Tus pasos en la niebla | Crítica

Deslumbra lo que huye

  • En su segundo poemario Pablo Núñez se acerca con ritmo sólido al hombre capaz de reconocer la belleza pero también la desazón y la pesadumbre

El escritor asturiano Pablo Núñez (Langreo, 1980).

El escritor asturiano Pablo Núñez (Langreo, 1980). / María Jesús Flórez

El poeta asturiano Pablo Núñez (Langreo, 1980) acaba de publicar su segundo libro Tus pasos en la niebla, un poemario maduro que evidencia que el autor no se ha precipitado en sus decisiones editoriales. Seis años separan esta segunda entrega de su primera publicación, Lo que dejan los días (2014), con la que obtuvo el premio Dionisia García-Universidad de Murcia. Aunque algunos de los poemas contenidos en su último libro han sido publicados antes en revistas y antologías, la mayoría de estas piezas han esperado hasta ahora para ver la luz en un volumen delicado y austero que adelanta, de algún modo, el sentido total de los textos que incluye.

En Tus pasos en la niebla Pablo Núñez se dirige al lector con la voz serena del hombre capaz de calibrar sus propias expectativas ante la vida. También con esa voz clara y adusta que marca el estilo de un poeta que ha bebido de fuentes diversas para lograr un eco propio y distinguible.

Podríamos decir que es éste el poemario de un poeta joven y maduro a la vez. Encontramos en él la emoción del descubrimiento, pero también la sensatez y la reflexión comedida, el acercamiento preciso a las grandes cuestiones poéticas y vitales. El ritmo sólido de estos versos nos acerca al discurso del hombre que a solas se cuestiona y que es capaz de reconocer la belleza, pero también la desazón y la pesadumbre, hasta identificar "esa contradicción que fuimos en lo eterno" (Al cabo de los años).

Así la primera parte de Tus pasos en la niebla, "La belleza del mundo", remite al lector a un universo particular en el que el deslumbramiento, la ilusión de la verdad, procede de múltiples fuentes. Resulta una elocuente elección que abra sección, y libro, el poema Cape Cod Morning, 1950, en el que el autor glosa el cuadro del mismo título del pintor estadounidense Edward Hopper. Se configura esta pieza como una declaración de intenciones en la que Núñez parece afianzar su posición ante la vida, el arte y la belleza: "La casa es ella misma; la ventana, / la coraza que fue poniendo al tiempo. / Es hora de frenar esa deriva / de los años perdidos, de la espera".

Conviven en esta primera sección poemas que son lúcidas estampas que desvelan sugerentes resquicios del tiempo recobrado en lugares concretos, o a través de la historia y la cultura, con otros de carácter confesional. Esta línea, que podemos rastrear a lo largo de las tres partes del libro, se concreta en este primer grupo en poemas como El rumbo de estos años, Queríamos luchar, o Quizás todo consista, en el que el poeta identifica la voluntad de seguir el propio camino, tras el que se atisba la esperanza última "de esa playa que sabes que te espera".

Esta intención declarada de prestar tenaz atención a lo que la emoción propia y el propio pensamiento exigen se convierte en uno de los temas centrales del poemario. A él remiten, por ejemplo, poemas como Lecciones, en la segunda parte del libro, o Ante el espejo, en la tercera: "Y vas y te deslumbra lo que huye, / y vas y te convences a ti mismo, y olvidas el refugio y el escudo".

Portada de la edición en Renacimiento. Portada de la edición en Renacimiento.

Portada de la edición en Renacimiento.

Bajo el título de Confidencias, en la segunda sección de Tus pasos en la niebla se incluye un conjunto de poemas marcados por la experiencia de la amistad, la evocación de la infancia y la recuperación de personajes representativos. Se incluye entre ellos Otros códigos, uno de los poemas más certeros del libro, que encabeza una cita del también asturiano José Luis Piquero. Es este poema un palpitante homenaje a la inquietante adolescencia, a la inestable sensación de pertenencia a un grupo, que precisamente se define por las particularidades de sus miembros, pero también una defensa de la capacidad de cada uno -la del propio poeta, por supuesto- de elegir destino propio: "para olvidar que el mundo era hostil a nosotros, / porque aún no sabíamos renunciar a ser libres / o jugar con sus reglas -como luego escogimos- / e intentar desarmarlo desde dentro".

Poemas como 'Otros códigos' reivindican la capacidad de cada uno de elegir destino propio

Se intuye en Quizá unos pocos versos, la tercera y última parte del libro, un cambio que augura una nueva tendencia en la obra de Núñez. El poeta repasa sus primeros acercamientos a la poesía en Opera Prima, que abre la sección, y no renuncia a las líneas principales que marcan este poemario aunque ahora añada cierta ironía. Valga como ejemplo el destacado No le cuentes que te entusiasma Bach, en el que el poeta vuelve a afianzar esa viva voluntad de definir claramente sus afectos: "Que no hay nada en la tele que te interese tanto / como aquellas tertulias de Garci o de Dragó, / que prefieres un buen alejandrino a BMW, / que admiras mucho más / a Rodríguez Adrados que a Bill Gates".

Incluye también en esta sección poemas apegados a una religiosidad evidenciada en piezas como Tan lejos como estamos, pero, sobre todo, en El texto del Nuevo Testamento, en el que el poeta se acerca a Dios a través del intrincado camino de la filología: "Será más bien Jesús de Nazaret, / el mismo que pervive latiendo en los papiros / y códices que amas, / convirtiendo, después de dos mil años, / casi en corredentora / a la filología".

Tus pasos en la niebla tiene como ilustre colofón una deliciosa traducción del poema Lo que el pájaro dijo al comenzar el año de C. S. Lewis. Una vez más, Pablo Núñez muestra sus cartas. Ha escuchado atentamente la voz cantarina del pájaro de Lewis "Aunque a menudo defraudado, abre una vez más tu corazón".

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