Cuauhtémoc, embajador de los mares

Los cadetes han descubierto los Lugares Colombinos, que abrieron las primeras páginas de nuestra historia común

En la turbulenta historia de la conquista de México se suceden episodios violentos en los que el heroísmo se mezcla con la traición, y la ambición de poder y riqueza se erigen en objetivos fundamentales, unidos a otros más nobles, como el afán evangelizador, que a veces actúa como mero pretexto que encubre los anteriores. La historia de España ha engrandecido la figura de Hernán Cortés, personaje controvertido, mezcla de grandes cualidades y desbordadas pasiones, clave en la creación del virreinato de la Nueva España, que extendería el dominio de la metrópoli a gran parte de América del Norte y Central. En 1520 los españoles habían sido derrotados en la Noche Triste y un año después el joven Cuauhtémoc (Águila que desciende) fue elegido huey tlatoani, emperador de los aztecas. Como tal, defendió valerosamente la ciudad de México-Tenochtitlán, sitiada por los españoles y sus aliados tlaxcaltecas. Tomada la ciudad, fue muerto en 1525, acusado de una supuesta conspiración contra Cortés. Hoy es considerado como un icono de la mexicanidad por su valor y espíritu de sacrificio.

Seguramente por ello, Cuauhtémoc es el nombre del buque escuela mexicano, construido en unos astilleros de Bilbao, que, en su viaje de nueve meses y medio de circunnavegación del mundo, ha hecho en Huelva su primera escala europea. En él se forman los alumnos de la Escuela Naval Militar que, con el tiempo, llegarán a ser oficiales de la Armada Mexicana. Para nosotros ha sido un privilegio acompañar durante dos días a sendos grupos de cadetes en su descubrimiento de los Lugares Colombinos, que abrieron las primeras páginas de nuestra historia común, y otros singulares rincones de la provincia: Niebla, El Rocío, Doñana,… Por su parte, como auténticos embajadores de su país, han invitado a los onubenses a asomarse a sus tradiciones, que conservan la huella de los ritos y costumbres de aquí, conjugados con los suyos ancestrales. Entre ellas, su afamada gastronomía que, por cierto, se acopla a la perfección con el jamón de Jabugo y los vinos del Condado.

El Cuauhtémoc conmemora en este viaje el centenario de la Constitución que cerró una etapa de dictadura y enfrentamientos en su país. Nada como su estancia entre nosotros para celebrar también los 40 años de la restauración de las relaciones diplomáticas entre México y España, interrumpidas durante nuestra propia dictadura.

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