Fertiberia prevé 10 años para restaurar las balsas y 30 para el control y vigilancia
El proyecto para la recuperación de las zonas afectadas por el vertido de fosfoyeso se abre a exposición pública
Contempla tres fases de actuación y el control de los yesos negros
Diez años de trabajos para llevar a cabo la restauración en los que habrá controles periódicos y otros treinta más para vigilar el comportamiento de las actuaciones que debe llevar a cabo Fertiberia sobre las balsas de fosfoyeso, zona de marisma ocupada durante más de 40 años para el depósito de residuos. El Boletín Oficial del Estado (BOE) publicó ayer el proyecto de clausura de las balsas en el que se recogen de forma pormenorizada (en 439 páginas) las operaciones previstas y su impacto (medioambiental y económico), así como las medidas de control o el análisis de las diferentes alternativas para la rehabilitación del área afectada, aunque apuesta claramente por el confinamiento y aislamiento de los yesos, al entender que es la fórmula "que menor impacto" genera sobre el entorno, en contraste a un posible traslado, retirada o tratamiento in situ de los residuos .
La zona de actuación se delimita en las 720 hectáreas para las que Fertiberia tenía la concesión, que son las que se incluyen en la sentencia de la Audiencia Nacional que obliga al cese de vertidos y a restaurar la superficie que se extiende a lo largo de las denominadas como zona 2,3 y 4. Las otras 480 hectáreas sobre las que ha habido vertido quedan excluidas de la sentencia que marca la línea de actuación de Fertiberia.
El proceso de restauración se divide en cuatro fases que se extienden a lo largo de diez años y que podrían empezar a correr en 18 o 24 meses. Previamente, debe concluir la tramitación de impacto ambiental (que ahora se abre a información pública y período de alegaciones). Una vez cerrado, la empresa deberá contar también con una Autorización Ambiental Integrada que modifique la actual, ya que en ésta no se incluyen los cierres de las plantas de sulfúrico y fosfórico que la empresa llevó a cabo. Sólo después de que se logre ese segundo trámite, que debe aprobar la Junta de Andalucía, podrán comenzar las obras para clausurar y restaurar la balsas.
El desarrollo de clausura contempla un presupuesto de 65,88 millones de euros y se llevará a cabo, según el informe realizado por empresa Inerco, de forma secuencial en tres fases. Para la primera de ellas (por un tiempo de 456 días) se destinan 287.162 euros que se emplearán en la restauración paisajística de la zona 4 (Marismas de Mendaña en la que se ha actuado). Se prevén otros 33.631 euros para llevar a cabo movimiento de tierras, drenaje, sellado, restauración paisajística, vigilancia ambiental, control de calidad e instrumentación en la zona 2 (que se extenderán a lo largo de 1.565 días), y otros 30,49 millones para realizar las mismas actuaciones en la zona 3 (en un tiempo estimado de 2.608 días). Además, el presupuesto general reserva una partida de 43.802 euros para la gestión de residuos y otra de 801.923 para la seguridad y salud en las obras.
El proyecto prevé que una vez que se lleve a cabo el cierre y restauración de las balsas será necesaria una etapa de vigilancia ambiental "postclausura" que se extenderá a lo largo de otros 30 años. En ese tiempo, se entiende que se llevará a cabo el control de emisiones atmosféricas, así como de aguas superficiales, aguas subterráneas y las zonas en las que se han depositado yesos negros, una sustancia con una radiactividad mucho mayor (hasta 12 veces) que la presente en los fosfoyesos normales y sobre la que se estudia la posible retirada de su capa más superficial. Esta sustancia se encuentra en una pequeña área de la zona 3 (inactiva desde hace más de una quince años pero aún por restaurar) y el documento contempla que anualmente se lleven a cabo estudios técnico-radiológicos para determinar "si hay riesgo de exposición externa". En el proceso que se lleve a cabo tras la clausura de las balsas, se incluye también un período de mantenimiento de las zonas revegetadas.
La documentación es extensa y en ella se incluyen 12 anexos que incorporan mejoras y otros estudios, análisis sobre el impacto que tienen en la salud de los onubense las balsas, o los estudios que existen para evaluar el traslado de los residuos a un vertedero u otras alternativas que se descartan en el proyecto, debido a su "mayor impacto ambiental".
