Huelva

Arqueólogos piden mayor protección patrimonial para la Isla de Saltés

  • Los expertos recogen firmas para que el yacimiento sea declarado Conjunto Arqueológico y las administraciones adquieran los terrenos | Vea aquí el manifiesto

Acceso principal de la alcazaba de época islámica.

Acceso principal de la alcazaba de época islámica. / josué correa

Itálica, Bolonia, Carmona, Medina Azahara... Y puede que en el futuro la Isla de Saltés -la ciudad que dormita en pleno corazón del Paraje Natural Marismas del Odiel, sobre el estuario de la Ría de Huelva- despierte para siempre y se sume al preciado listado de Conjuntos Arqueológicos con los que, como instituciones del Patrimonio Histórico, cuenta Andalucía.

Porque un grupo de arqueólogos profesionales, entre los que figuran José María García Rincón y Jesús de Haro (este último estuvo al frente de la campaña de excavación de la alcazaba, comisarió la muestra que se expuso en el Museo de Huelva en 2015 y en la actualidad desarrolla una tesis doctoral sobre el yacimiento) ha iniciado a través de las redes sociales una recogida de firmas, mediante un manifiesto en el que piden que las administraciones competentes fomenten los valores naturales y culturales de este espacio mediante la declaración del Conjunto Arqueológico de la Isla de Saltés.

En el documento, los especialistas explican que para poner fin a la carencia en Huelva de una institución patrimonial de esta índole, el primer paso pasa por que los terrenos en los que se localiza el yacimiento sean adquiridos cuanto antes por las administraciones públicas competentes. No en vano, el hecho de que la titularidad sea privada dificulta la consecución de ayudas públicas para acometer actuaciones de investigación en el sitio, lo que lastra el objetivo de fomentar la promoción turística de un entorno cultural, natural y paisajístico, que es único.

La tercera reivindicación de los expertos pasa por la puesta en marcha de una programación de actuaciones sobre el yacimiento, basadas en "la necesaria continuidad de las intervenciones arqueológicas, de restauración y adecuación", para recuperar para la ciudadanía y los visitantes en general los sectores urbanos de la ciudad que están cubiertos a día de hoy de forma preventiva, y continuar las actuaciones en la alcazaba para "articular un primer itinerario de difusión social que genere la conexión entre las evidencias descubiertas de la ciudad, la alcazaba y la Ría de Huelva".

El manifiesto explica que la Isla de Saltés se localiza en los estuarios de los ríos Tinto y Odiel, en el entorno de la Ría de Huelva, al interior de los límites que definen el término municipal de la ciudad onubense. "La continua sedimentación de los ríos en el estuario de la Ría genera un entorno natural privilegiado, conformado por complejos de marismas mareales y barras litorales arenosas de gran dinamismo, que albergan igualmente un ecosistema de gran valor ecológico, con una gran diversidad de flora y fauna adaptada al entorno del estuario", apunta. Estos valores fueron reconocidos por la Unesco en 1983, cuando se declararon las Marismas del Odiel como Reserva de la Biosfera. Esto conllevó que, un año después, la Junta declarase a Marismas del Odiel como Paraje Natural.

Es en este entorno natural donde se localiza la Isla de Saltés. Relatan los arqueólogos que las investigaciones han puesto de manifiesto la existencia en esta área de "estructuras constructivas de época protohistórica, relativas a los siglos VII y VI a.C., así como restos de varias piletas de salazón del periodo romano". El Yacimiento Arqueológico de Saltés se encuentra catalogado como Sector C-2 de la Zona Arqueológica de Huelva, y destaca fundamentalmente por la presencia de la Ciudad Islámica de Shaltîsh, ciudad que "llegó a ser capital del Reino Taifa de Saltés durante el siglo XI d.C".

Según el documento, las referencias contenidas en las fuentes clásicas sobre la posible existencia de un asentamiento fenicio en Saltés generarían que desde mediados del siglo XX se propiciara la búsqueda de la mítica ciudad de Tarteso en esta isla. Sin embargo, "la magnitud de la evidencia arqueológica perteneciente al periodo islámico hizo desistir a los investigadores del momento de la búsqueda de la mítica ciudad".

Las investigaciones acometidas en el yacimiento revelaron que la ocupación islámica del lugar data de los siglos IX-X d.C. En origen se trataría de "un poblamiento disperso asociado a una industria centrada en la metalurgia del hierro y del cobre". El entramado urbano conocido debió configurarse después, en torno a los siglos X y XI d.C. Se trata de un urbanismo que responde a un "trazado regular, organizado en torno a vías orientadas ortogonalmente en ejes cardinales", con calles y plazas articulando el espacio urbano.

En torno a ellas se distribuían las manzanas y casas. Las construcciones domésticas excavadas en Saltés responden, según narran los arqueólogos, al "modelo tipo de la casa andalusí". De este modo, en cada manzana se organizan de cuatro a seis casas y todas las estancias disponen de zaguán, patio centralizado, sala principal, cocina y letrina, si bien "el rango del grupo familiar marcará la presencia o ausencia de otras estancias".

Durante los siglos XII y XIII d.C. la ciudad de Shaltîsh vivió el periodo de máxima expansión. Entonces la medina alcanzó "una extensión superficial de en torno a las 20 hectáreas". La defensa de la urbe estaba protagonizada por la alcazaba, situada en el extremo nororiental del paraje de El Almendral. La alcazaba de Saltés, defensa y centro económico en la medina, "presenta mayores dimensiones a las estimadas en un principio, abarcando los 4.400 m2 superficiales".

Cuenta con dos accesos, uno monumental presidido por un arco de herradura conservado y de tipo califal con más de cuatro metros de altura, con acceso clásico en recodo y protegido por torre de flanqueo y corredor. El segundo acceso está dotado de muelle embarcadero. También se descubrió la existencia de una barbacana en el sector oriental.

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