya esperanza son los partidos de casa para sostenerse en la categoría. Pero visto lo de ayer, nada está claro. Fue un partido de puertas abiertas y de defensas de papel. El punto puede valer al final. Pero ahora la impresión es que este equipo tiene la vida en vilo. Esa es la realidad.

Ficha técnica 

Cartaya: Marco, Manuel, Novoa, Miguel Fernández (Toni Gabarri), Wojcik (Fran Palma), Lolo (Tavira), Paco Benítez, Álvaro Espuny, Juanma Galán, Rubén Cabeza (Cornago), Pepe (Diego Vargas).

At. Espeleño: Gonzalo, Tena, Josema (Diego), Santacruz, Fernando Recio (Guille), Polaco, Alex Molina, Antolín, Juan Andrés (Mateo), Manolo (Sergio), Tommy (Adriano).

Goles: 1-0 Rubén Cabeza (26'); 2-0 Rubén Cabeza (37'); 2-1 Tommy (46'); 2-2 Juan Andrés (49´); 2-3 Juan Andrés (62'); 3-3 Miguel Fernández (81')

Árbritro: Roldán Gómez del colegio gaditano. Mostró cartulina amarilla por los visitantes a Fernando Recio y Gonzalo. Y por los locales a Rubén Cabeza, Miguel Fernández y Lolo.

Incidencias: Anexo Estadio Luís Rodríguez Salvador. Unos 300 espectadores.

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