Recibo desde hace muchos años la revista Facanías que edita el Centro Cultural Católico de Valverde del Camino, envío que me llena de satisfacción porque me depara un buen rato de interesante lectura e información. Es una publicación que trasciende de lo puramente local, con toda su intensa y eficaz dedicación a los temas de la propia localidad, para ocuparse de asuntos de la mayor trascendencia y universalidad. Desde una amplia perspectiva que abunda en el mundo del conocimiento y la sabiduría, Facanías ilustra sobre la actualidad de Valverde del Camino, con una información precisa y objetiva, sobre toda una panoplia de interés cultural: arte, literatura, sociedad, historia, tradición, política, deportes… Es en suma el interés de una población que siempre se ha distinguido por su preocupación por la cultura y el saber, prueba de su arraigado abolengo intelectual y emprendedor.

Celebro que un artículo sobre el prestigioso escritor valverdeño José Nogales, de quien ya he escrito en alguna otra ocasión, me depare esta oportunidad de agradecer a los editores de Facanías su puntual envío mensual que me propicia tan grata lectura. Y es que en el último número dedica un interesante artículo, que firma Mar González, sobre el autor que nos ocupa al que comienza recordando como ganador del concurso organizado por El Liberal en 1900 con su conocido relato Las tres cosas del tío Juan, si bien su fama y prestigio literario trascendió más allá de “una larga trayectoria como periodista y cronista”, autor de relatos “con un estilo impecable y un acertado dominio de las descripciones” situándonos “maravillosamente en el escenario” de la narración”, todo un maestro de este género que se iniciaba en los albores del siglo XX”.

Y así, con gran acierto de la autora que nos sorprende gratamente, inserta un artículo nada menos que de Vicente Blasco Ibáñez, sin duda uno de los genios de la narrativa española de la época. Comienza lamentando su ausencia del homenaje de El Liberal (por “ver cerradas las puertas de mi patria”) y abunda entre otros elogios a Nogales, afirmando: “Merece nuestro homenaje y ocupa lugar aparte en la historia literaria como artista de la descripción, poseedor de una verdadera magia evocativa. Además de gran escritor, fue un hombre, un verdadero hombre, en la más noble y alta acepción de dicho término”.

Digno recuerdo a tan esclarecido referente, a un inolvidable y valioso escritor de Huelva, merecedor de tan emotiva evocación y que, como aseguraba el autor valenciano, “el escritor tiene derecho a que su país le respete y admire su obra pero pesa igualmente sobre él la obligación de interesarse por la vida del mismo país, de compartir sus dolores, de fomentar sus entusiasmos… Desde siglos más remotos, el poeta, el artista literario, fue el vate, el vidente, el exaltado que puestos los ojos en el porvenir, lo pobló de generosas ilusiones, alegrando con ellas la vida interna de las multitudes...”.

MÁS ARTÍCULOS DE OPINIÓN Ir a la sección Opinión »

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios