En la Unidad del Dolor buscamos mejorar la calidad de vida del paciente
Contenido ofrecido por Quirónsalud Huelva
Hablamos con el Dr. Isaac Peña y Dr. Carlos Cordero de la Unidad del Dolor Hospital Quirónsalud Huelva
Pregunta.Qué es una Unidad del Dolor? ¿Qué se trata en una Unidad del Dolor?
Respuesta.Dr. Isaac Peña: La Unidad del Dolor del Hospital Quirónsalud Huelva es un servicio médico especializado en el tratamiento y seguimiento de pacientes con dolor persistente o difícil de controlar. Su labor, es evaluar y tratar el dolor cuando este se mantiene en el tiempo y no responde a los tratamientos habituales como antiinflamatorios de uso común. En la mayoría de los casos se busca aliviar el dolor, mejorar la funcionalidad, la movilidad y mejorar la calidad de vida del paciente. Esto último, es importantísimo.
P.¿Quién compone la Unidad del Dolor en el Hospital Quirónsalud Huelva?
R.Dr. Carlos Cordero: La Unidad está compuesta por mi compañero Isaac Peña y por mí mismo, Carlos Cordero. El Dr. Peña es especialista en Anestesiología y experto en el abordaje del dolor crónico con una dilatada experiencia en el Hospital Virgen del Rocío. Por mi parte, soy especialista en Medicina Física y Rehabilitación con una gran experiencia en el campo del tratamiento del dolor y responsable del Servicio de Rehabilitación del Hospital Juan Ramón Jiménez. En la Unidad del Dolor Quirónsalud Huelva, apostamos por un enfoque multidisciplinar, ya que entendemos que el dolor no tiene una única causa ni una única respuesta.
P.¿Qué pacientes son candidatos de acudir a la Unidad? ¿Cómo llega un paciente a la Unidad del Dolor?
R.Dr. Carlos Cordero: A la Unidad del Dolor puede, y debe venir, cualquier paciente que sufra dolor persistente que no ha mejorado con tratamientos convencionales. Hablamos de personas que, en muchos casos, aun teniendo un diagnóstico de su enfermedad, continúan padeciendo dolor a pesar de tratar la causa de forma adecuada. Por eso generalmente el paciente nos viene referido de otro profesional y compañero. Y en ese contexto, intervenimos nosotros: tratamos el síntoma para ayudarles a recuperar funcionalidad y bienestar acompañando al paciente en el proceso que produce su dolor en paralelo con otros especialistas. También esto es multidisciplinariedad: acompañar en paralelo el proceso diagnóstico y terapéutico de los profesionales que sí pueden tratar el origen del dolor con intención de curar.
P.¿Qué diferencias hay entre un dolor agudo y uno crónico?
R.Dr. Isaac Peña: Muy sencillo, el dolor agudo es fisiológico, natural. Aparece como una señal de alarma del organismo ante una lesión o enfermedad; cumple una función protectora y desaparece cuando se resuelve la causa. Es en el fondo un mecanismo de defensa para protegernos de lesiones y daños en el propio cuerpo. El dolor crónico, en cambio, persiste más allá del proceso inicial y se mantiene incluso cuando la causa original ya no está activa.
R.Podríamos decir que en el caso del dolor neuropático se trata de un ‘fallo’ del sistema nervioso, o una prolongación en el tiempo de ese sistema de alerta fisiológico cuando la causa del dolor no tiene cura en el medio plazo. Deja de ser un síntoma y se convierte en una enfermedad por sí mismo, afectando al descanso, el estado de ánimo y la vida cotidiana del paciente.
R.En la Unidad nos centramos precisamente en este tipo de dolor, que requiere un abordaje especializado y sostenido en el tiempo.
P.¿Qué dolores son los más comunes en consulta?
R.Dr. Carlos Cordero: Las consultas más habituales son dolor lumbar, cervical y articular derivados de procesos degenerativos en relación con el envejecimiento. Pero también es frecuente atender cuadros de ciática, neuralgias, y dolor persistente tras intervenciones quirúrgicas por lesiones nerviosas, fibromialgia, etc. Y otros más complejos y severos como síndromes de dolor regional complejo o el dolor oncológico. Cada uno de estos cuadros requiere un enfoque individualizado y abordaje diferente.
