La población envejece a marchas forzadas y Huelva se ubicó en 2015 en el extremo andaluz de todos los parámetros que miden tal incidencia: es la provincia en la que menos niños nacen pero también en la que menos gente fallece. Así lo constatan los datos de la encuesta Movimiento natural de la población, publicada por el Instituto nacional de Estadística (INE), en la que se concreta, además, que el año pasado fueron alumbrados en la provincia 5.009 bebés, 2.591 de ellos varones (el 51,7%). Son un 3,3% menos que sólo doce meses antes, si bien es cierto que el territorio onubense mantiene prácticamente desde los 90 el mismo ritmo de nacimientos, rondando desde entonces los 5.000.

El descenso de los partos es más acusado si se compara con el primer año que refleja la estadística, 1975: entonces nacieron 7.900 niños en Huelva, 2.891 más que ahora, cuando la natalidad se ha desacelerado -ni más ni menos- el 36,6%.

Atendiendo al panorama regional, Jaén sigue de cerca a Huelva con 5.420 alumbramientos en 2015, muy lejos de los registrados en provincias de mayor envergadura territorial como Málaga y Sevilla, donde se contabilizaron 15.259 y 19.457, respectivamente.

De las madres que dieron a luz en 2015 en territorio onubense, 1.354 residía en la capital, el 27%.

Los salarios precarios o el desempleo y la dificultad para conjugar la vida laboral con la personal están detrás del desánimo generalizado para buscar un hijo. Las natalidad cae en picado y pone en jaque el Estado de bienestar, con una población cada vez más numerosa en la franja de la tercera edad (con necesidad de cobrar subsidios) y más deshabitada en la parte baja de una pirámide que, de tanto invertirse, se ha transformado en embudo con jóvenes que, además, se las ven y se las desean para encontrar un trabajo, cotizar y contribuir a llenar de forma efectiva la maltrecha hucha de las pensiones.

Con este panorama no es de extrañar que Huelva registrara en 2015 la tasa de natalidad más baja de los últimos 40 años, con 9,6 nacimientos por cada mil habitantes. La diferencia con 1975, cuando se dio un baby boom histórico, es más que notable. Entonces la tasa llegaba a los 19,26 recién nacidos por cada mil onubenses, casi diez más.

Desde que la mujer se insertara en el mundo laboral, la edad para dar a luz se ha ido atrasando paulatinamente. La edad media de maternidad el pasado año en Huelva se fijó en los 30,8 años, una tendencia que se mantiene así desde el inicio de este siglo. Entre 1976 y 1993 la media de edad para parir se situaba en los 28 años.

La tasa de fecundidad, ésa que define los nacidos por cada mil mujeres, apunta en su cenit a las onubenses de 33 años, con 96,91. En la franja de edad de entre 30 y 34 años es cuando ésta llega a ser más elevada.

La estadística del INE proyecta otra realidad de la sociedad onubense: las mujeres no necesitan casarse para ser madres. La crisis económica ha mermado el poder adquisitivo de las parejas y muchas eligen convertirse en padres antes de pasar por el altar. Basta con analizar los datos para percatarse del cambio social que se ha producido en la provincia en los últimos cuatro decenios. Si en 1975 sólo el 2% de los bebés tenían madres que no estaban casadas, ahora son el 47,2%, casi la mitad. De hecho, ese dato relativo a 2014 es el más abultado de la serie histórica.

Hace 40 años Huelva acumulaba 2.856 casamientos anuales. Tras el estallido de la crisis en 2007, el descenso fue in crescendo, de modo que en 2013 se registró el mínimo de matrimonios de nuestra historia estadística: 1.558. Desde entonces a esta parte, la leve recuperación económica ha propiciado un ligero aumento de enlaces matrimoniales, con 1.671 en 2014 y los 1.719 de 2015. De los del año pasado, el 57% fueron civiles (980); el 39,4%, católicos (678); en 56 casos no consta el rito y cinco estaban relacionados con otras religiones.

Y donde hay luz, hay sombras. El pasado ejercicio fallecieron en la provincia 4.362 personas, el 6% de las que perdieron la vida en Andalucía, siendo Huelva el territorio donde menor volumen de fallecidos se contabilizó. El crecimiento interanual de las defunciones fue leve, del 1,8%. Fue enero el mes más negro del año, con 529 muertes sólo en esos 31 días del inicio 2015, el 12,1% del global inventariado por el Instituto Nacional de Estadística.