Betis - recreativo

El comienzo soñado

  • 30 años El Recre no ganaba en la primera jornada desde su estreno en la élite Imagen A pesar de la mayor posesión verdiblanca en muchas fases del choque, el Decano nunca perdió el orden

Pocas opciones mejores para comenzar una Liga que ésta. Con triunfo, en casa de un vecino al que te une cierta rivalidad y, sobre todo, demostrando que todo lo apuntado durante la pretemporada no eran castillos en el aire, sino pruebas palpables de un equipo que tiene las ideas muy claras, orden y la seriedad necesaria como para sobreponerse a cualquier adversidad. Se suele decir que los gitanos no quieren buenos comienzos. Puede ser, pero este Recreativo ya tiene tres puntos más en su casillero, o lo que es lo mismo está tres más cerca de la permanencia.

Manolo Zambrano clavó la previa. Dictaminó un partido hasta el minuto 25 y otro a partir de ese instante. Como si fuera en diferido, el técnico acertó de lleno a lo que fue el estreno recreativista en la Liga BBVA.

El Betis inició su andadura con fuerza. Los verdiblancos asumieron de partida su papel de favorito, de titular del medio campo sevillano, y tomaron la pelota. Mehmet Aurelio y Emana demostraron pronto lo acertada de su contratación con un despliegue físico y técnico que atascó a los onubenses. La doctrina de la defensa férrea y el contragolpe dinámico se apagó bajo la presión de los medios béticos.

El Recre sufrió mucho. Apenas se acercó a Casto, mero espectador hasta la media hora. No obstante, la superioridad local no tuvo reflejo ofensivo. La presencia de sus centrocampistas contrastó con los escasos recursos de su ataque. Con Pavone demasiado solo y las bandas controladas, el único peligro llegó en las siempre intermitentes apariciones de Capi. Nada más.

Llegado al punto de inflexión marcado por Zambrano, el Decano se encontró con un beneficio añadido. Mehmet Aurelio se marchó lesionado en el minuto 23. Con él perdió el Betis la referencia en el centro del campo y el primer apoyo en la construcción. Todo ello unido al paso al frente dado por los albiazules terminó por equilibrar el encuentro.

La transición fue corta. De un dominador a apenas se vivieron unos instantes de imprecisión. El Betis ya no podía controlar a un rival que se desdoblaba por todos lados, que aparecía en superioridad por las bandas y que robaba balones con frecuencia.

Este Recreativo tiene gol. No parece que vaya vivir fases tan lamentables como las de la campaña anterior, con registros históricos de sequía. Tiene pólvora y calidad en la zona alta como para desequilibrar partidos. No necesita llegar mucho para marcar. No lo necesita porque cuenta con un asturiano que promete escanciar muchas alegrías. Adrián Colunga va a dar mucho que hablar. De momento la grada del Ruiz de Lopera se quedó mascullando su nombre tras verle revolverse, aprovechar una indecisión verdiblanca y batir a Casto con un tiro cruzado de goleador, a escasa distancia del cancerbero (35').

La mutación fue total. El 'sobrado' Betis de Chaparro se desinfló hasta enloquecer a sus aficionados, que le regalaron una sonora sesión pitos hasta que se marchó al descanso, con la cabeza gacha y dando gracias por no encajar más tantos en esos minutos finales.

Lo lógico era pensar en un equipo volcado sobre la meta contraria, obligado por el escenario y el marcador. Al menos es lo que se esperaba de los locales, que regresaron de vestuarios con la misma escasez de ideas con la que se marcharon. Chaparro tiró de un recurso archiconocido. Retrasó la posición de Capi, le doy al camero la responsabilidad de llevar el peso del equipo y éste fue reflejo del nuevo cerebro verdiblanco. Intermitente, brillante a ráfagas, pero inexistente en la mayor parte.

Tampoco esto funcionó. Al Recreativo no le sorprendió ver un argumento tan antiguo en su oponente como su decrépito estadio. En cambio se aprovechó de ello. Más creatividad significó menos músculo y, por lo tanto, mayor facilidad para robar y montar contragolpes.

Todo ello unido al esfuerzo físico que comenzó a pasar factura con bastante velocidad, fue mermando las opciones de empate. El Decano pudo ampliar su cuenta con cierta comodidad. Sólo le faltó tener algo más de frescura arriba. Si Zambrano hubiese contado con un delantero más en el banquillo que diera alternativas a Marco Ruben y Adrián Colunga, se habría llevado un resultado mucho más amplio.

En ausencia de esto, ofreció una segunda mitad de orden e ideas claras, con un bloque serio que no pasó apuros y buscó a su oponente con contragolpes menos veloces de los que habría gustado, aunque haciendo buena esa doctrina que tanto ha pregonado el técnico albiazul durante la pretemporada y que en Sevilla le dio sus tres primeros puntos.

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios