Olímpico con medalla
Histórico El onubense Francisco Alloza se convertirá dentro de dos meses en el único árbitro español de boxeo que acude a unos Juegos Olímpicos Orgullo Su presencia en Pekín será un sueño cumplido







Martes, 27 de mayo de 2008. Taipei (Taiwan). La plana mayor de la Asociación Internacional de Boxeo Amateur (AIBA) y miembros del comité técnico de árbitros se ponen en pie para tributar una ovación a un árbitro español por su actuación durante un combate, el día anterior, en el I Torneo President Cup. Un hecho sin precendentes que ensalzó aún más la figura de uno de los mejores árbitros del mundo: Francisco Alloza.
Alloza es onubense. Y también, el primer árbitro español que acudirá a unos Juegos Olímpicos. Este logro histórico es motivo suficiente de orgullo y satisfacción. Como aquel inesperado reconocimiento por el combate entre el uzbeco Rafigjon Sultonov y el papú Jack Willie. Pero con más alegría aún por ver un viejo sueño cumplido tras muchos años de dedicación al deporte.
"Ésto es lo más grande que me ha ocurrido en mi carrera", asegura Francisco Alloza sin vacilación. Boxeador en su juventud y árbitro, casi por accidente, desde 1977, ahora le llega a este onubense una recompensa de indudable valor: "Esta oportunidad de ir a unos Juegos Olímpicos reconforta mucho por todo el trabajo y el sacrificio realizados".
Alloza estuvo el mes pasado en la primera edición del Torneo Internacional President Cup, prestigioso como un Mundial, con el grueso de árbitros que han sido seleccionados para ir a Pekín. Por eso aquella ovación de sus compañeros le "ruborizó" y "emocionó". "La única recompensa que te puedes llevar en este cometido es que te digan que lo has hecho bien", afirma el onubense.
Hacerlo bien, no cometer errores y ser justo en todo momento. Para Francisco Alloza, no cabe otra cosa en sus actuaciones. En ese sentido es todo un profesional en el boxeo amateur, donde se ha ganado la admiración, el respeto y el cariño de todos sus compañeros. Y su clasificación para el torneo de unos Juegos Olímpicos.
Las puntuaciones a las que se someten los jueces en sus actuaciones internacionales han colocado a Alloza entre los mejores del mundo. Es uno de los 34 seleccionados para los Juegos, y también uno de los cinco mejores mundiales y de los tres mejores de Europa.
Y no lo ha tenido fácil. Porque, entre otras cosas, se ha encontrado con el inconveniente que supone que España no sea "una nación fuerte en el boxeo olímpico". "He tenido suerte y me han salido bien las cosas", apunta con modestia.
Lo cierto es que ya en 1992 tuvo oportunidad de ser árbitro olímpico en Barcelona. De hecho fue el primer suplente, recién obtenida su internacionalidad. Pero las oportunidades no se repitieron y se vio apartado de la primera línea hasta 2000 por una controversia que prefiere olvidar y mantener ahora al margen.
En cualquier caso, la realidad le coloca en el exclusivo grupo de tres onubenses que, por el momento, tienen asegurado su billete para Pekín en agosto, junto a la gimnasta Verónica Ruiz y al púgil de origen dominicano Kelvin de la Nieve, precisamente uno de los frutos del CD Yoon, el club que dirige junto a su hermano Beni.
Siente un orgullo infinito por ello, y de hecho aclara que de haber surgido cualquier tipo de incompatibilidad con la selección de Kelvin, "habría renunciado a mi plaza por el deportista".
El dato no deja de ser, sin embargo, una señal inequívoca del gran momento por el que atraviesa el boxeo en la provincia onubense, en la que ha experimentado un crecimiento cuantitativo y cualitativo excepcional, ayudando a dignificar un deporte injustamente maltratado en el pasado.
"El arbitraje en el boxeo es muy superior al de otros deportes. En el boxeo hay un gran sentido de la responsabilidad, mucha sensatez e incluso más honestidad, a pesar de la mala fama que le ha perjudicado durante tantos años", explica el juez onubense.
La ética deportiva tiene una dimensión especial, más intensa, en el cuadrilátero. Los profesionales del boxeo cuidan por que así sea y el amateur se ha convertido en su máxima expresión, donde las maneras, la elegancia y el estilo personal de cada actor se convierten en seguros fundamentales para el buen desarrollo del deporte.
Francisco Alloza confía en llegar en forma a la cita olímpica. No ha descuidado su preparación en ningún momento, mientras revisa vídeos de actuaciones pasadas y repasa cualquier nueva variación en el reglamento.
"Si no cometo ningún error de bulto podré dirigir alguna final en Pekín", aventura. Pero tampoco le quita eso el sueño. Sólo le mueve ser justo en su cometido. Igual que en los últimos 31 años. No tiene nada de que preocuparse. De disfrutar el premio, eso sí.
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