Desde hace años la frase presidencial: "…es la economía…" en la preparación electoral de un Presidente americano, a finales del pasado siglo, hizo fortuna entre los pensadores políticos conservadores que, aún pasados los años, no han sido capaces de ir más allá de la gestión económica y paulatinamente, han ido abandonando la valía intelectual de los análisis y ensayos culturales, sociológicos y formativos que llevan al éxito en el debate de las ideas, herramienta nada desdeñable, en los procesos electorales y en el ejercicio cotidiano del Poder o la Oposición, según corresponde, y que ha llevado a la izquierda fracasada tras la caída del Muro de Berlín y el declive socialdemócrata a recuperar la iniciativa ideológica, intelectual y universitaria con inclusión de la economía, al renovar sus postulados iniciáticos desde la lucha de clases del originario marxismo y sus confluencias con su preocupación sacrificada para evitar injusticias de futuro por los postulados de la Escuela de Francfort que explotarían Gramsci y más tarde, Laclau, preconizando la obsolescencia de las apelaciones al proletariado y promoviendo el control de la educación y la cultura como camino hacia el dominio social universal - globalismo - monopolizando las nuevas teorías, tal cuales son, ecologismo, feminismo… o equiparando igualdad y equidad obviando el concepto libertad, tal como nos explicó hace unos días el señor Girauta en la presentación de su último libro y que acabó siendo toda una lección magistral sobre el pensamiento político liberal.

Debo reconocer que asistí con cierta ventaja porque ya había leído el libro hace un par de meses, con lo cual, pude reafirmar las sensaciones que me había producido, así como algunos de mis pensamientos ya expuestos en ocasiones anteriores en este mismo espacio.

Y es que basta leer la dedicatoria del libro: "A las almas libres" y las últimas palabras del mismo: "…no seas mediocre", para entender el contenido del mismo, estructurado en forma de carta dirigida a los jóvenes quizás, especialmente, universitarios.

La realidad del día a día, tiene mucho de lo descrito y explicado por Girauta y que, a mi entender, la derecha no termina de asimilar. Lo exclusivo de la problemática económica del candidato americano, era coyuntural aunque mantenga su vigencia en tiempos de crisis pero ya no de manera exclusiva. Hoy, tenemos nuevos parámetros, ya citados y monopolizados por una izquierda populista con camuflaje democrático. Pero imbuida de afanes prohibicionistas y rotunda enemiga de la libertad.

Mientras, la derecha aún no se ha enterado que el dinero no tiene ideología y que hoy día, además, está en manos del "globalismo". De ahí, el error de huir del debate cultural y convertirse en una gestoría sin sustento ideológico más allá de la economía.

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