Provincia

El INTA vigila la capa de ozono para prevenir los daños que causa el sol

  • Cumbre mundial para proteger a los ciudadanos de las enfermedades provocadas por los excesos de radiación solar · El Instituto de Ténica Aeroespacial calibra desde El Arenosillo la red mundial de alerta

El Instituto Nacional de Técnica Aeroespacial (INTA), en comunión con la Agencia Estatal de Meteorología (AEMET), ha finalizado una campaña de calibración e intercomparación de los espectrofotómetros de la red mundial de vigilancia del ozono que nos defiende de las radiaciones ultravioletas. Las instalaciones que el organismo nacional posee en El Arenosillo (Mazagón) han acogido esta campaña en la que han colaborado medio centenar de científicos procedentes de más de diez países, así como los equipos Dobson y Brewer de calibración centroeuropeos. De sus conclusiones dependen los protocolos de salud a la hora de tomar el sol. Se trata de evitar en la población el aumento de casos de conjuntivitis, melanomas (cáncer de piel) y cataratas.

El objetivo no es otro que hacer una puesta a punto de estos aparatos, los únicos reconocidos por la Organización Meteorológica Mundial (OMM) para la medición del contenido total de ozono en columna desde tierra, y que posteriormente puedan volver a sus centros de origen para seguir cumpliendo su misión.

Las instalaciones que el INTA posee en el núcleo costero se revelan idóneas para la calibración de estos instrumentos de medición atmosférica, debido a que estos aparatos ópticos precisan de cielos despejados y de entornos donde no se produzca la reflexión de la luz, algo a lo que contribuye la masa de pinos que flaquean el entorno. Condiciones climáticas innatas a la que hay que añadir un equipo técnico de referencia en el mundo y unos medios técnicos de primer nivel.

El organizador de la campaña y jefe de la Estación de Sondeos Atmosféricos, Benito de la Morena, recuerda que la complejidad de estos trabajos de calibración se debe a que "ozono es un gas tan escaso que no constituye ni siquiera una parte por millón de los gases presentes en la atmósfera, por lo que si lo separásemos del resto del aire y lo acumulásemos a ras de la tierra, en las condiciones de presión y temperatura normales, tendríamos solamente 3 milímetros de espesor o, lo que es lo mismo, el canto de una moneda". Una cifra irrisoria "en comparación con los ocho kilómetros de espesor que, en esas mismas condiciones, ocuparía todo el aire atmosférico". Estos datos vienen a escenificar las dificultades que entraña medir algo tan minúsculo, lo que obliga a que los datos que se recogen se traten con todo el rigor científico de un gas imprescindible para gran parte de la flora y fauna del planeta, al absorber y contrarrestar los perniciosos efectos de la radiación solar y más concretamente la ultravioleta, origen de la radiación eritemática (aquella que produce las quemaduras en la piel y los eritemas).

Todo lo expuesto da una idea aproximada de lo imprescindible que resulta homogeneizar una escala de referencia tanto en Asia, Europa o Centro América, apostilló el científico, al tiempo que añadió que "una vez finalice esta campaña mundial se pretende crear una densa base de datos internacional rigurosa y de referencia". En este sentido, De la Morena relata que "se prevé que el ozono vaya recuperándose de forma paulatina y ello requiere que los mapas que se elaboren a nivel sean muy precisos e intercomparables", de ahí los profusos ejercicios de control de calidad que se realizan en este campo.

En lo que respecta a la medición de las radiaciones solares, el coordinador de la campaña, José Manuel Vilaplana, subrayó que las magnitudes de las radiaciones son "muy sutiles dado que el rango de las distintas ondas es muy amplio". Para entenderlo, explicó, es "como querer medir con un mismo aparato unidades de medidas muy equidistantes, como podrían ser un cabello y posteriormente la distancia entre dos provincias".

Los diez días que han durado las campañas de calibración han constado de jornadas que comenzaban a primeras horas de la mañana con una comparación a ciega por parte de los científicos de sus aparatos y con los mismos parámetros de medida que traían de sus lugares de origen. Posteriormente se diseña un patrón y se evalúan las diferencias aplicando las tareas correctivas para la adecuada salud de los instrumentos.

La iniciativa mundial ha contado con tres campañas de intercomparación-calibración de espectroradiómetros. La primera fue para los instrumentos Brewer, en el que participan un total de dieciséis instrumentos procedentes de Canadá, Marruecos, Portugal, Turquía, Holanda, China Reino Unido, Suiza y España. Una segunda, centrada en los Dobson, procedentes de Alemania, EE UU, Dinamarca, Rusia y España. La campaña de instrumentos de banda ancha ha sido financiada por el Ministerio de Educación.

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios