"He perdido combates por no ser agresivo ni tener mala leche"
El púgil dominicano llegó a Huelva hace un decenio con el baloncesto como afición · Ahora, con 22 años, ya sabe lo que es pisar un ring olímpico y aspira a todo en el Mundial
-Recuerdo el viaje con mi abuela desde Santo Domingo. Me despedí de todo el mundo con la idea de volver en dos o tres años, pero aún no he tenido la ocasión de hacerlo. Cuando todo esté más tranquilo tengo pensado hacer un viaje. Me acuerdo de mi barrio, mis amigos, mi escuela, de todo lo que hacía...
-¿Y qué se encontró al llegar a Huelva?
-Lo primero que vi cuando me dirigía a mi casa, y lo que mejor recuerdo, es la Avenida de Andalucía. Lo que más me gustaba era el colegio, no por dar clase, sino por la convivencia. Recuerdo que me hacía yo mismo los bocadillos e intentaba llevarme algo diferente cada día.
-¿Ya era aficionado al boxeo?
-No, aún no; era aficionado al baloncesto, es el deporte que más me gustaba. Jugaba en Santo Domingo y durante mis dos primeros años aquí estuve entrenando, pero soy muy bajito para el baloncesto. Lógicamente jugaba como base y, como mi colegio no tenía equipo, participaba con otros centros. Al principio estaba fatal de forma física, pero no tardé en cogerla.
-Entonces, ¿cómo empezó su historia con el boxeo y cuándo se lo planteó en serio?
-Pues a los dos años y medio de llegar aquí, con catorce o quince años, llegó un amigo de la familia que me comentó la posibilidad de entrenar y de probar el boxeo. Acepté, fui con él y fue entonces cuando conocí a Beni (Alloza, su entrenador). Hice una especie de prueba; Beni me dijo que le diera tres golpes al saco como si fuese un tío que me había 'robado' la novia. Le gustó mi rapidez y a raíz de ahí comencé a ir todos los días. Me dejó claro que si no era así no me echaría cuenta, algo que hace con todos. Le conocí más profundo e hicimos una relación casi de padre a hijo; ya no iba sólo a entrenar porque se me diera bien el boxeo, sino para hablar con él y con sus hijos, que son muy amigos míos, casi como hermanos. Toda la gente del gimnasio formamos una especie de familia.
-¿Qué valores destacaría de este deporte?
-Muchos, entre ellos el carácter del boxeador, pues conozco a muy pocos que sean violentos en la calle. Y por encima de todo, con lo que más disfruto es con la convivencia; aunque es un deporte individual los boxeadores tendemos a hacer piña. A las competiciones se va en grupo, por equipos. Por ejemplo, cuando vamos al Campeonato de Andalucía representamos al equipo de Huelva, que integra a muchos gimnasios (Yoon, Tartessos...) y se hacen amigos. La convivencia es muy bonita, aun con algunos malos rollos; das la vida por tu equipo, por conseguir una medalla para él y eso es muy especial. Además, siempre estás apoyado por mucha gente que sabe lo que pasa cuando estás arriba.
-¿Y qué aspectos técnicos?
-La técnica es muy importante en el boxeo, hay que templar mucho, lo cual es bastante complicado. Hay quien piensa que se trata solamente de dar puñetazos, pero no es así. Se debe comenzar pronto, porque a los niños se les da bien el deporte y hay que aprovechar desde temprano; si empiezas tarde es muy complicado porque se necesita una coordinación bastante alta, además de forma física. En general, es un deporte bastante complicado.
-¿Existe afición en nuestro país?
-Hay muy buena afición, y antiguamente el boxeo era uno de los deportes más vistos. Cuando vine, había canales aquí en España que daban boxeo todos los fines de semana y la gente lo veía como algo muy llamativo. Pero poco a poco se fue perdiendo algo, el fútbol y el baloncesto tiraban mucho y siguen haciéndolo. Además comenzaron a destacar otros muchos deportes, como el bádminton, el balonmano o el fútbol sala.
-Se ha proclamado campeón de España en seis ocasiones consecutivas, dos en junior y cuatro en senior. ¿Qué nivel existe?
-Cada vez es bastante más alto, pero cuando empecé era bajo. Digamos que ahora mismo el nivel es medio pero con tendencia a subir. Ahora sacamos alguna medalla, pocas pero sacamos. Hace seis años esto era impensable.
-¿Se ha llevado algún golpe duro fuera del ring?
