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El Xerez Deportivo FC descose a La Palma en Chapín

Un momento del partido entre el Xerez Deportivo FC y La Palma en Chapín.

Un momento del partido entre el Xerez Deportivo FC y La Palma en Chapín. / Manuel Aranda (Jerez de la Frontera)

A tiempo de descanso La Palma era un desastre. Si ante el Bollullos una semana antes ya se le descubrieron algunas costuras, el primer tiempo de Chapín pasará a la historia reciente del conjunto palmerino como uno de las más nefastos y perdonen la aseveración. Vamos por parte. No se puede salir a un campo de fútbol ni a la vida misma sin actitud, sin plan, sin nervio, sin cabeza, sin espíritu, sin pegar una voz que se escuche en Bilbao. Así la cuestión, al Xerez le bastó con caminar con garbo, gustándose y acelerando solo cuando estaba en disposición de oler la sangre, que por otra parte la derramaba a borbotones el equipo de Nacho Molina.

Cuando sitúas en el centro del campo a finura en toda la extensión de la frase y la finura se hace invisible, entonces eres de cristal y te rompes o te rompes. Además, saltó al campo con Juan Becken por la izquierda, luego ahí había incomodidad. Los centrales eran trasparentes y el aislamiento de líneas hizo el resto. Total, dos a cero al descanso y con el Xerez sonriendo, viendo las facilidades que tenía.

La campana y Marco Montaño salvó a La Palma de más castigo, porque si el portero no está fino, salvándose del incendio general, entonces, a tiempo de descanso, el resultado hubiera sido más sonrojante aún. Antonio Moreno en el nueve de juego y al filo del descanso Pepe Picón, pusieron una pica en Flandes y a vestuarios.

Algo debió decir Nacho Molina en el descanso que La Palma salió de otra manera al partido, lo que le dio para recortar distancias por medio de Teté, después de que Buba, único cambio al intermedio, agitase el avispero. Minuto 51 de partido.

El gol condal provocó dos cosas. La primera que La Palma creía, la segunda que el Xerez ya no sonreía tanto. No obstante, Marco Montaño seguía firmando en el libro de acta del partido con sus soberbias intervenciones, lo que provocaba la fe en los muchachos.

El tramo final fue un disparate. El árbitro, pistolero e inconsecuente con el fútbol moderno, se lió a mostrar tarjetas, expulsó a Nacho Molina y desde la distancia se le veía cara de mala leche, de no saber exactamente donde estaba.

A reglón seguido marcó el Xerez el tercero obra de Friaza, en el 88, y con el tiempo sobrepasado, Carri, de gol olímpico, hacía el cuarto con hasta Marco Montaño desactivado. Por cierto, Buba también fue expulsado.

Así acabó la pesadilla de Chapín, con cuatro goles en contra y muchas cosas que hablar. Tercera derrota seguida, lo que pone la oscuridad en el horizonte. Es el primer mes de competición. Pero da la impresión que el equipo se ha caído de un día para otro y eso es altamente peligroso. Es el momento del entrenador. Porque por este camino se va derechito al infierno.

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