En defensa del patrimonio cultural

La fuente de los doce caños de Fuenteheridos

  • Es una certeza absoluta que el nacimiento de Fuenteheridos tiene mucho que ver con ese punto de agua l El líquido procede del Puerto de los Ángeles y el Cerro de los Conejales

Hace ya más de una década a José Luis Macías Rico, defensor del patrimonio y amigo, se le ocurrió una brillante idea, reunir en una publicación a un buen número de investigadores para conmemorar el centenario de la fuente de los doce caños de Fuenteheridos. Aquel parto, apoyado por el Ayuntamiento, posibilitó tratar los comienzos del siglo XX en esa bella población desde diferentes ópticas, pero siempre teniendo como hilo conductor y referente ese agua que cae por sus chorros.

Es una certeza absoluta que el nacimiento de Fuenteheridos tiene mucho que ver con ese punto de agua, donde la atmósfera es mágica y la emociones y sentimientos brotan de su agua cristalina, que diría una canción del grupo Almirez, que con ayuda de las letras de Federico Martín y Rodolfo Recio ganó, en los años ochenta del siglo pasado, un famoso concurso de televisión. Vemos la cal, los caños el agua, pero lo que no vemos es el acuífero que a través de fuentes y manantiales alivia su estómago al abrigo de rocas que se formaron en antiguos períodos geológicos.

Los que saben de esto, los geólogos, nos dicen que las aguas que llegan a nuestra fuente de los doce caños proceden del Puerto de los Ángeles y El Cerro de los Conejales, y que es tal el caudal que cada día salen por sus entrañas dos millones de litros de agua que sirven para dar de beber a los paperos y alimentar las lievas que riegan las maravillosas huertas que luego darán productos típicos como las papas. En estos pagos, tras el Descubrimiento de América, debieron de ser tan abundantes estos tubérculos que los de Fuenteheridos son conocidos en la Sierra como paperos.

Pero también la fuente de los Doce Caños es lugar de paso de dos corrientes estacionales de agua: el barranco de la Higueruela y el barranco de la Juliana, que han provocado en algunos años inundaciones como consecuencia de la abundancia de lluvias. El manantial ha tenido diversos aprovechamientos a lo largo del tiempo, el molinar, pues el agua que llegaba a través de las lievas hacía que se pusieran en movimiento cuatro molinos de grano en el curso del Múrtigas y algún molino de aceite, además, de servir sus aguas para abatanar el lino, muy abundante en épocas antiguas.

Claro que pocas fuentes pueden decir que son madres y le dan vida a ríos como el Múrtigas, verdadero emblema del patrimonio natural serrano, siendo de los pocos lugares donde podemos admirar el llamado bosque-galería. Esta ribera ha servido para atender las necesidades del hombre, claro que unas veces ha sido utilizada racionalmente, como cuando a Ramón Talero se le ocurrió generar energía construyendo la central hidroeléctrica del Salto de la Nava o para abastecer a poblaciones como Encinasola, pero también irracionalmente, soportando los vertidos de las industrias, principalmente de las cárnicas.

Tampoco hay muchas fuentes que presuman de darle nombre a una población, como es el caso de Fuenteheridos. Abundantes, como el agua, son las teorías que hablan de los orígenes de los vocablos "Fuente" y "Heridos", que si el primero procede de Fuente Fría, que el segundo del ferido o turno de riego, traído por los repobladores leoneses (XIII-XV), sin olvidarnos de la leyenda vertida en un escrito de José Andrés Vázquez, según la cual el nombre del pueblo se debe a principios del siglo XVIII cuando los vecinos solicitaron al Rey convertirse en villa, quejándose del trato dispensado por el Ayuntamiento de Galaroza, de la cual era aldea La Fuente. Según esta tesis, en la Real Provisión de Villazgo (1716) los escribanos reales debieron de equivocarse al dar Fuente Heridos como nombre del pueblo. A todo ello debemos de sumar el argumento de José Luis Macías al exponernos que la palabra "Heridos" hace referencia a los canalillos de drenaje o sangrado que sufría el agua tras brotar en el manantial principal.

Nuestra fuente está situada en la plaza del Coso, la cual se le llama así porque se corrieron toros en ella antes y después de la construcción de la plaza de toros (1884). De este espacio unitario formaba parte lo que después, en 1912, será el paseo, hoy llamado de Arias Montano.

Inicialmente había una fuente vieja, la cual se puede ver en las fotografías antiguas, de tipología árabe, que se encuentra enterrada bajo el pavimento de la actual plaza, y que contaba con una laguna central, un acerado y un banco corrido. En 1903 dejó de ser la fuente principal y se tapó, al construirse la fuente de los doce caños. El último elemento de la plaza y paseo era el lavadero, que inicialmente estaba descubierto, pero que luego se cubrió con tejas, hasta que un ayuntamiento poco acertado, el de 1955, lo derribó para construir una plaza de abastos, y todo ello con la indolencia de los vecinos de Fuenteheridos. En 1982 la piqueta acabó con el citado mercado y un pilar abrevadero para dar paso al salón cultural Juan Ramón Jiménez. También fue pasto de las políticas municipales de los primeros años de la década de los noventa del siglo pasado otro lavadero más moderno situado al sur de la fuente.

En resumen, la fuente de los doce caños ha resistido el imparable paso del tiempo, constituyendo en la actualidad uno de los símbolos de la comarca serrana, y un lugar común dentro del imaginario colectivo de los naturales de Fuenteheridos. A todos nos toca de lleno conservarla, respetándola, para así dignificar un espacio que se nos antoja fundamental para la vida de toda una comunidad.

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