-Sí, una vez me dieron un botellazo (risas), pero creo que fue sin querer porque estaba tranquilo con mis amigos. Hubo una pelea enorme, se liaron a botellazos y me rompieron un pómulo, incluso me tuvieron que operar.
-¿Y en el terreno sentimental?
-Bueno, dos muertes muy complicadas. La de un primo en un accidente de autobús, y la de mi abuela paterna, que falleció hace menos de un mes. Era muy mayor, tenía unos 102 años, y estaba en Santo Domingo, donde sigue gran parte de mi familia. No pude ir a verla.
-¿Guarda algún momento especial de estos años?
-Sí, por ejemplo los Juegos del Mediterráneo de Almería (2005). Fue allí donde vi más claras las cosas y entendí que si seguía podía conseguir algo importante. Y no sólo por mí, sino también por mi entrenador, que le dedica muchísimo tiempo a esto, a mí y a todos los deportistas que pasan por el club; un tiempo que podría dedicar a su familia, y encima lo hace por amor al arte, ya que no tiene ningún beneficio económico. El único beneficio que tiene es ver que sus deportistas ganan. Es un gran sacrificio. Sin duda lo que más me empuja es hacerle ver lo bueno que es como entrenador, igual que él intenta hacerme ver lo bueno que soy como deportista.
-Háblenos de los Juegos Olímpicos de Pekín, ¿cómo vivió la concentración?
-La verdad es que no sé ni cómo describirlo. Es la cumbre de un deportista, al menos para un boxeador. Fue un regalo que me gané a pulso. El hecho de estar allí casi un mes con deportistas que ves por la tele todos los días y que están a tu lado como algo normal y corriente, es genial. Te saludan, te preguntan, y tú sin preguntarles nada porque ya lo sabes prácticamente todo sobre ellos. Impresiona porque hablan contigo como si fuesen tus amigos y ves cómo los de otro país hacen cola para hacerse una foto con ellos. Nos intercambiamos direcciones y en lugar de negarse te agradecían que hicieras eso, que mostraras ese interés por ellos. Lo cierto es que los españoles se comportaron exquisitamente.
-¿Y el boxeo ?
-Fíjate, lo del boxeo fue casi lo de menos. El nivel era muy alto, pero tenía pensado pasar un par de rondas, incluso optar a un diploma. Mi rival (Yánez) era más experimentado que yo y eso fue determinante. Si él tenía pocas opciones de medalla, yo menos.
-Y tras caer eliminado, ¿qué?
-Permanezco diez días más allí, que también fueron ilusionantes. Ya puedes cambiar y ser realmente tú, pero los tres o cuatro primeros días fueron complicados, ya que pasé de tener la opción de conseguir medalla y marcar la diferencia a sentirme casi de vacaciones. Los periodistas me intentaron animar, me decían que no serví a de mucho andar perdido.
-¿Qué le mueve para continuar en este deporte?
-La satisfación que recibes después de tanto sacrificio; cuando se consigue un buen resultado o una medalla la alegría es enorme y compensa. Lo peor es cuando encima de este sufrimiento, pierdes o no consigues el objetivo.
-Ahora a por el Mundial de Milán...
-Pues sí, poco a poco cambian los objetivos. Antes bastaba con estar bien en la competición, pero ahora me tengo que marcar un objetivo más serio, ya no basta con eso. A partir de ahora hay que pensar en medalla, aunque influye la suerte, no basta con ser bueno y tener una buena preparación. Hay unos diez boxeadores que están a un nivel muy alto y resulta muy difícil ganarles.
-¿Ha pensado en profesionalizarse?
-De momento no me llama mucho, me interesa más hacer algo importante en una Olimpiada, un Mundial o un Europeo; eso sí me quita el sueño. El nivel de exigencia imagino que será el mismo, pero es otra historia que abarca mucho más allá de lo deportivo.
-¿Algo que quiera mejorar?
-Estoy intentando ser más agresivo, porque dentro del ring soy como en la calle. Quiero dejar aparte la nobleza, ya que he perdido combates por no tener más agresividad y mala leche.
-¿El 'dandy' o el 'pumita'?
-El 'dandy', me lo puso Beni y representa un poco más la elegancia. Un dandy puede ser también un gánster, que tenga agresividad y mala leche (risas). Lo del 'pumita' es por Pepe Legrá, el 'puma de Baracoa', de origen cubano.
-¿Existe racismo en España?
-Sí, claro que existe, aunque no destaca por eso. No se ha dado el caso conmigo, pero cuando las cosas van mal eso es lo primero que se utiliza. Gente indeseable hay en todas partes; hacen daño pero son una minoría.
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