"Un jubileo es una primavera para las personas y para la Iglesia". Con estas palabras del obispo de Huelva, José Vilaplana, se invita a participar en un tiempo de gracia que se inició ayer en santuario de Nuestra Señora de la Cinta. Un periodo para la alegría que arranca en el cuarto viernes de Cuaresma, uniendo así los aromas del azahar con el de los jazmines de las paredes encaladas de la ermita.

Todo comenzó con las horarias de las seis de la tarde que marcó la espadaña, inquieta para el repique jubilar. La comitiva partió desde la iglesia del convento de las Madres Oblatas, que este año cumple su cincuenta aniversario. Arrancó así una ceremonia sencilla, emotiva y envuelta de la mayor esencia mariana. La comitiva recorrió la explanada del mirador, rodeando la Cruz de los Ángeles, como si estuviera abrazando a Huelva, ya que estuvo hasta mediados del siglo XIX en la misma Placeta. De alguna forma, toda Huelva se encontraba así en este acto, a la junta gestora de la Hermandad de la Patrona le acompañó la corporación municipal (con representación del PSOE, PP y C´s). Así como el Consejo de Hermandades, hermandades y parroquias.

24Horas dedicadas al Señor en una exposición del Santísimo que culmina hoy a las 18:00

La Cruz de los Ángeles quedaba como clavada sobre unas marismas de plata, en una jornada soleada pero bastante fría; mientras se cantaban las letanías proseguía la comitiva.

En el claustro del santuario, ante la puerta todavía cerrada y hermosamente adornada con flores, el obispo de Huelva llevó un regalo, un juego de corporal que hizo entrega al rector del santuario, Andrés Vázquez. José Vilaplana dijo que de esta forma cumplía con lo que se hace cada vez que visita a una madre. Invitó a vivir con alegría este tiempo de jubilo mariano cintero, lo que aseguró resultará un motivo de "satisfacción y gratitud".

Tomó también la palabra el presidente de la gestora, Bienvenido González Roldán, que invitó a todos a vivir este tiempo como acción de gracias ante las plantas de Nuestra Señora de la Cinta, recordando con gozo su coronación canónica, en una cercanía a la Eucaristía.

El secretario canciller del Obispado de Huelva, Manuel Jesús Carrasco Terriza, fue el encargado de dar lectura al decreto de la Penitenciaria Apostólica en virtud del cual, en nombre del papa Francisco, se concede "para celebrar dignamente el vigésimo quinto aniversario del día en que fue coronada la imagen de su celestial Patrona Nuestra Señora de la Cinta". Un jubileo que contará con "una oportuna catequesis y por los medios de santificación, especialmente la Santísima Eucaristía y el sacramento de la Penitencia, de los que se espera el acrecentamiento de la Fe, la Esperanza y la Caridad". Se espera, por tanto, se organicen funciones sagradas, peregrinaciones, conferencias y actos de devoción. Los fieles que por su edad, por enfermedad o cualquier otra causa grave no puedan acudir hasta el santuario para cruzar la puerta jubilar, se podrán lucrar de la indulgencia plenaria concedida, siempre que se unan en la oración ante una imagen de la Patrona y de acuerdo con las normas que marca la Iglesia, uniéndose espiritualmente a las funciones jubilares.

Con el sol de la tarde iluminando la puerta principal del santuario, el obispo procedió a dar los tres golpes con su báculo para abrirla. Tres veces que simbolizan a la Santísima Trinidad, "para alejar el pecado y que entre la alegría". Se escuchó entonces el repique de la hermosa espadaña del santuario.

Tras los golpes con el báculo, el obispo entró en el santuario donde solo se encontraba iluminado el altar mayor de la Virgen de la Cinta y el de la Virgen Chiquita. Un momento muy especial con el Himno de los Congresos Marianos, que cantó la Agrupación Coral de la Sagrada Cena, que dirige Emilio Muñoz Jorva.

Situado el clero en el altar mayor, comenzó el acto de inicio del jubileo al que le siguió la solemne Eucaristía. El obispo de Huelva destacó en su homilía la importancia que el jubileo se inicie en la fiesta de la Encarnación del Señor, en este tiempo que conduce hacia la Pascua de la Resurrección, que son "las dos identidades del cristiano", señaló.

Habló de María la llena de gracia, la que invita al jubileo que ofrece la gracia de una renovación personal y comunitaria. "Jubileo es una primavera para la persona y para la Iglesia", por eso invitó a tener "la alegría de que nos renovemos; así el mundo será mejor". José Vilaplana se refirió igualmente a María como Madre de la Iglesia, lo que es una invitación "a una renovación comunitaria, para ser familia, más hermanos". Aseguró que la mejor corona que se le puso a la Virgen hace 25 años "es la de los propios hijos, que deben buscar la fraternidad", "el bien de los demás, así podemos ofrecerle una corona que es el de la bien común". Por último, destacó que "invocamos a María como Estrella de la Evangelzación", y recordó el tiempo de su coronación, en la celebración del V Centenario de la Evangelización de América, "llevando la luz del evangelio", por lo que aseguró que "el jubileo debe llevar consigo un impulso misionero".

Tras la misa se expuso el Santísimo Sacramento en la mesa de altar, ante la imagen de la Virgen de la Cinta. Tras los cantos eucarísticos todo quedó en silencio, solo se escuchaban los pájaros que anidan en El Conquero. Se iniciaba así las 24 horas dedicadas al Señor, que celebra la iglesia universal y que culminará hoy a las 18:00, con misa y procesión eucarística, y bendición de la ciudad desde el mirador de la Cinta.