En estos tiempos de dominio sobre la opinión pública por la vía de los eufemismos, las medias verdades, los supranacionalismos, la deslealtad asociativa - produzcan o no insomnio - de predominio del monetarismo, como viene sucediendo desde hace años, incitando al alejamiento de las culturas nacionales y poniendo etiquetas descalificatorias a aquellos que pretenden mantener su identidad y orgullo de pertenencia territorial por encima de las vías burocráticas del entramado de la UE, bajo la tutela de una Presidenta de la Comisión a la que no se ha votado y que se permite, equivocándose, hacer advertencias autoritarias a determinados miembros de la conjunción de países europeos y llamadas de atención, pre y poselectorales, en función de los resultados de las urnas y que en el caso de Italia, conste que respeto la voluntad de los italianos como aquí la venimos respetando no solo por aprecios personales sino por verdadero criterio democrático cosa que no parecer tener totalmente claro la dirigente europea. Aplica, desde su cargo, una especie de "ley del embudo" con los países del Este continental mientras hace la vista gorda o baja el nivel de exigencias en los cumplimientos de lo acordado… mientras apela al miedo por los avances de los populismos de derechas que, digo yo, algo tendrán que ver con la ineficacia y la mediocridad de socialdemócratas y liberales que dirigen la UE, además de una burocracia exhaustiva. No parecen enterarse de que esos países han vivido, conocido y surgido las miserias y ausencia de libertades propios del modelo comunista. De ahí, que no pasen fácilmente por el aro de determinados conceptos y decisiones emanadas de Bruselas.

Algo parecido pero no tan difundido y por la evidencia de los hechos, seguramente tan grave - si no más - que lo de Europa viene sucediendo en América solo que allí el populismo dominante es de izquierdas - Brasil está en segunda vuelta - y no vemos los mismos temores en los "opinadores", ni las aperturas de informativos con los hechos en Nicaragua, por poner un ejemplo y sin olvidar a los dirigentes de Perú, Bolivia, Colombia, Argentina, Venezuela, Chile, Cuba… destacados por su antiespañolidad y con tendencias ideológicas sustentadas bajo el paraguas del Grupo de Puebla y los inefables ZP y Monedero, junto al de apellidos desacastellanizados, López Obrador.

En fin, que los populismos incomodan a todos porque la radicalidad y el sectarismo son adversarios de las democracias y su crecimiento actual deben hacer pensar en lo que se está haciendo mal por los "clásicos" para que el pueblo huya de votarlos.

Esperemos que no sea tardes, como ayer en un insulto al protocolo y el pánico a los abucheos de todo un Presidente, para reconducir estas situaciones de predominio ideológico antisistema y que, "ahora, ya en serio", tomar conciencia del problema político internacional. De momento, ya sabemos que podemos esperar con dirigentes de alto nivel capaces de responder así ante un problema institucional.

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