La Merced gana y ya es segundo

Nueva victoria del Club La Merced, la cuarta en cinco rondas. Desde los abismos de la clasificación, el equipo onubense se ha ido abriendo paso, deshaciéndose de sus rivales hasta alcanzar la segunda plaza provisional, a falta de la ronda final del Campeonato de España de Segunda. Tras la segunda ronda era décimo quinto; luego octavo, cuarto; y ayer, segundo.

La quinta ronda demostró que los onubenses han ido adquiriendo la forma deportiva con el discurrir del torneo. Si un día antes vencieron al segundo clasificado, Atocha, en esta última ocasión se impusieron al quinto, los manchegos de Almagro, por 2,5 a 1,5, con más facilidad de la que da a entender el corto resultado.

A pesar de la victoria, la alegría de los onubenses no fue completa: en el encuentro entre los líderes provisionales, Motril ganó a Mislata, por lo que La Merced no dependerá de sí misma para ganar el torneo, ya que, aunque ganara a Mislata en la última ronda, un empate frente a Amigos del Retiro bastaría a Motril para ser campeón y ascender a la Primera División. De haber ganado, los valencianos a los granadinos, los onubenses hubieran sido campeones venciendo a Mislata en la última ronda. Pero Motril, como se recordará, ya ganó a La Merced en la segunda ronda y, salvo un tropiezo poco probable, serán campeones.

La Merced, además, necesita al menos un empate para ganarse el puesto el año siguiente reservado a los puestos del segundo al cuarto; los demás deben ganárselo en los campeonatos autonómicos, como está temporada hizo La Merced. Pero Mislata es el equipo de más ranking del campeonato, con un Gran Maestro y dos Maestros Internacionales y no será facil.

El encuentro ante Almagro empezó a resolverse pronto ya que el Maestro Fide Carlos Barrero, el mejor jugador onubense desde hace muchos años, se marcó una miniatura frente a su rival, es decir, que le ganó con un ataque brillante en sólo 25 jugadas.

El MF Espinosa, con negras, había empleado una defensa eslava frente a la apertura de peón-dama de Barrero, pero transpuso pronto a un gambito de dama aceptado con un tiempo de menos. Ésto, junto a cierta pasividad en el juego del manchego, permitió un ataque a placer al rey negro, iniciado con un sacrificio de alfil y continuado con un sacrificio de calidad, que por dos veces no pudo ser aceptado por las negras, hasta que en la jugada 25 el de Almagro inclinó su rey.

Mientras en el segundo y en el cuarto tablero, Enrique Biedma y Antonio R. Hernández parecían tener ventaja con negras, en el tercero, con blancas, Alfonso Gómez atacaba y se defendía de contrataques alternativamente. Un susto en un contrataque le aconsejó permitir las tablas por repetición de movimientos, sobre todo teniendo en cuenta que el encuentro estaba cayendo del lado onubense.

Poco después Biedma, que había respondido a la apertura escocesa de su rival transponiendo a una defensa Steinitz de la española, y que había maniobrado con sus piezas mayores ocupando la columna e y dominado el centro con sus peones en c5 y d5, encontró un fallo en la defensa del rey blanco y ganó primero un caballo y luego, con precisa maniobra de dama y torre, la partida.

Ganado ya el encuentro, faltaba por terminar la partida de Antonio Ramón. El rocianero había dejado escapar su ventaja y defendía un final de torre y alfil con peor estructura de peones. Finalmente no pudo defenderlos todos y cayó tras una agotadora lucha de más de 70 jugadas.