El debate de La Sexta parecía una carta de ajuste, una ausencia de programación. Los colores, los rostros, tonos y brillos desatinados. Y ese fondo musical, en las voces de los protagonistas, que aburría, resultaba monótono, cansino. Las noticias que conocemos en esta parte de España son diferentes a las noticias que se emiten en Cataluña. Los representantes del pueblo están para representarnos (valga la redundancia). Pero no sabemos qué desean, qué quieren, cuáles son sus metas ni sus objetivos. España está fragmentada y Cataluña también. Si España es ingobernable, Cataluña no se queda atrás.

Cada uno dicta, no lo que su conciencia le indica, sino lo que sus intereses le permiten. Y hoy conoceremos los resultados de unas elecciones marcadas por el odio y el rencor, por la violencia en redes sociales, por la envidia. No se extrañen ustedes si dentro de unas horas los medios de comunicación determinan que el independentismo ha obtenido la mayoría.

Las librerías de Cataluña tienen en sus estanterías un cómic de Pablo Ríos titulado President Puigdemont, en principi sí. En su cubierta puede observarse la imagen del huido con los pulgares de sus manos levantadas. La última página de esta publicación recoge una frase de Puigdemont: "En Bélgica he podido comprobar cómo flamencos y valones se odian en cordial harmonía. Este es el futuro que quiero para Cataluña".

Dice Luri que en esta campaña han existido abundantes ejemplos de irresponsabilidad. Y detalla el filósofo navarro: "El primero, a mi parecer, nos lo han proporcionado quienes han defendido explícita o implícitamente que no somos Un pueblo, sino dos. Si esta tesis se impone, habría fracasado la estrategia que se marcó el PSUC en la transición con su lema Un sol poble (Un solo pueblo) y que Jordi Pujol se jactaba de hacer suya".

Lo cierto es que no saben lo que quieren. Llegar al poder en estos tiempos es un ejercicio de irresponsabilidad, sobre todo si los fines que promueven dividen, envenenan, crean odio y generan violencia. Pero la armonía (o harmonía como dice el huido) nunca nace del odio, ni de la violencia. La armonía se genera en las entrañas del sentido común.

Ya hasta acusan a El Selu de fascista por actuar para Ciudadanos, cuando en sus 29 años de Carnaval lo ha hecho para todas las formaciones políticas. Menos mal que El Yuyu apuntó: "Tú canta donde te salga de los huevos. Y punto. Y el que no lo entienda... a la Venta del Nabo". Y si no están de acuerdo, enciendan la carta de ajuste.

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