El San Roque de Lepe no arranca. Los de Juan Manuel Pavón volvieron a caer (2-1) por segunda jornada consecutiva y caen al décimosexto puesto del grupo IV de Segunda Federación tras la derrota en la ciudad deportiva de El Rosal ante el Cádiz Mirandilla.

La igualdad marcó el primer periodo con mayor frescura en las ideas por parte del equipo de casa, pero todo dentro de unos 45 minutos en los que se vieron las costuras que tienen a gaditanos y onubenses en los puestos de descenso.

Pocos avisos en las áreas porque el San Roque de Lepe de Juanma Pavón trataba de parar todo en la fachada de su defensa, mientras que Alberto Cifuentes parece que ha convertido en primer mandamiento dejar de encajar goles.

Con Bouba moviéndose a base de inspiraciones, fue el primero en acercarse con un tiro alto tras una acción en solitario. Hubo que esperar al 15’ para que los leperos vieron cerca la cara de Víctor Aznar; lo hizo Kevin Bautista en un chut que se perdió por encima del larguero. Se aplicaba Bouba con más ganas que recurso y una combinación con David Amigo lo finalizó con un lanzamiento seco que despejó a saque de esquina Gato.

Y las cosas del fútbol, el 1-0 cayó en la mayor debilidad del filial: el balón parado. Saque de esquina que tocó de cabeza en primera instancia Miranda y el balón golpeó en el pecho de Adri Salguero -posiblemente con la ayuda de las manos-, que de manera poco ortodoxa empujó el balón al fondo de la portería. De nada sirvieron las protestas de los jugadores del San Roque porque el tanto subió al marcador.

Con el 1-0 las fuerzas estuvieron equilibradas, si bien era una evidencia que la ansiedad se había alojado en el conjunto visitante y eso era algo que debía aprovechar el Cádiz CF Mirandilla. La realidad es que hasta el descanso lo intentó con un testarazo de Adri Salguero, en segunda jugada, que se escapó fuera por muy poco.

El descanso se echaba encima con susto para los cadistas. Mizzan ejecutó un libre directo que casi besó un poste de la portería defendida por Aznar. Ahí pudo estar el descanso.

Que no gustaba lo que pasaba en el césped quedó confirmado en el descanso, cuando el filial ejecutó dos cambios por tres del San Roque de Lepe. Unos buscaban consistencia y salida al área en alguna contra, mientras que otros asumían riesgos para disponer de más elementos que aportaran más argumentos al juego de ataque.

Rápidamente se notó que las variaciones presentaban a un cuadro onubense mucho más ambicioso. Esto se tradujo en tres claras llegadas al área local a cargo de Abreu, cuyo latigazo salvó Aznar; Jacobo, que en tiro se topó de nuevo con el portero; y otra vez Jacobo en acción personal que buscó el palo largo hasta que apareció la mano salvadora de Aznar.

Ese cambio trajo de la mano una alta dosis de riesgo en defensa que quedó confirmado en una contra a cargo de Etta Eyong que frustra Gato, así como una colada de Bouba que en la definición le falló el punto de mira.

Cuando parecía que el choque se podía romper por la desaparición del juego en la zona de creación, llegó una falta buena al borde del área lepera que fue la antesala al 2-0. Dani García ejecutó mordida y ese balón suelto tras la defensa lo alcanzó Etta Eyong para poner firma al 2-0.

El encuentro pudo girar hacia Lepe en el 69’ por unas manos de Miranda en el área cuando el balón se colaba dentro. La pena máxima la ejecutó Mizzian y envió el esférico por encima del travesaño. Se escapa una acción clave para que los de Pavón reforzaran su autoestima y se metieran en el partido.

Llegó el tramo final con cierto agotamiento en el bando del Mirandilla, de ahí a que David Amigo abandonara el verde tras dejarlo todo y que Dima pasara a ser el referente como 9. Pocos minutos después Pablo Ortiz hizo lo propio con Etta Eyong.

El duelo fue alcanzando su punto final con el San Roque volcado con más corazón que cabeza y el filial a la espera de elevar el tanteador a victoria contundente. Todo ello aliñado con cierta tensión de Jacobo, ex e la cantera cadista, con el banquillo local.

Quedaba el añadido y un golazo del San Roque, de falta directa de Sergio García (91’), así como otro testarazo que casi acabó en el empate. El 2-1 era inamovible.