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Cómo hacer buenos propósitos de año nuevo y cumplirlos

  • Cuidado con los compromisos de nuevo año porque cumplir la palabra que nos damos a nosotros mismos es lo que más energía nos da pero no cumplirla es lo que más nos quita

Déjense de promesas incumplibles o largas listas de propósitos. Dejen de boicotearse a ustedes mismos. Si no tienen la firme y clara intención de cumplir sus propósitos de año nuevo, y si no están seguros de que quieren conseguirlos, no los hagan. Nada afecta más a nuestra autoestima que faltar al compromiso con nosotros mismos, incluso cuando creemos que nadie más se ha enterado. ¿Quieren empezar el año teniéndose en contra a ustedes mismos? Supongo que no, así que tengan cuidado con los propósitos que piensan en esta noche mágica, emocional e irracional de fin de año.

El poder de la energía de las personas

Sé que, racionalmente, es una tontería pensar que hay algún cambio real entre las 23:59 del 31 de diciembre y las 00:00 del 1 de enero. También supongo que esas ilusiones que ponemos muchas personas en el cambio de dígito del año no tienen demasiado fundamento científico. Incluso admito que el propio calendario es un viejo invento humano que no influye en el funcionamiento del Universo.

Pero también sé que no es lo mismo escuchar a Fito y Fitipaldis en mis inseparables auriculares, que rodeada de personas que vibran con él. Sé que mirar la puesta de sol junto a alguien especial nos conmueve. Que observar la luna, en la certeza de que más personas la están mirando, tiene el poder de disipar la soledad. Y creo que existe la conexión emocional entre las personas más allá de lo físico y lo lógico, y que cuanta más gente está pensando, sintiendo o haciendo lo mismo, más conexión y más energía se genera.

Creo, además, que esa es una de las razones por las que esta noche de fin de año, con tantísimas personas proyectando sus energías positivas y sus deseos, es más fácil sentir esa conexión y la fortaleza que se deriva.

Así que esta noche verán más cerca o posible que nunca ese cambio que anhelan. Y posiblemente se sentirán con fuerza y determinación suficientes para conseguir hacer todo lo que quieren hacer. Y justo por eso hay que tener más cuidado que nunca. Porque si queremos empezar el año con buen pie y la autoconfianza de nuestra parte, debemos cuidarnos de comprometernos con propósitos que vayamos a cumplir sí o sí.

Cuidar al niño que todos tenemos dentro

Todos llevamos dentro al niño que fuimos. Ese niño interior es el que nos provee de energía en nuestras vidas y al que debemos cuidar con cariño y aceptación si queremos tener una sana autoestima. Con este concepto psicológico en la mente, hagamos ahora juntos una breve reflexión.

Necesito que imagine a un niño pequeño, de 4 o 5 años, que le quiere mucho y al que usted quiere mucho. Le acaba de prometer llevarle a conocer los delfines de un parque acuático de Portugal. El niño está súper emocionado, exultante, cargado de energía. No sabe cómo darle más muestras de cariño. ¿Puede ver esta situación?

Ahora imagine que una reunión de trabajo inesperada le obliga a posponer la cita. El niño no lo entiende, y aún así lo acepta porque le quiere y porque usted le ha prometido que será el próximo fin de semana. "Es que el trabajo es muy importante", le dice. Aún hay cierta energía en el niño, aunque menos abrazos y menos ilusión.

Y ese fin de semana, por segunda vez, pospone usted la cita. Esta vez es a causa de una reunión de amigos. Y la semana siguiente pospone por tercera vez la visita al delfinario, y aún hay una cuarta vez… ¿Cómo se imagina al niño? ¿Cómo imagina que será la imagen que tiene de usted ese niño que tanto le quería?

Y ahora piense: ¿cuántas veces ha dejado tirado o tirada a su niño o niña interior? ¿Cuántas veces ha incumplido sus compromisos con usted?

La mayoría de los propósitos de año nuevo van de eso, de cuidar a nuestro niño interior, de darnos mimos, de hacer lo que nos da la energía del chiquillo ilusionado: viajar más, ver más a los amigos, hacer más ejercicio, dejar de fumar, enfadarnos menos, comer más fruta, trabajar menos… Y en febrero, cuando no hemos cumplido, ¿cómo nos sentimos?

Por eso es necesario que tomemos algunas precauciones a la hora de pensar y definir nuestros propósitos de año nuevo, para que no se conviertan en otra decepción para nuestro niño interior.

Un buen propósito de año nuevo

Lo primero es tomar un papel y escribir todo eso que queremos conseguir. Venga, no se pongan freno. ¿Tienen la lista? Pues ahora, lo siento mucho, pero decidan uno. Sólo pueden elegir un propósito de año nuevo. No es efectivo tener muchos más. Y no se estresen, porque la lista seguirá ahí cuando consigan éste que han elegido primero y quieran más ideas para ver cómo seguir alimentándose de la energía de sus niños interiores. Ahora, simplemente, empiecen por uno.

Lo segundo es hacer un plan de acción. Sean concretos, pongan fechas a los compromisos que adquieren y elaboren un sistema de seguimiento para que sea fácil medir los avances que vamos consiguiendo. Si cumplir la palabra nos motiva, ni se imaginan cómo lo hace comprobar que nos vamos acercando al objetivo.

Y lo tercero es compartirlo. Comprométanse consigo mismos a través de los demás. Pidan ayuda a sus amigos, a sus seres queridos, ¡a los desconocidos que se encuentren en la vida! Compartan con ellos sus logros. Estén abiertos para compartir la energía que genera cumplir la palabra con su niño interior. La repercusión emocional infinita e inevitable que nos une a todos hará el resto. ¡Feliz Año!

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