A partir de hoy, el documento se expone para que todo el que lo quiera (particulares, entidades o instituciones) pueda consultarlo y presentar alegaciones, si así lo estima oportuno, hasta el próximo día 28 de abril.
De momento, el Ayuntamiento ya anunció ayer que como parte personada en el procedimiento presentará alegaciones. "Todas ellas encaminadas a lograr un objetivo común para Huelva: la recuperación de las 1.200 hectáreas", aseguró el alcalde, Gabriel Cruz.
Fertiberia cesó los vertidos en diciembre de 2010 y emprendió entonces una reestructuración en su factoría de la avenida Francisco Montenegro de la capital. El motivo fue la sentencia de la Audiencia Nacional, que supuso el punto y final para la actividad de Foret, aliada de Fertiberia y extinta en la actualidad. Ambas empresas realizaron vertidos en la marisma onubense del residuo que resultaba de la fabricación de ácido fosfórico durante más de 40 años ininterrumpidos.
En detalle
Zonas devertido. 1.200 hectáreas de depósito de vertidos durante más de 40 años. De esas 1.200 hectáreas, 720 están incluidas en la concesión de uso del dominio público marítimo-terrestre que le fue retirada a Fertiberia; de ellas, unas 300 corresponden a la zona 4, restaurada por el Ayuntamiento de Huelva y la Junta de Andalucía y en las que se encuentran también las cenizas contaminadas con cesio-137 procedentes del accidente de Acerinox. Otras 450 corresponden a las Marismas del Pinar, ya revertidas al Estado.
Zonas de actuación. 720 hectáreas. El objetivo es aislar los residuos de unas 400 hectáreas de marisma, las que corresponden a las denominadas zonas 2 y 3. Además se actuaría en la zona 4, Marismas de Mendaña, con la revegetación de algunas superficies. En total, un plan para 720 hectáreas de terreno que tendría un plazo de ejecución de una década, con otros treinta años de monitorización de la zona y drenaje de las balsas.
Método. Confinamiento y aislamieto de yesos. La propuesta presentada por Fertiberia ante la Administración autonómica se basa en el sistema que hasta ahora se ha venido trabajando: la cubrición de las balsas y su aislamiento para evitar filtraciones. Esa fue la primera propuesta y ese es el método, según ha insistido en numerosas ocasiones Fertiberia, que se utiliza en las balsas de fosfoyeso del resto del mundo.
Proceso. Eliminar agua y evitar escorrentías. La propuesta de la empresa pasa por eliminar completamente el agua (algo en lo que ya se ha estado trabajando con anterioridad) y controlar las escorrentías mediante todo un sistema de tuberías para que una vez revegetada la zona todo el agua que se vierta en la ría llegue sin contacto alguno con el yeso. El confinamiento se haría aplicando sobre las balsas una capa de polietileno de alta densidad para evitar la entrada de agua, cubriendo con arcilla y tierra y después reforestando la zona con plantas autóctonas.
Mesa de los fosfoyesos. Una órgano de participación que aboga por la restauración completa de las 1.200 hectáreas. Hace más de tres años que se constituyó la denominada Mesa de los Fosfoyesos para dar una respuesta consensuada a la recuperación de la zona cubierta por los fosfoyesos. Se trata de un órgano de participación en el que están representados grupos políticos con presencia en el Ayuntamiento de Huelva, asociaciones empresariales, sindicatos y organizaciones vecinales y ecologistas. Desde el principio han defendido la restauración de la marisma completa porque incluyen las zonas que fueron tratadas con anterioridad, pero que, según estudios de la Universidad han seguido vertiendo al Tinto. Saben que van más allá de la obligación que la Justicia impone a Fertiberia, pero tienen claro que "lo importante es hacer una restauración integral" y que "ya se verá quién lo tiene que pagar". Qué es lo más conveniente hacer lo determinará un comité de expertos de la UHU, que acumula un largo listado de publicaciones y estudios sobre las balsas de fosfoyeso.
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