día internacional del cáncer de mama| cada año se atienden cerca de 300 nuevos casos día internacional del cáncer de mama | noventa profesionales trabajan en la unidad oncológica

Una nueva mirada a la VIDA

  • La cuarta parte de los cánceres detectados al año en Huelva son de mama La tasa de curación es del 80% frente al 60% del resto de tumores

Son las nueve de la mañana de un día cualquiera. El frío se ha echado encima y María González coge su chaqueta antes de salir de casa. Está algo nerviosa, incluso desorientada. Le han llamado del hospital y no sabe muy bien qué puede pasar a partir de ahora. Tiene 41 años y toda una vida por delante. La consulta es la cuarta planta del Hospital Juan Ramón Jiménez. Llega diez minutos antes de su cita y allí empieza a ver un mundo tan desconocido como impactante, pero también, aunque parezca paradójico, acogedor. Ella aún no lo sabe, pero dentro de unos minutos conocerá que es uno de los 1.200 nuevos pacientes que anualmente se diagnostican de cáncer en Huelva, una de las casi 300 mujeres de la provincia a las que se les detecta cada año un cáncer de mama, que pone nombre a la cuarta parte de los carcinomas que se detectan cada año.

El primer contacto con la enfermedad es uno de los momentos más difíciles tanto para el paciente como para el médico. "No me ocultaron información, aunque en ningún momento nombraron la palabra cáncer", recuerda María, quien reconoce que en un principio no fue consciente de lo que le venía con la enfermedad. "Es como si te cayese una losa que no te deja ni pensar. Vas con cierto temor y siempre imaginas algo, aunque hay un mecanismo de defensa que te lleva a pensar que nunca te va a tocar a ti...", relata. Ese día lo tiene grabado en su memoria y también en el calendario de hace cuatro años, pero en ese recuerdo lo que queda es un profundo agradecimiento a cuantos han pasado a formar parte de "esa gran familia" que a través de la enfermedad "te devuelve vida". Todo va tan rápido que "sólo piensas en salir adelante". Lo sabe bien Juan Bayo, Jefe de la Unidad de Paciente Oncológico, que entiende que ese primer día es "básico" para lo que puede llegar después y por ello "hay que cuidar mucho la información". Y se hace con un trato especial como todo lo que se lleva a cabo en la cuarta planta, donde se conjugan cerca de 3.500 consultas anuales y 6.400 tratamientos de quimioterapia en el Hospital de Día; y en el sótano, donde cada año se tratan alrededor de 1.200 pacientes con más de 16.000 sesiones de radioterapia. El próximo miércoles se celebra el Día Internacional del Cáncer de Mama como recordatorio del compromiso de toda la sociedad en la lucha por esta enfermedad. Es el tumor más frecuente en las mujeres occidentales. Es también el que mayores tasas de curación tiene: mientras que para el resto, son de entre el 55 y el 60%, en el cáncer de mama el porcentaje se eleva hasta el 80%. Las cifras están ahí y también se van. Pero "lo que siempre queda es una forma de aprender a vivir, disfrutar, aprovechar cada instante... Aprendes a mirar de otra manera", explica María. "En tus manos está cómo llevar la enfermedad y en tener claro que hay que salir y mirar la vida". Habla así Lola Márquez, que a sus 47 años está en el camino de superar un cáncer que se llevó consigo las dos mamas. Cuando explica su proceso utiliza una sonrisa y un tono irónico: "Me gusta llamar la atención". Contagia una alegría que es capaz de arrancar sonrisas allá por donde va. Ella quiere contar a todo el mundo que "se sale" y que mientras dura el tratamiento, las dudas y los miedos, "hay una vida intensa que vivir". Porque tiene claro que la enfermedad le zarandeó para enseñarle a ver qué es importante y qué deja de serlo, qué es lo que merece la pena y qué no, y ver "todo lo grande que nos rodea" y no vemos, por desgracia, hasta que la vida te sacude. Y ese sentimiento, garra y fuerzas se respira desde que se abre la puerta de la Unidad de Oncología del Complejo Hospitalario Universitario de Huelva (CHUH), en el que trabajan 90 profesionales, con una premisa