P.¿Cómo es el proceso del paciente en la Unidad del Dolor?
R.Dr. Isaac Peña: El proceso comienza con una valoración inicial minuciosa, centrada en identificar con precisión el tipo y el origen del dolor. En la Unidad del Dolor realizamos un diagnóstico funcional del dolor, determinando si es de origen neuropático, musculoesquelético, visceral o mixto. Se estudian las pruebas diagnósticas y los informes de otros especialistas para entender qué ocurre y qué podemos hacer por el paciente. Esa diferenciación es esencial, porque de ella depende la elección del tratamiento más eficaz.
R.A partir de esa valoración, se diseña un plan terapéutico personalizado, que puede incluir medicación, técnicas intervencionistas o apoyo rehabilitador y psicológico. El seguimiento es estrecho, con revisiones periódicas que permiten ajustar la estrategia según la evolución del paciente que suele ser fluctuante a lo largo del año, especialmente en los casos de dolor neuropático.
R.El objetivo final es controlar o disminuir el dolor de forma estable, recuperar la funcionalidad y mejorar la calidad de vida, siempre dentro de un marco de atención segura y coordinada con el resto de las especialidades médicas y quirúrgicas. Dentro de todo el proceso es importante recalcar que acompañamos al resto de especialistas implicados en el plan terapéutico del paciente.
P.¿Qué tratamientos y técnicas hay a disposición de estos pacientes?
R.Dr. Carlos Cordero: En la Unidad del Dolor del Hospital Quirónsalud Huelva disponemos de un amplio arsenal terapéutico, que se adapta al tipo de dolor, su intensidad y las características del paciente. Nuestro enfoque es escalonado y personalizado: empezamos por las opciones menos invasivas y avanzamos hacia procedimientos de mayor complejidad cuando es necesario, valorando siempre la cronología del dolor, intensidad y el impacto en la calidad de vida del paciente.
R.En una primera fase, se emplean tratamientos farmacológicos específicos, que incluyen analgésicos, antiinflamatorios, neuromoduladores o fármacos dirigidos al dolor neuropático. Cuando el dolor no responde, podemos aplicar técnicas intervencionistas realizadas bajo control radiológico o ecográfico, que nos permiten actuar directamente sobre los nervios o estructuras implicadas en la transmisión del dolor para disminuirlo. Entre ellas destacan los bloqueos nerviosos, infiltraciones epidurales, las infiltraciones facetarias o sacroilíacas, los bloqueos simpáticos, o la radiofrecuencia, que puede modular la señal dolorosa de forma prolongada sin alterar la función nerviosa o bien destruir estructuras nerviosas para eliminar la señal de dolor.
R.En casos más complejos, recurrimos a procedimientos avanzados como la neuromodulación eléctrica mediante estimuladores medulares o periféricos, o los sistemas de infusión intratecal que administran medicación directamente en el espacio medular para un control más eficaz con dosis mínimas. Estos tratamientos están limitados a casos muy especiales de gran severidad. Además, el tratamiento se complementa con medidas de rehabilitación funcional, fisioterapia y apoyo psicológico, fundamentales para abordar el dolor desde un enfoque integral. El objetivo de la Unidad no es únicamente reducir la intensidad del dolor, sino restaurar la funcionalidad, mejorar la autonomía y recuperar la calidad de vida del paciente previa al inicio del dolor.
P.Por último, ¿qué factores influyen en la consecución de un tratamiento exitoso?
R.Dr. Isaac Peña: El resultado depende de varios factores: por orden de importancia, un diagnóstico preciso del tipo de dolor y el tiempo de evolución es determinante. Además, hay que considerar la estrategia terapéutica definida, los tratamientos previos y la implicación activa del paciente. Sin olvidar que la actitud, la adherencia a las recomendaciones y el abordaje integral —médico, físico y psicológico— son esenciales para lograr una mejoría estable y significativa.