No descubro nada diciendo que el fútbol es un deporte de equipo. Hay que recordarlo porque a algunos se les olvida de vez en cuando y ahí donde empiezan a llegar los problemas. Además, al fútbol se juega con la cabeza. Los pies es el apéndice que ejecuta lo que piensas. Y en esas llegó el Cartaya y reflejó en el campo todo lo dicho con anterioridad, sin faltarle una coma. Y claro, cuando un equipo como el rojinegro, de tan buen pie, pone la cabeza a funcionar, llegan las victorias. Fue, de largo el mejor partido en lo que va de temporada, el más completo, sin fisuras, sin aspavientos, con cabeza, haciendo en cada momento lo que precisaba la situación.

La victoria encumbra al conjunto de Juanma y al propio entrenador, que dio la lectura idónea en la propuesta primero y en los cambios después. Hombre por hombre y refrescando las posiciones necesarias. Así, todos los que saltaron desde el banquillo sumaron.

El partido arrancó con el Cartaya en plan pizarra. Nada al expuesto, todo medido, pelota larga buscando los constados, con Antonio Molina en modo ejecutor de la defensa gaditana, una pesadilla toda la tarde. El otro foco se posaba en Juanma Galán, que le ha demostrado al mundo que tiene hechuras, fútbol, sacrificio e inteligencia. En el pivote único dio un recital al que acompañó el resto. Y así da gusto.

Todo eso condujo al Cartaya a ir sumando ocasiones. Diego, Manuel y otra vez Diego Vargas pusieron a Manu López a prueba. Hasta que llegó Lolo y marcó el primero. Minuto 20 de partido. El Rota no se afligió. Siguió con su plan pero el Cartaya le cerraba todas las grietas, hasta el punto que Marco Montaño pasó desapercibido en los primeros 45 minutos.

En la segunda parte llegó el espectáculo. El Cartaya, soltó amarras, se puso a sonreír y a los 56 de juego marcó el segundo, de penalti, obra de Diego Vargas. La pena máxima la provocó Manuel.

Con casi todo el segundo tiempo por delante, el Cartaya se sintió fuerte en todos los aspectos del juego. Mandaba, corría, llegaba, defendía y amenazaba de forma constante, sobre todo por esos jugadores de refresco que siguieron el guion establecido. Tony Gabarri fue el amo del centro del campo en el tiempo que jugó y hasta Antonio Molina estrelló un balón en el larguero. La victoria debió ser más concluyente aún.

El pitido final fue un alivio y un homenaje al mismo tiempo. Un alivio porque por fin el Cartaya no sufrió. Y un homenaje porque el público se puso en pie para reconocer el partidazo de los suyos.

No hay nadie mejor que todos juntos. Así fue la interpretación del Cartaya, que dejó al Rota en amagos con gaseosa. Debutó Güiza y dejó destellos de lo que fue. El Cartaya se quedó con una victoria de oro y el Rota con las fotos que se hizo Güiza al finalizar el partido.

Ficha técnica

Cartaya: Marco, Manuel (Pepe), Novoa, Francis Ruíz, Paco Benítez, Lolo, Juanma Galán, Antonio Molina (Wojcik), Fernando Vargas (Marco Tavira), Diego Vargas (Fran Palma), Rubén Cabeza (Toni Gabarri).

Rota: Manu López, Gómez, Carlos (Pipa), Pendín (Del Río), Orihuela, David Moreno, Legupín, Roldán, Copero, Fran Giménez (Marchena), José Rodríguez (Dani Güiza).

Goles: 1-0, min.20 Lolo; 2-0, min.57 Diego Vargas de penalti

Árbitro: Naranjo Marín del colegio sevillano. Mostró cartulina amarilla por los locales a Rubén Cabeza, Francis Ruíz, Antonio Molina y Fran Palma.

Incidencia: Estadio Luís Rodríguez Salvador. Unos 500 espectadores.