que va más allá del tratamiento de una enfermedad. El cáncer es una patología especial y como tal requiere un tratamiento singular que amortigüe la toxicidad de la sesiones de quimioterapia y radioterapia a las que se someten la mayor parte de los pacientes. Bayo marca como clave "la implicación" y también el trabajo en equipo, sin el cual "de nada serviría que hubiera un buen médico o una enfermera excepcional. El trabajo ha de ser en equipo para que se efectivo". Ese plus va con el personal de la Unidad. "No sabemos no implicarnos", explica la supervisora de enfermeras de Oncología, Yolanda Bouzada. Ella es la máxima expresión de "ese algo que hay en una planta en la que los que no la conocen piensan que las lágrimas están todos los días a flor de piel". Pero nada más lejos de la realidad. El cáncer es duro, aún se relaciona con un desenlace final, pero aún así (todos los que han hecho posible este reportaje coinciden en ello) es capaz de sacar lo mejor de las personas, "las mejores caricias, las mejores palabras y también los mejores silencios", que muchas veces son lo único que necesitan los pacientes. Para Lola la mejor medicina fue intentar normalizar el proceso. Nada más conocer el diagnóstico pensó en su familia y en que "no podía dejarlos en la estacada". Tenía claro que "esto (aún cuesta pronunciar la temida palabra) le iba a quitar "lo justo y necesario" de su vida. Lo dice con una plenitud que contagia el alma de quien le escucha, a quien deja sin palabras cada vez que explica que el cáncer le ha enseñado a vivir. No esconde los momentos malos. "Claro que he llorado -explica- y claro que ha habido días muy duros, pero siempre hay otro camino aparte de venirse abajo". El comienzo está en uno mismo, pero también aquí es tarea de equipo. Los médicos, las enfermeras, auxiliares, técnicos, administrativos, limpiadoras... Todos y cada uno de los que recorren los pasillos de la cuarta planta y del sótano del hospital son esenciales para que esa nueva forma de ver la vida llegue. "Al principio te puede costar, pero una vez que estás -explica Yolanda- en la unidad se crea un vínculo que dura toda la vida y que va más allá de ser gratificante" porque el enfermero se "engancha" a una relación con el paciente. El paciente aprende pero "también da muchísimo" porque el enfermo oncológico "es muy agradecido" y "te enseña a vivir la vida de forma diferente". Es algo que no duda Anabel Jiménez, una de esas enfermeras de la planta de Oncología que transmite las ganas de trabajar en su unidad. Ella entiende que "lo más bonito" de su labor es la "parte humanitaria, el contacto directo con los pacientes, de los que hay mucho que aprender". Y como ella, el resto de trabajadores que hacen de oncología un departamento especial.

El área de radioterapia completa la unidad. Sus cuatro consultas médicas, junto a la de enfermería, los dos aceleradores y el Servicio de Radiofísica se impregnan de ese "algo especial" que tiene todo lo que acompaña a esta enfermedad. Magdalena Toscano es una de las enfermeras que trabaja allí desde hace nueve años y a pesar de ese tiempo reconoce que "es imposible no llevarse casos a casa" porque son "lecciones de vida, por su impacto y por lo gratificante que llega a ser el día a día... Por la magnitud de los pacientes, que te enseñan a vivir la vida de otra manera".

Aunque el cáncer de mama puede afectar a cualquier mujer, el riesgo de padecerlo aumenta con la edad y la mayor incidencia se concentra entre los 50 y los 65 años, si bien el perfil responde a una mujer de edad media. El diagnóstico temprano y los avances terapéuticos han permitido que la supervivencia global a los 5 años del diagnóstico de este tumor supere el 80%. El 19 de octubre, nuevamente, el calendario estará marcado en rosa. Ese color que se ha convertido en un símbolo de solidaridad con las mujeres que se enfrentan o se han enfrentado a un cáncer de mama y con el que quienes han puesto la voz a estas líneas quieren decir alto y claro que no están solas.

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