Se han cumplido 25 años desde el último triunfo de ballesteros en el masters

Golf

Ahora que las circunstancias son amargas para el gran campeón español, es un buen momento para el recuerdo

Seve Ballesteros recibiendo la chaquete verde del campeón anterior, Craig Stadler.
Seve Ballesteros recibiendo la chaquete verde del campeón anterior, Craig Stadler.
J.r. / Huelva

30 de diciembre 2008 - 05:02

Severiano Ballesteros había ganado el Masters en 1980, convirtiéndose en el primer europeo que conseguía la chaqueta verde. A muchos americanos les sorprendió e, incluso, daban más porcentaje de su victoria a la suerte que a los méritos del jugador español, seguramente olvidando que el año anterior, también, había ganado el Open Británico. En esos momento Seve era igualmente el ganador más joven de la chaqueta verde y, como se vió pasado el tiempo, fue la auténtica fuente de inspiración para que los europeos perdieran el miedo a un torneo de maestros en el que habitualmente se imponían los jugadores norteamericanos. Sólo hay que citar que entre 1980, primera victoria de Ballesteros en Augusta, y 1994, primera victoria de José María Olazábal, se disputaron quince ediciones y más de la mitad, nueve concretamente, fueron a parar a manos europeas: Ballesteros, Langer y Faldo, dos veces cada uno; Lyle, Woosnam y Olazábal, una cada uno.

En 1983, año en el que por primera vez los jugadores estaban autorizados a llevar sus propios caddies (anteriormente tenían que trabajar obligatoriamente con los caddies de Augusta National), el tiempo no acompañó el espectáculo, pero no restó brillantez a la prueba. La jornada del viernes tuvo que posponerse al sábado y, de forma poco habitual, los jugadores salieron de dos tees en partidos de tres, completándose la segunda vuelta el domingo por la mañana. El mismo domingo se jugó la tercera jornada y la cuarta vuelta hubo de jugarse el lunes, por primera vez desde 1973 y, desde luego, algo inusual en los torneos de golf.

Y, por segunda vez en cuatro años, Ballesteros terminaba el torneo vistiéndose de verde, comenzando la final en una forma tan arrolladora que hizo exclamar después a sus rivales "que parecía que era un Ferrari". Seve comenzó la cuarta vuelta con birdie-eagle-par-birdie y se deshizo de sus rivales, encabezados por Ray Floyd y Craig Stadler, ambos líderes al comenzar la jornada y previos ganadores de la prueba, lo que les daba un plus de peligrosidad. El cántabro acabó los nueve primeros con 31 golpes, 5 bajo par, y después mantuvo el pulso en los decisivos nueve hoyos finales de Augusta, cediendo dos golpes al campo pero acabando con 69, una de las mejores tarjetas de la jornada, que le mantuvo alejado de sus rivales.

Al final, Ballesteros acabó victorioso con cuatro golpes de margen sobre Ben Crenshaw y Tom Kite, mientras Floyd descendía al cuarto puesto junto a Tom Watson. Hale Irwin y Stadler compartieron la sexta posición, y Gil Morgan Dan Phol y Lanny Wadkins cerraban los diez primeros y los resultados bajo par.

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