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Cartaya-Córdoba B: Final en toda regla para los rojinegros tras los últimos batacazos

Jugada en el Cartaya-Espeleño, último duelo rojinegro como locales.

Jugada en el Cartaya-Espeleño, último duelo rojinegro como locales. / Manolo Camacho (Cartaya)

La situación pasa de castaño oscuro. Lo único positivo es que hay tiempo para la rectificación, seis jornadas, todas finales, sin esquinas, de vértigo. Así es ahora mismo la vida del Cartaya, tras caer a puestos de descenso tras la goleada encajada, a dolor, en Puente Genil.

Y la cuestión es que viene el Córdoba B, palabras mayores porque es el segundo clasificado y la cita no invita precisamente al optimismo. Eso sí, y ya lo hemos escrito mil veces. Si algo tiene el fútbol es que despeja nubes de inmediato en plena tormenta.

Las sensaciones en Puente Genil fueron deprimentes, sonoramente decepcionantes. El equipo no se sostuvo a pesar de adelantarse en el marcador y fue un pelele a manos del rival durante muchos minutos. Todo eso en lo colectivo, a lo que hay que añadir que en lo individual, hay futbolistas que parecen superados, luego todo fue restar, y de ahí el resultado y las sensaciones.

Tiene trabajo el entrenador. Y el primer punto se focaliza en la cabeza, en el trabajo psicológico, porque ahí está la clave, en la limpieza de la mente. Veremos los resultados. El punto, que se localiza a continuación es que los valores defensivos se han ido sin despedirse. Es como si de momento el entramado se hubiera desvanecido. Siete goles en contra en los dos últimos partidos es una penitencia difícil de soportar. Es inasumible para el objetivo de salvarse.

La portería no era el problema y eso se encargó de decírselo alto y claro el Puente Genil. El problema es que el centro del campo no se sostiene y a la defensa le entran como aviones. Al margen de que la línea de cobertura ha perdido sitio y convicción.

Se desconoce si el entrenador acudirá a revoluciones aunque se duda que lo haga. Primero porque no tiene mucho donde escoger en estos momentos y segundo porque de hacerlo tendrá trabajo psicológico doble. Tendría que convencer a futbolistas con los que solo ha contado de forma testimonial.

Para colmo llega a Cartaya el equipo más goleador de la Liga, 39 tantos le contemplan y solo ha perdido un partido. Además, encaja poco, solo 16 goles, lo que supone un filial atípico. No sale a los partidos por bulerías así como así.

Ese es el reto, el Córdoba B. En puestos de descenso y a seis jornadas para el final, los partidos de casa son fundamentales para alimentar el optimismo. Y aún así, incluso ganando lo que le resta en casa, es hasta posible que le haga falta sumar algo fuera, por aquello de evitar especulaciones respecto a lo que pase con la categoría superior. En fin. Una final. Sin paliativos. Es duro. Pero es lo que hay por no haber hecho bien los deberes hasta llegar a este punto del campeonato.

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