Sombras en el ecuador

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El Recre cerró en Granada una floja primera vuelta en la que pasó de ser colista a salir del descenso para luego volver a caer en él · La puntuación del equipo con Carlos Ríos sería suficiente para la salvación.

La imagen de Dani, tras lesionarse ante el Betis, simboliza la vuelta gris de un Recre que entra de nuevo en zona de descenso.
Antonio Carrasco / Huelva

24 de enero 2011 - 05:02

Pasado el ecuador llega la hora de las primeras conclusiones. La principal es que si el Recreativo no es intenso y agresivo se convierte en un equipo vulgar y vulnerable. Lo fue en Granada donde lo tuvo todo a su favor menos su propia predisposición a ganar. Como si le diera miedo la posibilidad de su propio éxito, escasamente convencido de sus opciones apenas tuvo conciencia de su capacidad para llevarse los tres puntos. Fue el epílogo de una primera vuelta plagada de sombras y de luces esperanzadoras, aunque al final la cierre en zona de descenso.

La mitad inicial de la temporada ha estado marcado por los altibajos, el rendimiento aceptable en casa en el tramo final y un inaceptable camino como visitante. El Recre ha tocado fondo. Ha sido colista, ha estado muchas jornadas en puestos de descenso y ha sido capaz de salir de ahí. Logró estar a una distancia considerable y cómoda, aunque esa misma renta se ha perdido actualmente, lo que lo ha convertido en uno más en esa lucha desesperada por la permanencia, con el agravante de que ahora mismo está en peligro.

No es normal que un equipo no gane ni un encuentro fuera. Esos números son suficientemente preocupantes como plantearse que deben cambiar o el futuro se presenta tenebroso. El Recre ha ganado cuatro de los últimos cinco encuentros en el Nuevo Colombino. Esta racha, enmarcada dentro del inmaculado expediente de Carlos Ríos en sus nueve primeros partidos como entrenador, sirvieron para enderezar una nave con un rumbo errático.

Los problemas albiazules vienen del germen. Una pésima planificación deportiva se enquistó en las primeras ocho jornadas del campeonato. Semejante tramo de la competición sin conocer la derrota lastró a los albiazules. La marcha de Pablo Alfaro permitió al equipo tener esa reacción que se buscaba, aunque tardara en sumar su primera victoria.

El Decano ha adolecido en este tiempo de un problema antiguo. Su falta de gol le impide ser competitivo a largo plazo. Es capaz de sacar partidos inmediatos. Uno, dos o tres, pero cuando se trata de afrontar un campeonato resulta insuficiente. Es por ello que la solidez defensiva fue el recurso al que se aferró el técnico onubense para hacer competitivo a su plantilla. En aquellos choques en los que perdió estos principios se volvió un rival más porque 21 partidos de la Liga han demostrado que el nivel de la plantilla no es ni mucho menos excepcional.

Tras ese primer tercio largo de campeonato en el que no pudo estrenar su casillero de victoria, se metió de lleno en la pelea. Después de recuperar el nivel competitivo mínimo exigible, los albiazules se encontraron con el descanso navideño en el peor momento. Las vacaciones, lejos de suponer un regalo, significaron poner fin a una racha victoriosa que se truncó en la vuelta a la competición. Dos derrotas consecutivas, dentro de un paréntesis de un punto de nueve, supusieron entrar de nuevo en descenso. La victoria contra el Villarreal B alivió esta penumbra, aunque tras perder en Granada ha vuelto a las catacumbas.

Pero queda la segunda vuelta. Si con Pablo Alfaro la media de puntos era raquítica, apenas medio punto por partido. En cambio, la media de Carlos Ríos no sólo ha permitido resucitar al Decano, sino que con repetirla bastaría para garantizar la permanencia. Con los números del sanluqueño el Recre se situaría en 51 puntos. No muy desahogado, pero suficiente para garantizar la salvación.

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