Poetas por la paz en Cortelazor

Producir poemas y recitarlos por las escuelas, por los bares, por las cárceles, por las plazas y las calles…

Cortelazor la Real es un precioso enclave en el corazón de la Sierra de Aracena y Picos de Aroche. Cuenta tan solo con 300 habitantes y pasear por sus calles, hechas a la medida de las personas, es una delicia, que inevitablemente conduce a la plaza dominada por la parroquia de Nuestra Señora de los Remedios, del siglo XVI. Cerca de ella, el soberbio olmo centenario a cuya sombra se reunía el concejo de la villa, antiguo como la propia iglesia, aunque algunos dicen que es casi milenario. La belleza del entorno se plasma cada año en lienzos en un Certamen de Pintura al Aire Libre que enriquece el Museo José Pérez Guerra, que lleva el nombre del cortelazoreño que fundó el prestigioso semanario El Punto de las Artes.

Para Javier Sánchez, Cortelazor es el paraíso al que siempre vuelve. Se ha citado allí una tarde noche de primavera con una veintena de Poetas de Huelva por la Paz, la plataforma que, como dice su coordinador, Ramón Llanes, un día ideó "producir poemas y recitarlos por las escuelas, por los bares, por las cárceles, por la universidad, por los tablaos, por las iglesias, por las plazas y las calles, por esta geografía y la otra, por aquella mirada y la siguiente,…". Una gran idea la de poner la belleza de las palabras al servicio de ese anhelo universal que es la paz, con la convicción de que "un verso puede detener una bala". En Cortelazor sonaron versos con registros muy diversos, pero con el leit motiv de la paz, acompañada a veces de sus lamentables contrapuntos: la injusticia y la guerra. No faltó el recuerdo a Miguel Hernández y al paso del joven poeta por la Sierra de Huelva cuando buscaba refugio en Portugal.

He tenido el privilegio de compartir con los "poetas por la paz" una velada inolvidable, a la que aporté unos modestos versos, recogidos en dos tankas bajo el título de La paloma de la paz, a los que definí como un microdrama en dos actos. Dicen así:

"Paloma blanca,/ vejada y malherida / por cruel halcón,/ yace inerme en un yermo / de angustia y de dolor.

Manos piadosas / le curan las heridas./ Remonta el vuelo./ Brillante bajo el sol,/ recupera su reino".

Cortelazor ha sido una etapa más de la misión itinerante que se han impuesto los Poetas por la paz. Por otra parte, setenta y cinco de ellos han vertido sus poesías en una antología, editada recientemente Niebla en Huelva con el patrocinio de la UNIA, que llega directa al corazón.

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