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Cartaya-Coria: Situación límite

Encuentro entre el Coria y el Cartaya en la primera vuelta.

Encuentro entre el Coria y el Cartaya en la primera vuelta. / Manolo Camacho (Coria)

Situación límite. Así es la vida para el Cartaya, porque no depende de sí mismo para salvarse a falta de dos jornadas para el final del campeonato. Esa situación le conduce a tener que ganar, en principio, los dos partidos y esperar que el Ayamonte pierda uno. Y llega a este punto porque ha sido incapaz de hacer medianamente bien los deberes. Así de simple. Luego podemos entrar en los colores, que los gustos están en blanco. Pero pase lo que pase, incluso salvándose, el club en la globalidad estará en la obligación de hacer una profunda reflexión.

Se mide al Coria, ya descendido y en el partido de la primera vuelta, en aquel empate a uno ante nueve, se desató la desconfianza en todo lo que rodeaba al equipo, por cómo se produjo y lo que vino después, que deriva en el presente. Se da por casi hecho que debe ganar el partido y para entonces ya conocerá el resultado del Ayamonte en Ceuta. En todo caso, los rojinegros tienen que ganar para albergar posibilidades de salvación.

El entrenador rojinegro tiene las importantes bajas de Manuel y Espuny, expulsados ante el Gerena, por lo que tendrá que modificar el centro del campo. Todos lo demás están disponibles para lo que será una auténtica final, como todas las que viene disputando en los últimos tiempo y además será la despedida en casa.

Así el asunto, el once más probable será el formado por Ángel, Pepe, Franci Ruiz, Paco Benítez, Novoa, Fernando Vargas, Ulloa, Miguel Fernández, Lolo, Rubén Cabeza y Fran Palma o Wocjik.

La del Cartaya no es la mejor plantilla de Tercera pero tampoco tiene tantas carencias como para estar, en la penúltima jornada, en puestos de descenso y no depender de sí misma para salvarse. Ese es el pensamiento general. Pero ya se sabe que a lo largo de una competición de 30 partidos, todo acaba equilibrándose, aciertos y errores. Y la situación determina que las cosas no se han hecho del todo bien. Esa es la cuestión. Se pueden buscar mil disculpas. Y todas y cada una de ellas cabrían en cualquier pensamiento. Pero la realidad es la que es. El algodón no debe confundir a nadie. Porque en la autocrítica puede y debe estar, pase lo que pase, para la mejora futura. No queda otra.

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