En defensa del patrimonio cultural

Salvemos el cine Flores de Encinasola

Aun hoy, curado de espanto, como estamos muchos, hay noticias que tambalean los cimientos de mi fuero interno y me llenan de rabia e impotencia. En los tiempos que corren anunciar la muerte de un cine es fuerte, pero si este hecho ocurre en un municipio como Encinasola, donde se necesitan todos los recursos para tirar para adelante, la cosa pasa de castaño oscuro.

Hace algún tiempo, coincidiendo con la presentación de mi libro sobre la Guerra de la Restauración de Portugal en aquel querido pueblo, le mostré mi preocupación a su alcalde sobre los rumores, que ya circulaban, sobre la construcción de una residencia de mayores en el cine Flores, exponiéndome que lo primero que había que hacer era asegurarse la concesión del proyecto y después se estudiaría la posible ubicación, una vez escuchadas todas las partes.

Finalmente, la prensa, siempre altanera, se despachó hace unos meses con la construcción en el cine Flores de un centro residencial para personas mayores en situación de dependencia. Estamos de acuerdo en que con una población envejecida como la marocha la necesidad de este centro está fuera de toda duda y que mucho ha tardado en ser concedido. Sin embargo, yo me pregunto:- ¿Por qué tiene que hacerse en el cine Flores? ¿No hay otros lugares en el pueblo o en los alrededores donde ubicar un establecimiento de estas características?

Sin duda que sí, y los vecinos ya han hablado a través de diversos barruntos, indicándonos algunos sitios como el Llano San Juan, Llano de Ollero, el matadero o el huerto de la casa de la calleja de María Jesús confluencia con la esquina de la calle Abel Moreno. Si éste es el sentir popular ¿por qué no salvamos al cine Flores de la piqueta? ¿Por qué no hacemos la residencia, por ejemplo en el llano San Juan? ¿Por qué no pedimos a la Consejería de Cultura un proyecto de rehabilitación del antiguo Cine Flores para convertirlo en un gran centro cultural?

Debo reconocer que hace muchos años que vengo defendiendo el patrimonio de esta provincia, comenzando por sus edificios singulares, pero el cine Flores me duele sobremanera, entre otras cosas porque yo forme parte de aquel grupo de personas, encabezadas por los miembros de la antigua Asociación cultural Tierra de Nadie, que peleamos por recuperarlo para la vida en 1996 y lo pusimos, de nuevo, en el mapa cultural serrano. Se iban a celebrar en aquel año unas Jornadas de Patrimonio y no contábamos con un espacio donde desarrollar las actividades musicales, así que miembros de esa asociación dirigidos por Fermín Adame o Quico Fariso consiguieron no sólo la cesión para aquel evento, sino que el Ayuntamiento lo adquiriera para gloria del pueblo.

Tras unas elecciones municipales convulsas, es hora de reaccionar, y de que tanto el equipo de gobierno salido de las urnas como los vecinos salven de la muerte un cine que además de ser patrimonio arquitectónico vivo de Encinasola, es un contenedor de recuerdos de varias generaciones de marochos.

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