Cibulkova deja sin el broche de oro a Kerber

Angelique Kerber, número uno del mundo, perdió la ocasión de despedir su inolvidable temporada de 2016 con el título del Masters al caer en la final del torneo con Dominika Cibulkova.

La eslovaca, octava del mundo, venció a la alemana por 6-3 y 6-4 después de desperdiciar las tres primeras bolas de partido de las que dispuso. Ayudada por la red en el punto definitivo, Cibulkova cerró la emocionante final en una hora y 17 minutos.

Kerber, a sus 28 años, llegaba como gran favorita al duelo definitivo del Masters después de un 2016 "increíble", según describió sobre la pista tras perder la final.

"Gané dos Grand Slams, fue uno de los mejores años de mi carrera", señaló la campeona del Abierto de Australia y de Estados Unidos, además de finalista en Wimbledon y plata olímpica. Además, logró desplazar a Serena Williams de la cima mundial después de más de tres años y se convirtió en la primera alemana en liderar la tabla desde Steffi Graf.

Kerber había vencido a Cibulkova en la fase de grupos, pero no pudo con la eslovaca, debutante en el torneo.

"Es el momento más grande de mi carrera", dijo eufórica Cibulkova, de 27 años y una de las jugadoras de menor estatura del circuito con 1,61 metros de altura. La tenista escalará hasta el puesto número cinco de la WTA.

"No tengo palabras, es la primera vez que juego el Masters, el torneo más importante de mi vida. Aún no sé cómo gané, sólo sé que puse la pelota por encima de la red y que entró", relató la eslovaca, que perdió los dos primeros partidos del torneo para después ganar tres consecutivos y alzarse con el trofeo.

"Este año ha sido una inspiración para mí", espetó la eslovaca a Kerber delante de los 8.000 espectadores. Cibulkova, finalista del Abierto de Australia en 2014, se embolsó 1,9 millones de euros por el título de las maestras, mientras que Kerber obtuvo un cheque de 1,1 millones.

El de ayer fue el cuarto título de la temporada para Cibulkova, que a comienzos de 2015 debió operarse del tendón de Aquiles. Y llegó con emoción: cuando sacaba para atar el partido, desperdició las dos pelotas de partido. A la tercera tampoco llegó la vencida, pero en el cuarto match point la red se alió con ella.