Me resulta casi grotesca la incoherencia de Pepe Guardiola no ya por dedicar una victoria a dos paisanos en prisión, es libre en sus dedicatorias, pero se equivoca en los motivos que aduce respecto a la sanción. Él habla como otros muchos de presos políticos e insiste en el carácter autoritario del Gobierno español. Pues bien, Pepe, hay que tener mucha "barrut" -si no me equivoco, caradura-, para hacer esas afirmaciones de manera tan rotunda. Son muchas otras personas las que te han contestado y muy bien, por cierto. Las de Imbroda, también en la élite deportiva y con ejemplo técnico es, sencillamente, genial. Yo no aspiro a tanto, me conformo con señalar tu falta de coherencia y, quizás, voy a decir tu error por no pensar en mala intención.

Los dos Jorges no están en prisión por sus ideas políticas como es notorio, salvo para ti y los afines, lo están por sediciosos, por subirse y romper coches, acosar a los servicios de Seguridad del Estado e incitar al desorden público (al parecer uno de ellos pidió cambio de celda porque el compañero de la misma le cantaba el ¡Viva España!). Como resulta incoherente que hables de autoritarismo ostentando el glamuroso récord de tarjetas rojas, curiosamente, nunca por juego violento -lo cual te honra- y siempre por protestas reiteradas, menosprecio… más o menos a expulsión por año, con la singularidad de que a excepción de una -de un total de nueve-, todas fuera del Nuevo Campo -antes, Juan Samper, el suizo fundador del Club-, superando al propio Stoichkov, el de fundamentos democráticos impecables como acusar de franquistas al que se le pone a tiro. Como se ve, todo un ejemplo de aceptación de los reglamentos y normas en su actividad profesional que reflejan un carácter en el que no hay más autoridad que la que genera su propia opinión.

Mas no acabamos aquí, para redondear la cuestión, Pepe se apellidaría en castellano "hucha"; lógicamente se fue a jugar a Qatar, prototipo universal de Estado libre y democrático. En fin, la "paja en el ojo ajeno y no la viga en el propio" que hasta sus admiradores le instan que deje ese camino. El problema es que el ego no bien digerido es mal compañero de viaje y lleva a la incoherencia frecuentemente.